I. Introducción.
¿Qué es lo que más ayuda a aquel que sufre? ¿Qué es lo que le da mayor consuelo? Si me obligaran a decir algo al respecto. A responder con una sugerencia a estas palabras pues diría: que hay que hacerle saber a la persona que sufre que nosotros sabemos cuan mal lo está pasando.
Muchas veces las personas que están sufriendo lo único que quieren es decir su estado. Narrar su condición. Hablar. No pretende recibir consejos ni que le contemos nuestros recuerdos más tristes. El quiere sacar fuera sus emociones. Exteriorizar sus ideas.
Cuando estamos junto a una persona así, no hay que mostrar alarma si pasa un ángel entre nosotros y nos quedamos por un rato en silencio. Más bien el cuidado urgente será el de estar disponible. Cercano.
II. Los abrazos ayudan a sanar.
Son los amigos y los familiares quienes más nos ayudan a superar las pérdidas mediante la terapia reconfortante de los abrazos.
A veces dar un simple abrazo o el hecho de poner la mano con cuidado y cariño sobre un hombro puede significar mucho más hablar y hablar sin tino o tener respuestas de antemano para situaciones sin lógica ni naturalidad.
Cuando damos un abrazo no tenemos porque hablar. Nadie nos obliga a ello. Solo podemos ser sensibles y estar disponible. Eso es el significado de un abrazo.
III. ¿Cómo orar con el que sufre?
Son muchas las personas que suelen decir al que ha perdido a un ser querido o está en medio de una crisis Estoy orando por ti. Unas personas encuentran mucho consuelo en esta oración. Para otros les resulta una frase hecha. Sin compromiso.
Cuando alguien me dice que está orando por mí inmediatamente le pido que ore por tres cosas específicas. Primero, para que Dios me de discernimiento a la hora de hacer. Segundo, para que la realidad que vivo no me haga un tipo insensible a la humildad. Y tercero, que Dios me de valor para hacer y decir o que me corresponde.
Creo sinceramente que Dios no solo nos da el amor que necesitamos en cada etapa de nuestra vida, sino también que nos ofrece las herramientas para hacer lo adecuado.
IV. ¿Qué puedo decir?
Muchas personas no saben como consolar a un familiar o a un amigo que sufre. Y a veces se refugian en la distancia y en el tiempo por vergüenza. Pero la verdad es que ser sensible a las emociones y a las necesidades del que sufre es más importante que cualquier palabra.
Las mejores maneras de reconfortar a alguien son sencillas.
a) Escribir una carta
b) Mandar unas flores
c) Hacer un postre
d) Invitar a la persona a dar un paseo.
Y es que nunca es tarde para enviar condolencias.
Augusto G. Milián
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