sábado, 30 de mayo de 2015

2º Carta a los Reformados de Zaragoza

Querida Iglesia:

Os escribo para contaros un cambio en mi año como Relay. Vivir en Manchester y hacer Relay ha sido un desafío, la mayor parte del tiempo ha sido muy difícil y agotador. Por eso mí equipo me animo a hacer un cambio. El cambio es el siguiente.
Una de las personas que me apoyan en este año es la directora de FESTIVE, una organización que provee consejo, formación, recursos y oración a grupos cristianos estudiantiles en lo que sería equivalente al FP y Bachillerato en España. Ella me invitó a trabajar con ellos cinco semanas en el norte de Galés, en el área donde estudié el año pasado. Sigo siendo una trabajadora de Relay pero con un cambio en el área del trabajo. El cambio ha sido ideal. 
Estoy aprendiendo mucho y ver este ministerio es una experiencia que anima un montón. Es un ministerio pequeño en números pero muy importante ya que todos los estudiantes incluso de FP y Bachillerato necesitan luz en sus vida. Y pasan cosas muy emocionantes como un miembro de una las biblioteca ha aceptando a Jesús en su vida o como una sola pero valiente estudiante de un colegio queriendo empezar un grupo en su residencia. Es importante apoyar este ministerio porque a veces los cristianos estudiantes se sienten muy solos intentando ser sal y luz en medio de las presiones de la vida estudiantil.
La semana pasada estuve ayudando con un stand en una exhibición de recursos cristianos en Londres. Esta semana he estado ayudando a preparar un dia de formación para el equipo de FESTIVE. Además, yo y una de los miembros de FESTIVE con la que estoy trabajando hemos estado apoyando a un par de grupos estudiantiles cristianos en los que solo hay un estudiante. Es emocionante apoyar a estos grupos estudiantiles cristianos porque al ser pequeños se sienten solos y necesitan más apoyo y porque aunque pequeños, a Dios no le importan números.

Me gustaría saber como estaís así que escribirme y contarmelo.

Un saludo,

Laura

Siempre podemos regresas a los lugares donde fuimos felices

Apuntes para un estudio bíblico de Hechos 18: 12-23

Conforme a lo que le prometió Jesús (ver Hch 18, 9-10), Pablo sale ileso de Corinto y se dispone a iniciar lo que será su tercer viaje misionero.

18, 12 SIENDO GALIÓ PROCÓNSUL DE ACAYA

Galión;  Era un romano caballeroso, distinguido, hermano del filósofo romano Séneca, preceptor del emperador. (Ambos murieron) víctimas del capricho y de la crueldad de Nerón. Del mismo Nerón del que serán víctimas Pablo y Pedro. Una inscripción de Delfos sitúa al proconsulado de Galión el año 52. La comparecencia de Pablo ante Galión parece haber tenido lugar hacia el fin de su estancia de dieciocho meses en Corinto, probablemente en la primavera del 52. Fue el primer encuentro oficial entre el apóstol y un destacado representante de Roma.

SE ECHARON LOS JUDÍOS DE COMÚN ACUERDO SOBRE PABLO Y LE CONDUJERON ANTE EL TRIBUNAL 18, 13 DICIENDO: 'ÉSTE PERSUADE A LA GENTE PARA QUE ADORE A DIOS DE UNA MANERA CONTRARIA A LA LEY.'

Con toda intención los judíos mencionan 'la ley' sin aclarar si es la ley romana o la judía. Los judíos gozaban en el Imperio romano del status de una ‘religio licita’, es decir, de una religión permitida por la ley. Dado que las primeras comunidades cristianas estaban formadas principalmente por judíos, podían aplicarse también a sí mismas este privilegio. Es, sin embargo, obvio que los judíos ortodoxos tratarán de discutir a los cristianos este derecho. Una vez más, como en el proceso de Jesús, se transfiere una cuestión religiosa al plano de lo político. Pero Galión descubre su juego.

18, 14 IBA PABLO A ABRIR LA BOCA CUANDO GALIÓN DIJO A LOS JUDÍOS: 'SI SE TRATARA DE AGLÚN CRIMEN O MALA ACCIÓN, YO OS ESCUCHARÍA, JUDÍOS, CON CALMA, COMO ES RAZÓN. 18, 15 PERO COMO SE TRATA DE DISCUSIONES SOBRE PALABRAS Y NOMBRES Y COSAS DE VUESTRA LEY, ALLÁ VOSOTROS. YO NO QUIERO SER JUEZ EN ESTOS ASUNTOS. 18, 16 Y LOS ECHÓ DEL TRIBUNAL.

Al igual que Pilato (ver Jn 18, 31), Galión se percata de que los judíos están acusando falsamente a un inocente, pero a diferencia de Pilato, hace lo correcto y verdaderamente se niega a tomar parte de esto. Ni siquiera manda azotar a Pablo para darle gusto a los judíos, como hizo Pilato con Jesús

18, 17 ENTONCES TODOS ELLOS AGARRARON A SÓSTENES, EL JEFE DE LA SINAGOGA, Y SE PUSIERON A GOLPEARLO ANTE EL TRIBUNAL SIN QUE A GALIÓN LE DIERA ESTO NINGÚN CUIDADO.

Probablemente se trata del Sóstenes mencionado en 1Cor 1,1; “si lo era, habrá que suponer que poco después de este incidente se había incorporado a la iglesia. Por el simple gusto de desquitarse con alguien, la multitud golpea a Sóstenes. Él no ha tenido culpa de nada ni ha hecho nada.
18, 18 PABLO SE QUEDÓ ALLÍ TODAVÍA BASTANTES DÍAS; DESPUÉS SE DESPIDIÓ DE LOS HERMANOS Y SE EMBARCÓ RUMBO A SIRIA;

Siria: Se refiere a Antioquía de Siria, de donde había salido la primera vez para la misión (ver Hch 11, 25-26; 14, 26), su ‘base de operaciones’.

CON ÉL IBAN PRISCILA Y ÁQUILA.

Se trata de la pareja con la que Pablo vivió y trabajó en Corinto (ver Hch 18, 2-3).

EN CÉNCREAS SE HABÍA CORTADO EL PELO PORQUE TENÍA HECHO UN VOTO.

Céncreas: Era “el puerto oriental de Corinto. Allí parece haber surgido una importante comunidad.
tenía hecho un voto: Se hacía, dice el historiador Flavio Josefo, para obtener la curación de una enfermedad o verse preservado de una desgracia, y tenía la duración de treinta días. Durante este tiempo, quien hacía el voto debía abstenerse del vino y dejarse crecer libremente los cabellos (ver Num 6, 1-21). Al término de los treinta días, se ofrecía un sacrificio y se cortaban los cabellos. Si tenemos presente con cuánta insistencia Pablo, en las cartas a los Gálatas y a los Romanos declara ya fuera de vigor el orden establecido por la ley, no podemos menos de sorprendernos de que él mismo, ya cristiano, observe todavía una práctica que forma parte de la religiosidad de la ley.
Es que aún siendo cristiano, pudo Pablo tener por sagradas, oraciones y prácticas religiosas, a condición de que no se las considerara como el verdadero y propio motivo y causa de la salvación. En este comportamiento se echa de ver que una acción practicada con sentimientos rectos no está en contradicción con la tesis paulina fundamental, según la cual no son las obras las que causan la justificación ante Dios, sino la fe en Cristo Jesús ‘independientemente de la ley’.

18, 19 ARRIBARON A ÉFESO Y ALLÍ SE SEPARÓ DE ELLOS. ENTRÓ EN LA SINAGOGA Y SE PUSO A DISCUTIR CON LOS JUDÍOS.

Como era de esperarse, Pablo no puede dejar de hacer la lucha por convertir a sus paisanos. Su amor y preocupación por el pueblo judío son una constante en su vida.

18, 20 LE ROGARON QUE SE QUEDASE ALLÍ MÁS TIEMPO, PERO NO ACCEDIÓ. 18, 21 SINO QUE SE DESPIDIÓ DICIÉNDOLES: ‘VOLVERÉ A VOSOTROS OTRA VEZ, SI DIOS QUIERE.’

Ver Stg 4, 15; es evidente que ya tiene el plan de trasladar a Éfeso su centro de actividad por tiempo largo, conforme había pensado hacerlo al principio del segundo viaje (ver Hch 16, 6).

Y EMBARCÁNDOSE MARCHÓ DE ÉFESO. 18,22 DESEMBARCÓ EN CESAREA, SUBIÓ A SALUDAR A LA IGLESIA.

Quizá la Iglesia de Jerusalén

Y DESPUÉS BAJÓ A ANTIOQUÍA

No había podido hacerlo antes pues “en verano no era posible viajar directamente a Antioquía, por falta de viento.  Hay razón para suponer que la permanencia de Pablo en Antioquía se prolongó por todo un invierno. Se comprende que, después de una ausencia tan larga, sentía ya necesidad de pasar algún tiempo entre los hermanos de Antioquía, la ciudad que había llegado a ser su segunda patria (ver Hch 13,1) y de
permitirse un poco de reposo.

18. 23 DESPUÉS DE PASAR ALLÍ ALGÚN TIEMPO MARCHÓ A RECORRER UNA TRAS OTRA LAS REGIONES DE GALACIA Y FRIGIA PARA FORTALECER A TODOS LOS DISCÍPULOS.

Tras la pausa parte de nuevo a misión. La meta, esta vez, es Éfeso. Pero no escoge la vía más corta y rápida, sino que prefiere atravesar el país gálata, en el corazón del Asia Menor, y luego Frigia, con intención de visitar las comunidades fundadas en el curso de su segundo viaje (ver Hch 16, 8). Esto recuerda Hch 14, 22; 16, 6;


sábado, 23 de mayo de 2015

¿Quién nos escribirá una carta de amor desde Corinto?

Apuntes para un estudio bíblico de Hechos 18: 1-11

Luego del aparente fracaso en Atenas, Pablo se marcha hacia Corinto, donde fundará una comunidad a la que les escribe varias cartas, dos de las cuales forman parte de las epístolas del Nuevo Testamento.

18, 1 DESPUÉS DE ESTO MARCHÓ DE ATENAS Y LLEGÓ A CORINTO.
Pablo continúa su viaje misionero. La mala experiencia en Atenas no lo desanima.
Corinto. "Cicerón la llamó 'Luz de toda la Grecia'. Reconstruida por César, se había convertido en la capital de la provincia romana de Acaya. Su colonia judía era importante. Los corintios tenían mala fama por la libertad de sus costumbres. La población de Corinto en tiempos de San Pablo llegaba a 600,000 habitantes, entre los que la tercera parte eran hombres libres y dos tercios esclavos, y constituía un abigarrado conjunto de legionarios, aventureros, marineros y comerciantes. El templo de la diosa Afrodita estaba erigido sobre un monte que dominaba la ciudad, el llamado
Acrocorinto, paralelo de la Acrópolis de Atenas. Afrodita no era tanto la diosa Venus del amor, cuanto la transposición de la diosa fenicia Astarté, símbolo de una desbordada fecundidad que recibía un culto orgiástico y desenfrenado. La prostitución
sagrada, que estaba a cargo de 1000 sacerdotisas de Afrodita se practicaba en toda la ciudad. Aristófanes creó una palabra: 'corintizar' para designar la vida corrompida...y Horacio afirma que no todo mundo puede ir a Corinto para aludir a lo costosa que resultaba la vida de lujo y placeres ofrecida por la ciudad. En este ambiente va a moverse Pablo y a este pueblo le va a ofrecer el mensaje de un Evangelio que proclama dichosos a los pobres y a los limpios de corazón.

18,2 SE ENCONTRÓ CON UN JUDÍO LLAMADO ÁQUILA, ORIGINARIO DEL PONTO, QUE ACABABA DE LLEGAR DE ITALIA, Y CON SU MUJER PRISCILA, POR HABER DECRETADO CLAUDIO QUE TODOS LOS JUDÍOS SALIESEN DE ROMA;

Probablemente eran ya cristianos los dos cuando fueron expulsados de Roma por el edicto de Claudio contra los judíos...La administración romana no hacía distinción entre judíos y judeocristianos. El edicto tuvo lugar alrededor del año 49 a 50, según testifica el historiador Suetonio. En algunas de sus cartas Pablo se refiere a ellos y llama a Priscila 'Prisca' (ver Rom 16,3; 1Cor 16,19). Él era de raza judía y de origen helenísticoella era romana. Este matrimonio merece honor y gratitud en la historia de la misión cristiana. En la Carta a los Romanos (ver Rom 16, 3) escribe Pablo: 'Saludad a Prisca y a Áquilas, mis colaboradores en Cristo Jesús, los cuales arriesgaron su cabeza por mi vida, a quienes no sólo yo les estoy agradecido sino también todas las Iglesias de los gentiles.' Cuando Pablo menciona a Prisca antes que a su marido no lo hace por pura cortesía; esta mujer parece haberse señalado por su dedicación personal, su resolución y sus dotes teológicas.

SE LLEGÓ A ELLOS 18,3 Y COMO ERA DEL MISMO OFICIO, SE QUEDÓ A VIVIR Y A TRABAJAR CON ELLOS. EL OFICIO DE ELLOS ERA FABRICAR TIENDAS.

a trabajar con ellos. Aunque Pablo reconoce el derecho de los misioneros a su subsistencia (ver Gal 6,6) siempre tuvo empeño en trabajar con sus manos (ver 2 Tes 3, 7-8) para no serle gravoso a nadie.

fabricar tiendas. Los escritores antiguos entienden por 'fabricantes de tiendas' a los que, cortando y trabajando el cuero ya curtido, confeccionan las tiendas.

18, 4 CADA SÁBADO EN LA SINAGOGA DISCUTÍA, Y SE ESFORZABA POR CONVENCER A JUDÍOS Y GRIEGOS.

Se esforzaba por convencer. Ya hemos visto cómo Pablo adapta sus discursos a la mentalidad de sus oyentes, cómo se esfuerza por buscar argumentos que les sean admisibles, para de ahí partir a anunciar la Buena Nueva de Jesús.

18, 5 CUANDO LLEGARON DE MACEDONIA SILAS Y TIMOTEO, PABLO SE DEDICÓ ENTERAMENTE A LA PALABRA, DANDO TESTIMONIO ANTE LOS JUDÍOS DE QUE EL CRISTO ERA JESÚS.

Atendiendo al recado que les envió (ver Hch 17, 5) llegan Silas y Timoteo a apoyar a Pablo en la misión. Es probable que a partir de este momento decidieron dividirse las tareas y Silas y Timoteo se dedicaron a predicar a los gentiles, mientras que Pablo se dedicó por entero a predicar a sus paisanosjudíos.

Que el Cristo era Jesús. Como los judíos estaban esperando la venida del Mesías, lo más importante para Pablo era demostrarles que el Mesías ya había venido y era Jesús, a quienes habían matado pero que había resucitado y estaba Vivo.

18, 6 COMO ELLOS SE OPUSIESEN Y PROFIRIESEN BLASFEMIAS, SACUDIÓ SUS VESTIDOS Y LES DIJO: 'VUESTRA SANGRE RECAIGA SOBRE VUESTRA CABEZA;

Profiriesen blasfemias. Sólo se puede proferir una 'blasfemia' contra Dios. Lucas deja claro que Jesús es Dios, puesto que califica de 'blasfemia' lo que dicen contra Él los judíos.

Sacudió sus vestidos. Es un gesto profético (como sacudir el polvo de las sandalias) para indicar que el profeta, el que habla de parte de Dios, se deslinda de la falta de acogida que un pueblo ha dado a la Palabra anunciada. Recordemos que Jesús menciona este gesto en Lc 9,5; 10,11;

vuestra sangre recaiga sobre vuestra cabeza. Esta fórmula, propia del Antiguo Testamento (ver 2Sam 1,16), aparece también en Mt 27, 24-25; YO SOY INOCENTE
En Ez 3, 16-19; el Señor hace responsable al profeta de la suerte de aquél a quien debe dirigir su mensaje. Si no le advierte al pecador que va a morir en su pecado y éste muere, muere por su culpa, pero el profeta pagará por no haberle advertido. Pero si le advierte y el pecador no se convierte y muere, muere por su culpa, pero el profeta no será responsable de la falta de conversión del pecador.
Seguramente Pablo recuerda este texto y por ello ahora se deslinda del pecado de quienes no desean convertirse luego de escuchar su predicación.

Y DESDE AHORA ME DIRIGIRÉ A LOS GENTILES.'

Ya en otra ocasión Pablo ha admitido que en un intento para hacer que los judíos se conviertan, ha intentado despertar sus celos haciéndoles sentir que se irá a predicar la salvación a otro pueblo si ellos no la aceptan (ver Hch 13, 46). Ahora usa de nuevo este recurso. Quizá recuerda lo que dijo Jesús en Mt 21, 43;

18, 7 ENTONCES SE RETIRÓ DE ALLÍ Y ENTRÓ EN CASA DE UN TAL JUSTO, QUE ADORABA A DIOS, CUYA CASA ESTABA CONTIGUA A LA SINAGOGA.

Un tal Justo. También llamado Tito Justo o Ticio Justo. Se va Pablo, pero no lejos. Qué casualidad que se busca una casa 'pegadita' a la sinagoga. Su amor por su pueblo no le permite resignarse a perderlos...

18, 8 CRISPO, EL JEFE DE LA SINAGOGA, CREYÓ EN EL SEÑOR CON TODA SU CASA;

El aparente revés que ha sufrido Pablo entre los judíos queda compensado con creces: nada menos que el jefe de la sinagoga se convierte, y con él toda su familia y quienes vivían en su casa. En 1Cor 1,14 Pablo menciona que él mismo lo bautizó.

Y OTROS MUCHOS CORINTIOS AL OÍR A PABLO CREYERON Y RECIBIERON EL BAUTISMO.

Lucas nos hace ver que sí hubo abundantes buenos frutos de la predicación de Pablo entre los habitantes de Corinto.

18, 9 EL SEÑOR DIJO A PABLO DURANTE LA NOCHE EN UNA VISIÓN: 'NO TENGAS MIEDO, SIGUE HABLANDO Y NO CALLES; 18. 10 PORQUE YO ESTOY CONTIGO Y NADIE TEPONDRÁ LA MANO ENCIMA PARA HACERTE MAL, PUES TENGO YO UN PUEBLO NUMEROSO EN ESTA CIUDAD.

Como siempre que hay abundantes conversiones en seguida surge la envidia de los judíos y luego las persecuciones y pedradas, quizá Pablo ya está pensando en irse de ahí antes de que le pase lo que siempre le pasa, pero el Señor, conocedor de lo que sucede en su mente y corazón, le da ánimos en una visión nocturna.

No tengas miedo. El Señor nos anima una y otra vez a no temer, a no dejar que las circunstancias de la vida nos desanimen, nos atemoricen, nos roben la paz.

Yo estoy contigo. El Señor nunca nos abandona. Esa frase que le dice a Pablo ahora, la ha dicho Dios infinidad de veces. La encontramos a lo largo de toda la Escritura (ver, por ej: Jos 1,9; Jer 1,8; Mt 28, 20b).

18, 11 Y PERMANECIÓ ALLÍ UN AÑO Y SEIS MESES, ENSEÑANDO ENTRE ELLOS LA PALABRA DE DIOS.

Pablo responde a lo que le dice el Señor y, contra lo que quizá le dictaba su experiencia y su lógica, que debía irse porque no tardaban en empezar los problemas, se queda y se dedica a enseñar la Palabra de Dios. ¡Ningún oficio mejor que ése! Del acontecer de Pablo en la ciudad de Corinto tenemos amplia noticia por la detallada información que se contiene en las cartas que Pablo escribió años más tarde desde Éfeso a los fieles de Corinto.

Dato:

Fue en Corinto donde se escribió el primer texto del Nuevo Testamento. Se trata de la Primera Carta de Pablo a los Tesalonicenses.

miércoles, 20 de mayo de 2015

El dios no conocido tiene nombre

Apuntes para un estudio bíblico de Hechos 17: 22-36

17, 22 PABLO, DE PIE EN MEDIO DEL AREÓPAGO,

Por primera vez un apóstol, un enviado de la Verdad va a hablar en medio de este lugar que ha escuchado tantas grandes mentiras disfrazadas de verdades. Por primera vez se proclamará a Jesucristo en éste, considerado por muchos el centro cultural del mundo antiguo. El comienzo de esta catequesis de Pablo es enteramente distinto de lo que Pablo solía hacer en las
sinagogas. Cuando hablaba entre los judíos tenía un punto de partida admitido por todos, que era la existencia del Dios de Israel, e incluso la aceptación de la Sagrada Escritura cuyos profetas anunciaban la venida de un futuro Mesías. Aquí, por el contrario, en Atenas tiene que partir de otro punto.

DIJO: "ATENIENSES, VEO QUE VOSOTROS SOIS, POR TODOS LOS CONCEPTOS, LOS MÁS RESPETUOSOS DE LA DIVINIDAD.

Comienza dirigiéndose a ellos, interpelándolos -para que se sientan aludidos y presten atención y les hace un reconocimiento a su religiosidad.

17, 23 PUES AL PASAR Y CONTEMPLAR VUESTROS MONUMENTOS SAGRADOS, HE ENCONTRADO TAMBIÉN UN ALTAR EN EL QUE ESTABA GRABADA ESTA INSCRIPCIÓN. 'AL DIOS DESCONOCIDO.

En su afán de rendir honor a todos los dioses habidos y por haber, los atenienses no han querido dejar fuera ninguno y encuentran una solución salomónica: no sólo tener estatuas de dioses conocidos sino tener también una dedicada al 'dios desconocido' y dejar que cada quien pensara que estaba dedicada a la divinidad de su preferencia o particular devoción.

PUES BIEN, LO QUE ADORÁIS SIN CONOCER, ESO OS VENGO YO A ANUNCIAR.

Pablo quiere que ese 'dios desconocido' se vuelva Alguien para los atenienses. Sus palabras han de haber despertado muchísimo interés en un pueblo que quizá alguna vez se preguntaba qué dios podía serles desconocido; a qué dios le estaban rindiendo un homenaje, sin saberlo.

17, 24 EL DIOS QUE HIZO EL MUNDO Y TODO LO QUE HAY EN ÉL, QUE ES SEÑOR DEL CIELO Y DE LA TIERRA,

Con esta frase destruye de golpe los mitos que pensaban que había numerosos dioses. Pablo les habla de que hay un solo Dios, que lo hizo todo y es el Señor, es decir, el dueño, el amo. Ver Is 42,5-8; NO HABITA EN SANTUARIOS FABRICADOS POR MANO DE HOMBRES. Valiente afirmación de Pablo en una ciudad llena de templos paganos, santuarios, etc. Recuerda el texto de Is 66, 1-2a;

17, 25 NI ES SERVIDO POR MANOS HUMANAS, COMO SI DE ALGO ESTUVIERA NECESITADO, EL QUE A TODOS DA LA VIDA, EL ALIENTO Y TODAS LAS COSAS.

Los griegos creían que los dioses tenían necesidades, al igual que los humanos. Pablo echa por tierra ese concepto y aclara que Dios no está necesitado de nada, que somos nosotros los que necesitamos de Él, porque de Él hemos recibido la vida y todo lo que somos y tenemos. Ver Sal 50, 12; 104, 24-32;
17, 26 ÉL CREÓ, DE UN SOLO PRINCIPIO, TODO EL LINAJE HUMANO, PARA QUE HABITASE SOBRE TODA LA FAZ DE LA TIERRA FIJANDO LOS TIEMPOS DETERMINADOS Y LOS LÍMITES DEL LUGAR DONDE HABÍAN DE HABITAR,

Pablo echa una mirada hacia el origen del ser humano, alude indirectamente al relato de la creación de Adán y Eva y da a entender cómo Dios tiene el dominio sobre la humanidad. Ver Dt 32,8; "Según creencia de los hebreos, la historia de cada pueblo se desenvuelve en el curso de períodos fijados por Dios. Dios es el Señor de la historia.

17, 27 CON EL FIN DE QUE BUSCASEN LA DIVINIDAD, PARA VER SI A TIENTAS LA BUSCABAN Y LA HALLABAN;

Esto recuerda lo que pide el profeta en Is 55,6; Dios dotó a cada ser humando de una especie de 'brújula espiritual' que nos hace adivinar la presencia de Dios, deducirla, intuirla en todo cuanto lo rodea; necesitarla y buscarla.

POR MÁS QUE NO SE ENCUENTRA LEJOS DE CADA UNO DE NOSOTROS; 17, 28 PUES EN ÉL VIVIMOS, NOS MOVEMOS Y EXISTIMOS, COMO HAN DICHO ALGUNOS DE VOSOTROS: 'PORQUE SOMOS TAMBIÉN DE SU LINAJE.'

Pablo hace evidente referencia a textos de la Sagrada Escritura (ver por ej Sal 145, 18), pero también alude a filósofos griegos. En las palabras del apóstol oímos como un eco de su gran contemporáneo, Séneca, que dice: Dios está cerca de ti, está contigo, está en ti. Por eso debes venerarlo en tu interior'. Pablo toma estas palabras y las interpreta en función de la experiencia de Dios en la Biblia y de la revelación de la salvación en el Evangelio.

17, 29 SI SOMOS, PUES, DEL LINAJE DE DIOS, NO DEBEMOS PENSAR QUE LA DIVINIDAD  SEA ALGO SEMEJANTE AL ORO, LA PLATA O LA PIEDRA, MODELADOS POR EL ARTE Y EL INGENIO HUMANO.

Sobre este tema profundiza Pablo en Rom 1, 20-23; Pablo les hace ver que todos provenimos de Dios, por lo cual resulta ridículo creer que figuras de metal o piedra, elaborados por artesanos, puedan ser dioses.

17, 30 DIOS, PUES, PASANDO POR ALTO LOS TIEMPOS DE LA IGNORANCIA, ANUNCIA AHORA A LOS HOMBRES QUE TODOS Y EN TODAS PARTES DEBEN CONVERTIRSE,

Les muestra al Dios misericordioso, que comprende su extravío, su ignorancia; pero a la vez los exhorta fuertemente a convertirse, es decir, a cambiar de mentalidad, de rumbo. Lo primero que hizo Jesús cuando inició Su ministerio público fue exhortar a la gente a la conversión (ver Mc 1,15). Pablo hace lo mismo.

17, 31 PORQE HA FIJADO EL DÍA EN QUE VA A JUZGAR AL MUNDO SEGÚN JUSTICIA,

El anuncio de un juicio debe haber estremecido a más de uno de los que escuchaban a Pablo. Él anuncia primero que Dios ha fijado una fecha para que se termine el mundo y los seres humanos seamos juzgados por el Justo juez. Ver Hch 10, 42; En este punto seguramente ha captado por completo la atención de sus oyentes que están esperando
a ver quién es el juez al que se refiere.

POR EL HOMBRE QUE HA DESTINADO, DANDO A TODOS UNA GARANTÍA AL RESUCITARLO DE ENTRE LOS MUERTOS.

Pablo revela que es Jesucristo quien vendrá a juzgar al mundo. Y en seguida aclara de dónde le viene ese poder: es el Resucitado, aquel que derrotó el mal, el pecado, la muerte. Una vez más, como hace generalmente en sus discursos y en sus cartas, pone ante los ojos de sus oyentes el signo de la Resurrección de Jesús como base de la salvación y de la fe que salva, con lo cual el discurso ha llegado a un punto en el que debería seguir el mensaje completo, pero no puede llevarlo adelante porque sus oyentes no están dispuestos a seguir escuchándolo.

17, 32 AL OÍR LA RESURRECCIÓN DE LOS MUERTOS, UNO SE BURLARON Y OTROS DIJERON: 'SOBRE ESTO YA TE OIREMOS OTRA VEZ.

Esto nos recuerda lo que escribe Pablo en 1Cor 1,20-25; Para los atenienses resulta absurdo hablar de Resurrección. Tienen el entendimiento cerrado porque se ha llenado de lo que Pablo llama 'sabiduría de este mundo' (ver 1Cor 2,1-16;).



martes, 19 de mayo de 2015

Declaración de Mamré

Pastoral IEE 2015

Recogiendo la interpelación del 75 Sínodo General, el cuerpo pastoral de la IEE se ha sumado al discernimiento bíblico y teológico de la inclusividad en nuestras comunidades, con el fin de aportar una perspectiva pastoral y un testimonio evangélico a favor de la unidad de la iglesia.
Nos sumamos fraternalmente y estamos en comunión con la reflexión y la praxis en las que nuestras iglesias hermanas de referencia, reformadas y metodistas, están avanzando en muchos lugares del mundo.
Hemos trabajado a partir de la documentación que se ha distribuido a las iglesias, y sobre las que el profesor Juan Sánchez, de la Facultad de Teología SEUT, ha realizado varios seminarios en los Presbiterios que lo han solicitado, bajo la denominación “Ética teológica y homosexualidad” (Publicaciones IEE, 2015).
Queremos compartir con nuestra iglesia que desde una lectura de la Biblia inspirada en la Teología de la Gracia, teniendo en cuenta que el propio texto bíblico se reinterpreta a sí mismo (Confesión de Fe de la IEE), entendemos que la praxis de una iglesia inclusiva es a lo que estamos llamados.
El mensaje y la vida de Jesucristo nos inspiran a considerar toda acogida de las personas como una demanda de la justicia del Reino. En esta misma lógica se inspiran los derechos humanos con los que las iglesias protestantes siempre han estado comprometidas. Uno de los aspectos de este compromiso es la reflexión sobre la ética de la sexualidad para nuestro tiempo.
Esta lectura bíblico-teológica nos impulsa a convivir construyendo una iglesia en la pluralidad de nuestras interpretaciones del Evangelio. Esta práctica de nuestra fe es incompatible con la separación pecaminosa de las personas, discriminándolas y estigmatizándolas. Por el contrario estamos llamados a ser signo de una sociedad reconciliada, tal y como nos enseño Jesús de Nazaret. (Juan 4).
En consecuencia, como Iglesia Evangélica Española, somos exhortados a una pastoral de la acogida de las personas homosexuales y sus familias, evitando la invisibilidad y trabajando en el acompañamiento de la diversidad. (Gálatas 3, 28).
Nos comprometemos a hacer pedagogía contra la homofobia desde el Evangelio de la Gracia. (Hechos 10).
Nos comprometemos a cultivar un lenguaje inclusivo respecto a las construcciones de género.
Nos comprometemos al testimonio de la unidad (Hechos 4, 19), incluso si esto implica tensiones entre nuestra libertad de conciencia y nuestra llamada a preservar el testimonio, siendo capaces de abordar los temas conflictivos sin que haya rupturas.
Continuamos avanzando en el compromiso del seguimiento de Jesucristo; la centralidad de su mensaje como palabra encarnada de Dios hace de nuestra iglesia una tierra de acogida para todas las personas. Este fundamento nos llena de esperanza en el diálogo, el respeto y la confesión de nuestra fe.

Nuestra conciencia está cautiva de la Palabra de Dios
Martin Lutero

Jaca, 13 de mayo de 2015

lunes, 18 de mayo de 2015

Aunque....

Aunque hable cinco idiomas y tenga tantos conocimientos que pueda hablar de innumerables temas, si no tengo suficiente amor para no contar chismes ni menospreciar a otros, no solo soy mucho ruido y pocas nueces, sino una persona destructiva.
Y aunque lea mucho la Biblia y me sepa partes de ella de memoria, y rece todos los días y tenga mucha fe y otros dones espirituales, si no tengo suficiente amor para sacrificar algunos deseos personales por el bien de otros, mi supuesta espiritualidad no vale nada.
Y aunque tenga dos empleos para dar de comer a mi familia, contribuya a obras de beneficencia y ofrezca ayuda voluntaria a toda labor comunitaria que se presente, si no manifiesto amor y bondad a quienes me rodean, mi arduo trabajo y mis sacrificios personales carecen de valor.
El amor tiene un día largo, fatigoso y desesperante en la oficina, y no reacciona con brusquedad ni mal genio.
El amor participa de la alegría del que obtiene todas las oportunidades.
El amor no tiene que conducir el automóvil más llamativo, vivir en la casa más grande ni disponer de los aparatos más avanzados.
El amor  siempre debe ser el jefe y tener la última palabra
El amor no es tosco ni grosero, y no refunfuña, ni trata de hacer sentir culpables a los demás, ni los presiona para conseguir lo que quiere.
El amor está demasiado ocupado en atender las necesidades ajenas para pasar mucho tiempo preocupándose por las propias.
El amor no se altera cuando las cosas no salen como él quiere.
El amor es rápido para creer lo mejor de las personas y lento para creer lo demás.
El amor detesta que le cuenten chismes. Solo quiere hablar de las buenas cualidades de nuestros semejantes y lo bueno que han hecho.
El amor sabe que lo que escuche, observe y lea influirá en sus actitudes y acciones, y por tanto, en los demás. Por eso, da mucha importancia a cómo emplea el tiempo.
El amor es flexible, se lo toma todo con calma, y puede hacer frente a todo lo que surja.
El amor siempre está listo para dar a los demás un margen de confianza, y espera lo mejor de ellos.
El amor quiere verlos desarrollar su plena capacidad y hace todo lo posible para que así sea.
Al amor nunca se le agota la paciencia, ni siquiera con quienes son lentos para hacer su parte o lo que les corresponda.
El amor no mira constantemente el reloj mientras otros hablan.
El amor nunca falla. Yo decepciono a otros, y otros pueden defraudarme. Todos metemos la pata, nos equivocamos a veces o nos confundimos.
En muchos casos, nuestras palabras y actos se quedan cortos, y nuestras ideas luminosas no siempre se interpretan de la manera que queremos o esperamos.
Somos humanos y fallamos, y con frecuencia somos insensatos.
Lo que entendemos del mundo en que vivimos, no digamos ya del mundo futuro, es parcial en el mejor de los casos.
Pero cuando el Espíritu del amor de Dios vive en nosotros, lo cambia todo.
Aunque en realidad somos niños en cuanto a poner en práctica el verdadero amor, Dios puede ayudarnos a crecer y abandonar nuestra conducta infantil.
Sin Él, no tenemos la menor idea de lo que es amar y de lo que más importa en la vida. Sin embargo, cuando vivimos en Su reino, el reino de los Cielos, que según Jesús está incluso ya dentro de nosotros, podemos ver desde la perspectiva de Él, tener bien definidas nuestras prioridades, hacer uso de todos los recursos posibles y vivir y amar a plenitud.
En la vida hay mucho de agradable y de bueno, ¡pero nada tan bueno e importante como el amor!

viernes, 8 de mayo de 2015

El dios sin rostro. Parte I

Apuntes para un estudio bíblico de Hechos 17: 16-22

Llega Pablo a la cuna de la civilización griega. Es ésta una ciudad muy 'cosmopolita' cuyos habitantes se precian de ser muy abiertos y de aceptar toda clase de filosofías, religiones, ideas, etc.
Lo que aquí sucederá nos recuerda lo que dijo Jesús en Lc 10, 21 refiriéndose a que el Padre revela Sus secretos a los sencillos, no a los 'sabios y entendidos'.

17, 16 MIENTRAS PABLO LES ESPERABA EN ATENAS,

Un vez más los Hechos de los Apóstoles ponen de manifiesto cómo el odio y la persecución proporcionan nuevas posibilidades al Evangelio.

Les esperaba.-
En el versículo anterior se nos ha dicho que pidió que Timoteo y Silas vinieran a acompañarlo lo antes posible (ver Hch 17, 15).
Atenas.- Aun cuando ha desaparecido de esta ciudad el esplendor de un Pericles y la fama de la escuela de Platón, sin embargo todavía se le asocia la idea de riqueza cultural y grandeza espiritual. La ciudad continuaba siendo... 'la antorcha de toda Grecia' (Cicerón). Como sede que era de las grandes escuelas filosóficas y cuna de la más refinada cultura griega, descollaba sobre todas las demás ciudades del imperio romano y ejercía una fuerza de atracción irresistible sobre cuantos aspiraban a adquirir
ciencia y cultura, especialmente sobre la juventud de la nobleza romana.

ESTABA INTERIORMENTE INDIGNADO AL VER LA CIUDAD LLENA DE ÍDOLOS.

Dentro de los conceptos paganos, Atenas era también una ciudad religiosa. No existía, en la época, ninguna otra ciudad que pudiera exhibir una profusión semejante de templos, altares, estatuas de divinidades y exvotos.
El escritor romano Petronio había dicho: 'Cuando paseas por Atenas, te es más fácil encontrarte por la calle con un dios que con un hombre. Pablo tenía muy presente que el Señor prohibió al pueblo judío elaborar cualquier clase de ídolo (ver Lev 26, 1). Ahora no puede evitar indignarse al descubrir que por dondequiera que va hay estatuas y pinturas que representan deidades paganas que son adoradas por los habitantes de Atenas.

17, 17 DISCUTÍA EN LA SINAGOGA CON LOS JUDÍOS Y CON LOS QUE ADORABAN A DIOS;

No deja Lucas de hacernos ver que lo primero para Pablo es ir a la sinagoga para tratar de llevar la buena nueva a los judíos, y a quienes sin pertenecer al pueblo judío compartían su fe en un solo Dios. Buscaba hacerles comprender cómo en Jesús se cumplía todo lo anunciado en las Sagradas Escrituras.

Y DIARIAMENTE EN EL ÁGORA CON LOS QUE POR ALLÍ SE ENCONTRABAN.
Ágora.- Se trataba de una plaza pública donde cualquiera podía expresar sus ideas.
Pablo no deja pasar un día sin predicar; su celo apostólico lo mueve a buscar la conversión de los que iban al ágora pues supuestamente se trataba de personas interesadas en descubrir el camino, la verdad, la vida, y Pablo quiere que se den cuenta de que todo ello sólo se halla en Jesucristo. Pablo da un ejemplo de cómo la proclamación de la salvación no debe circunscribirse a un grupo bien perfilado, formado religiosamente, sino que debe estar pronta a abrirse a todos los hombres, sea cual fuera la situación espiritual, cultural y social en que se encuentren.

17, 18 TRABABAN TAMBIÉN CONVERSACIÓN CON ÉL ALGUNOS FILÓSOFOS EPICÚREOS Y ESTOICOS.

Trabó conversación con representantes de las escuelas epicúrea y estoica, las dos escuelas filosóficas más célebres de Atenas.

Epicúreos.- Se trata de "discípulos de Epicuro, un filósofo que había vivido en los siglos III y IV antes de Cristo. Para los epicúreos en el mundo no existe Dios como Ser Supremo, sino que todo es el resultado de fuerzas que se mueven al azar; por otra parte, el placer es la meta de la conducta humana, aunque ese placer debe estar moderado por la prudencia.
Estoicos.- Toman su nombre de la Estoa o Pórtico, un recinto situado en al ágora, donde enseñaba el fundador de esta escuela, Zenón. Su doctrina admite la existencia de Dios, pero creen en el determinismo y que el hombre al morir es reabsorbido por el Gran Todo. Su meta es deslindarse de toda emoción porque consideran que la felicidad está en la 'ataraxia' (apatía o indiferencia) hacia todo.

UNOS DECÍAN: '¿QUÉ QUERRÁ DECIR ESTE CHARLATÁN?

Los que lo escuchan toman a Pablo por uno más de los filósofos, locos y merolicos que abundaban en el ágora. La emoción con que habla, el brillo en sus ojos, quizá algún kilométrico discurso (a juzgar por sus cartas, en las que elabora párrafos enormes casi sin dar tiempo a respirar y a hacer pausas, quizá hablaba igual), son características comunes a muchos de los que acuden ahí a exponer sus ideas.
El vocablo griego correspondiente a 'charlatán' significa en sí 'recogedor de granos' y designa ante todo un pájaro; aplicado a una persona se dice de quien vive pescando máximas de maestros célebres para hacerse pasar por uno de ellos, es decir, designa un vulgar charlatán.

Y OTROS: 'PARECE SER UN PREDICADOR DE DIVINIDADES EXTRANJERAS.' PORQUE ANUNCIABA A JESÚS Y LA RESURRECCIÓN.

Muchos de los que escuchan a Pablo nunca han oído hablar de Jesús; de ahí que consideren que está refiriéndose a alguna divinidad desconocida para ellos, una más de las muchas que eran adoradas por otros pueblos.  Anunciaba a Jesús y la Resurrección. Ya Lucas nos ha mostrado el contenido básico de la predicación de los apóstoles: anunciar que Jesús  es Dios, que vino a este mundo, que murió para redimirnos y resucitó para darnos vida eterna.
Según algunos comentaristas, los que escuchaban a Pablo lo malinterpretaron. Creyeron que se refería "a una divinidad masculina, que era Jesús, y a otra femenina, la Resurrección. Este malentendido quizá se debía a que la palabra griega para esurrección es 'Anástasis', y suena como a nombre femenino.

17, 19 LE TOMARON Y LE LLEVARON AL AREÓPAGO;

areópago.- "Era un altozano situado en la Acrópolis hacia el sudoeste, donde según la mitología había comparecido el dios Marte para ser juzgado por otros dioses. No se trataba de un edificio cubierto, sino de un lugar al aire libre, rodeado de gradas y asientos.
Sin embargo, el nombre de Areópago también se dio a un Consejo de personas importantes de Atenas, que gozaron de múltiples atribuciones judiciales y culturales en la vida de la ciudad. La palabra designaba en otro tiempo el prestigioso punto de reunión sobre la colina de Ares, pero con el tiempo se asoció más bien el nombre a las autoridades investidas de poderes judiciales, que se ocupaban también en la vigilancia de los discursos públicos. La situación en que se halla Pablo aparece como una hora memorable. Al mensajero del Evangelio le viene dada la posibilidad de anunciar su mensaje en un marco oficial de representantes de la cultura
griega.

Y LE DIJERON: '¿PODEMOS SABER CUÁL ES ESA NUEVA DOCTRINA QUE TÚ EXPONES? 17, 20 PUES TE OÍMOS DECIR COSAS EXTRAÑAS Y QUERRÍAMOS SABER QUÉ ES LO QUE SIGNIFICAN.

El detalle sobre la curiosidad y el gusto de los atenienses por comunicarse novedades no permite deducir una disposición auténtica con vistas a la salvación. Esto...puede hallarse en todos los tiempos. Se habla y se escribe sobre religión, se cultiva con afán la conversación ingeniosa sobre cuestiones teológicas, pero sin una voluntad auténtica ni interés por una verdad que comprometa ni por la entrega personal.

17, 21 TODOS LOS ATENIENSES Y LOS FORASTEROS QUE ALLÍ RESIDÍAN EN NINGUNA OTRA COSA PASABAN EL TIEMPO SINO EN DECIR U OÍR LA ÚLTIMA NOVEDAD.

Los 'rétores' y 'sofistas' todavía caracterizan la imagen espiritual a Atenas. Discutir ideas nuevas era la diversión, el reto, el entretenimiento de estas gentes. Están ávidos de novedades, no porque en ellas puedan encontrar una respuesta a una búsqueda de la verdad, sino porque la novedad rompe el tedio de una vida sin sentido.

17, 22 PABLO, DE PIE EN MEDIO DEL AREÓPAGO,

Por primera vez un apóstol, un enviado de la Verdad va a hablar en medio de este lugar que ha escuchado tantas grandes mentiras disfrazadas de verdades. Por primera vez se proclamará a Jesucristo en éste, considerado por muchos el centro cultural del mundo antiguo. El comienzo de esta catequesis de Pablo es enteramente distinto de lo que Pablo solía hacer en las

sinagogas. Cuando hablaba entre los judíos tenía un punto de partida admitido por todos, que era la existencia del Dios de Israel, e incluso la aceptación de la Sagrada Escritura cuyos profetas anunciaban la venida de un futuro Mesías. Aquí, por el contrario, en Atenas tiene que partir de otro punto. 

La extraña predilección de Jesús por el agua

Juan 4: 7-10

Uno de los símbolos más frecuentes en la historia de la salvación es el agua, necesidad vital y permanente, tanto para las personas como para los animales y las plantas. El agua limpia, purifica y es vida, aunque en ocasiones es símbolo de desgracia y destrucción en el caso de tormentas e inundaciones.

Desde el diluvio hasta el bautismo, pasando por la roca del Horeb, donde Dios hizo manar agua, el agua se asocia en la Biblia con la presencia del Espíritu Santo, que purifica, da vida y recrea, como lo hace el agua. Es el Evangelio de Juan precisamente el que más insiste en esta relación entre el agua y el Espíritu Santo.

Lo sucedido con la samaritana se repite constantemente en nuestra vida. Agustín de Hipona también conocía la sed, y hastiado después de tanta aventura tras el placer mundano, dijo: Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti. La sed de la samaritana, como la de Agustín, inconscientemente era sed de Dios. El personaje de la samaritana se presenta en una época histórica llena de desavenencias entre judíos y samaritanos. Los primeros consideraban que los samaritanos estaban poseídos por el diablo y no los tenían en cuenta como nación, considerando además los judíos que las mujeres samaritanas eran impuras por naturaleza.

En este enrarecido ambiente lleno de hostilidad, unos evitaban cualquier tipo de contacto con los otros. Por su parte, los samaritanos hostigaban a los judíos haciendo peligroso, incluso, cualquier viaje en el que los judíos tuvieran que transitar por Samaria, provocándoles en todas las ocasiones que se les presentaran. De ahí la sorpresa de la samaritana cuando Jesús se dirige a ella para pedirle agua: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana? (Juan 4:9).

Cuando la samaritana llegó al pozo de Jacob para sacar agua era una persona sin horizontes ni objetivos en su vida; estaba angustiada, pero buscaba la felicidad sin encontrarla. Acudía diariamente al pozo para saciar su sed y la de los suyos, pero por mucho que bebieran volvían a tener sed; sed de búsqueda e insatisfacción. La samaritana estaba sedienta de paz, de felicidad y de vida. Lo había buscado, pero sin hallarlo. Ignoraba su propio valor personal y por ello eligió una vida de inseguridad y ninguno de sus esposos había sabido valorarla como era debido.

Ella ignoraba la posibilidad real de salvación. Necesitaba comprender que la religiosidad no tiene nada que ver con un lugar específico o con unos determinados ritos. Ella necesitaba saber que una religión no salva por sí misma, sino el propio comportamiento personal basado en lo que dicta la religión.

Jesús, cansado del camino y sediento, llega junto al pozo de Jacob en espera de que alguien llegara a sacar agua del pozo y le ofreciera de beber. El hubiera podido usar su poder, y tanto sed como cansancio habrían desaparecido. Pero no lo hizo y esto demuestra la posesión de un gran espíritu de sacrificio. Jesús prefería usar sus poderes para el bien de los demás en lugar de para el suyo propio. Sin embargo es muy posible que Jesús ya supiera que en pocos momentos iba a hacerse presente la samaritana, la cual sí necesitaba de su ayuda.

Encontrar a Jesús lleva necesariamente a la conversión. Jesús comprende y consuela, pero también exige. Sólo encontrando a Jesús podremos saciar nuestra sed y descansar de tantos y tan variados problemas. Sólo acudiendo a su presencia beberemos paz, perdón, serenidad y fortaleza para continuar caminando en este desierto de la vida.

Sólo leyendo y comprendiendo su Palabra y conversando con El en la oración nos fortaleceremos con el Agua de Vida que El nos dará. Y algo imprescindible: solamente acercándonos a los necesitados, a los que aún sufren de sed espiritual, lograremos descubrir el rostro de Jesús quien, al igual que con la samaritana, siempre nos está esperando junto al pozo de agua viva.

Y para finalizar, nunca olvidemos la historia del hombre que se perdió en el desierto. Estaba a punto de perecer de sed, cuando aparecieron algunas personas junto a él. El hombre les pidió agua, pero ellos discutían entre si darle agua en una jarra de barro, de plata o de oro. Mientras todos discutían, el hombre agonizaba por falta de agua.

En la vida nos ocurre con frecuencia lo mismo. Mientras muchas personas padecen de hambre o de sed, nosotros hablamos de cosas sin importancia. Y lo más trágico de todo es que nosotros mismos desfallecemos sin saberlo.




lunes, 4 de mayo de 2015

La necesidad de reformar la iglesia

Introducción
Estamos a apenas seis años del quinto centenario del acontecimiento que dio inicio a la Reforma protestante, es decir, la publicación de las 95 Tesis de Lutero. Es de suponer que, para celebrar de modo conveniente a dicha efemérides, a medida que nos vayamos acercando a esta fecha podremos asistir a unos espectaculares fuegos artificiales ecuménicos entre representantes de las iglesias romanista y protestante, que podrían llegar a hacer a algún tipo de acercamiento o reconocimiento mutuo sin precedentes.
Y cuando hablo de estos más que previsibles actos de confraternización ecuménica, no me estoy refiriendo solamente a las iglesias del llamado protestantismo histórico (las grandes iglesias protestantes nacionales nacidas de la Reforma y que a lo largo del tiempo han caído presas el liberalismo y el pluralismo teológico), sino también del protestantismo evangélico, que es el mayoritario tanto en España como en los países de Sudamérica. Protestantismo evangélico que, de la mano de la Alianza Evangélica Mundial, se ha metido de lleno en el diálogo ecuménico con la Iglesia papal. Fruto de este diálogo han visto la luz dos documentos oficiales que sitúan áreas vitales de la vida de la Iglesia, como el testimonio y la proclamación del Evangelio, en perfecta sintonía con Roma; a saber, el primer documento, “Iglesia, evangelización y los vínculos de la koinonía” (2002), y el segundo, “Testimonio cristiano en un mundo de pluralismo religioso” (2011).
Sí, hemos de tener claro que el mundo evangélico hoy es pluralista de cara el interior (véase su división en denominaciones) yecumenista de cara al exterior.
Con lo cual, la primera pregunta que surge de ello, al menos para mí y creo que también para todo el que piense honestamente al respecto, es cómo podemos seguir pidiendo a los demás que lleguen a tener la misma fe que nosotros, cuando hemos justificado precisamente que los demás no la tengan. Está claro que, desde este punto de vista, la evangelización y la misión se convierten al final en superfluas e innecesarias.
Pero hay muchas otras preguntas que se pueden seguir haciendo en este sentido. Hay una pregunta que llevo haciendo desde hace años en conferencias y artículos, y es la siguiente: ¿Por qué nosotros, creyentes del siglo XXI, somos hoy protestantes evangélicos, y no cualquier otra cosa? La respuesta que fácilmente se puede dar es, porque en el siglo XVI hubo la Reforma protestante y que nosotros, de una manera u otra, más clara o más difusamente, somos todavía herederos de ese movimiento que en su día transformó la Iglesia.
Bien, pues entonces, teniendo en cuenta todos estos recientes posicionamientos ecumenistas del mundo evangélico, la gran pregunta es si la Reforma del siglo XVI fue un hecho que nosotros hoy podríamos no sólo justificar, sino incluso también estaríamos dispuestos a repetir.
¿Justificamos hoy la Reforma protestante? Se puede decir que sí. Sin ir más lejos, normalmente, se sigue celebrando en esta fecha el Día de la Reforma. Pero, en líneas generales, esto no se hace tanto desde el punto de vista del mensaje de la salvación, de la doctrina de la Iglesia, de la adoración a Dios, como desde un punto de vista subjetivista, del individuo. Es decir, la Reforma protestante es vista muchas veces, sino la mayoría de las veces, como la reivindicación de la conciencia individual del creyente, simbolizada por Lutero, ante los dogmatismos de la Iglesia institucional de su tiempo. Tal vez también en el sentido de la libertad de conciencia y de religión. En este sentido, que es el discurso tradicional del liberalismo protestante y que los evangélicos hemos asumido como propio, sí que estamos dispuestos a justificar la Reforma protestante, y lo hacemos. No me invento nada. Todo esto se puede comprobar aquí en las interpretaciones de la Reforma que se hacen aquí y allá en los medios de comunicación evangélicos actuales.
En cuanto a si estaríamos dispuestos a repetir la Reforma hoy, la respuesta es, evidentemente, no, en la medida que damos por bueno no sólo nuestra división en denominaciones sino incluso al protestantismo liberal del Consejo Mundial de las Iglesias y así como a  la Iglesia de obediencia romana, posicionándonos con ellos en documentos oficiales.
Sin embargo, quiero llamar la atención al hecho que en todas estas respuestas, lo que prevalece es nuestro discurso actual de hoy. Es decir, tenemos nuestro discurso propio y actual acerca de lo que representó la Reforma, un discurso que nos va bien y que nos conviene, pero es un discurso que no se construye citando y apoyándose en lo que los actores de la Reforma de hace casi cinco siglos dijeron e hicieron. Aquí hay una cuestión fundamental a tratar, pues, y es que –en vez de tomar nuestras ideas actuales como criterio de verdad o en vez de hacer nuestras proyecciones mentales hacia el pasado– tenemos que intentar recuperar el sentido original de la Reforma, a partir de lo que sus actores, los Reformadores, dijeron y enseñaron. Se tiene que volver a las fuentes originales de la Reforma. Este es una de las mayores urgencias del día de hoy.
Y es este el propósito de esta misma conferencia, al menos en la medida de sus posibilidades, a saber, presentar las razones por las que los Reformadores en su día acometieron la tremenda tarea de llevar a cabo la Reforma de la Iglesia. Para ello me centraré principalmente en el Reformador Juan Calvino, por ser un reformador “de segunda generación”, que poseía por tanto una cierta perspectiva temporal con respecto al movimiento iniciado por Lutero. De manera particular, me centraré en un tratado que él escribió directamente al emperador Carlos V (o el rey Carlos I de España), de título La necesidad de reformar la Iglesia.[1]
Calvino lo escribió con motivo de la Dieta de Espira del año 1544, prácticamente en vísperas del inicio del Concilio de Trento (1545-1563). En esta Dieta Carlos V buscaba el apoyo de todos los territorios alemanes en su guerra contra Francia, incluido por tanto los territorios protestantes. La ocasión política se presentaba propicia, entonces, para que estos territorios protestantes pudieran recibir algunas concesiones de parte del Emperador, quien había permanecido fiel a Roma. En este tratado, pues, Calvino hace una defensa en toda regla del movimiento de Reforma. Pero no sólo eso: al final del tratado incluso instará al Emperador a que él mismo la proteja y la adelante en todos sus territorios. ¿Nos imaginamos lo que suponía hacer este llamamiento al hombre más poderoso de aquel tiempo, el emperador Carlos V?
1. La verdadera naturaleza de la Reforma
Pero antes de entrar a considerar sumariamente el contenido del tratado, debemos dejar a un lado, de manera axiomática para nuestra conferencia, la comprensión subjetivista habitual que se tiene acerca de la Reforma, es decir, la de Lutero como encarnación de la conciencia individual del creyente frente al dogmatismo férreo de la Iglesia institucional. Debemos dejarlo de lado porque es, sencillamente, falso. Lutero no inició la Reforma para liberarse del yugo dogmático de la Iglesia. Por supuesto que Lutero se enfrentó a una cierta tradición dentro de la Iglesia católica, desarrollada en el último periodo de la Edad Media, es decir, la teología escolástica. También es cierto que él hablaba mucho en primera persona y que fue un personaje con un gran carisma personal. No hubiera sido posible emprender ninguna Reforma sin este carisma, está claro. Pero la preocupación principal de Lutero no era tanto su persona como el mensaje de la salvación, la proclamación del Evangelio por parte de la Iglesia. Se trataba de un mensaje objetivo de la Palabra de Dios, que debía ser recibido por la gente como tal. Prueba evidente de ello es cómo Lutero finalizó su tratado de polémica con Erasmo de Rótterdam, El siervo albedrío, recriminando a este su falta de afirmaciones claras, de aserciones como dice Lutero, al hablar a la enseñanza de la Palabra. Lutero le dice:
“Y no es difícil suponer que, puesto que eres un hombre, tú hayas podido no comprender correctamente, ni observar con suficiente cuidado las Escrituras o las palabras de los Padres bajo cuya dirección crees haber alcanzado el objetivo. De esto nos damos suficientemente cuenta, cuado escribes que no escribes nada por aserción, sino que “haciendo comparaciones”. No escribe así el que ve el fondo del asunto y quien lo comprende correctamente. En cuanto a mí, con este libro, YO NO HE “HECHO COMPARACIONES” SINO QUE HE SOSTENIDO Y SOSTENGO POR ASERCIÓN; y no quiero dejar el juicio a nadie, sino que me esfuerzo por persuadir para que asientan.”[2]
Lutero era doctor de la Iglesia y sabía que una de las potestades de la Iglesia es la de definir las enseñanzas de la Palabra de Dios. Su intención al clavar las 95 tesis era la de iniciar un debate teológico acerca de las prácticas introducidas en la Iglesia medieval, en particular las indulgencias, y acerca de las doctrinas en las que estas se basaban. Cuando la polémica con Roma fue en aumento, Lutero hizo reiterados llamamientos para la celebración de un Concilio de la Iglesia en el que se trataran debidamente todos estos asuntos, y en el que ambos partidos estuvieran debidamente presentes. En vez de llevarlo a cabo, el “papa” de Roma procedió a excomulgarlo directamente. El Concilio solicitado por Lutero se celebraría finalmente, sí, pero treinta y cuatro años después de su excomunión, sin que Lutero y sus seguidores pudieran estar presentes en él.
La preocupación de Lutero para iniciar la Reforma, por tanto, no fue la de emprender una aventura personal que diera sentido a su vida –lo cual no significa que por causa de la Reforma su vida no tomara un sentido completamente nuevo e inesperado para él, sino que esto no fue su motivación para llevarla a cabo–.
Lo mismo puede ser dicho de Calvino: si leemos los capítulos del libro cuarto de la Institución de la religión cristiana, que se corresponden a las doctrinas de la Iglesia, o eclesiología, nos daremos cuenta rápidamente de que su preocupación principal era la Reforma del cuerpo de la Iglesia como tal. En el libro cuarto, capítulo onceavo de la Institución, Calvino describe esta Reforma de manera resumida como la tarea de “destruir el reino del Anticristo –es decir, liberar a la Iglesia del dominio del “papa”– y levantar otra vez el verdadero reino de Cristo”,[3] lo cual para él significaba volver a la edad de oro de la Iglesia antigua, la Iglesia de los siglos IV y V y de los primeros grandes concilios ecuménicos a partir del de Nicea, en el año 325 d.C. De esta manera, en su carta de respuesta al cardenal Sadoleto, Calvino podía afirmar que:
“Sabes muy bien que estamos más de acuerdo con la antigüedad que vosotros; y además no pedimos otra cosa sino que esta antigua faz de la Iglesia pueda por fin ser restaurada y renovada por entero.”[4]
Por tanto, la Reforma no se concebía a sí misma como una modernidad o una innovación en la Iglesia. Más bien, los reformadores llamaban a una vuelta a su estado original, y desde este punto de vista, la novedad que se había llegado a producir en la Iglesia había sido en realidad el surgimiento de un moderno concepto del papado, gracias la acumulación cada vez mayor de prerrogativas del obispo de Roma durante todo el periodo de la Edad Media.
Todo esto es de una importancia vital para entender la necesidad de obrar una Reforma en la Iglesia. La preocupación eclesial era algo central para los Reformadores. No así con nosotros. ¿Por qué no hay Reforma hoy? Pues en gran parte, porque no vemos la necesidad de reformar la Iglesia. Para nosotros es algo completamente secundario. Pero en la mente de los Reformadores, no se podía disociar, como la mayoría de las veces hacemos nosotros, evangélicos del siglo XXI, entre, por un lado, el mensaje de la salvación y, por otro, la Iglesia institucional –es decir, en un sentido de Iglesia visible–. Porque, por una parte, el mensaje del Evangelio es lo que da forma a la Iglesia (lo vemos claramente: somos convertidos y salvos por medio de este mensaje del Evangelio); pero, por otra parte, porque es la Iglesia visible e institucional, quien debe proclamar este mensaje. Así que las dos estaban unidas, y la definición de la doctrina de la justificación por la fe y todas las demás doctrinas relacionadas –el mensaje a proclamar– demandaba y traía consigo una Reforma análoga de la Iglesia institucional.
2. La necesidad de la Reforma
a) La cuestión fundamental
Hecha esta aclaración inicial, pasamos ahora a tratar el contenido del tratado de “La necesidad de la Reforma de la Iglesia”, de Juan Calvino. Como nos podemos imaginar, escribir un tratado de defensa de la Reforma evangélica dirigido al Emperador no es un asunto baladí. Si alguna posibilidad de éxito podía tener este tratado, esta residía –además, por supuesto, de que Dios bendijera esta lectura– en el hecho de que Calvino se expresara, no de una manera confusa o vaga, sino con una total claridad de ideas. De esta manera, la idea principal de este tratado nos la encontramos en su introducción misma. En ella, Calvino quiere responder a los que acusaban a los Reformadores de haber iniciado algo que no tenían el derecho de hacer. Escuchando las siguientes palabras de Calvino comprenderemos este punto perfectamente:
“Primero, entonces, la pregunta no es si la Iglesia trabaja con enfermedades graves y numerosas (esto es admitido aun por cualquier juez moderado) sino si las enfermedades son de un tipo que ya no admite ser más demorada, y en cuando a que, por consiguiente, no es útil ni apropiado aguardar resultados de remedios lentos. Se nos acusa de innovaciones precipitadas e impías, por habernos aventurado a proponer por lo menos algún cambio en el estado anterior de la Iglesia […] Oigo que hay personas que, aun en este caso, no vacilan en condenarnos; su opinión es que ciertamente teníamos razón en desear cambios, pero no razón en procurarlos”.[5]
Hasta aquí las palabras de Calvino. Podemos parafrasearlas nosotros diciendo que Calvino está presentando el gran dilema:cambios lentos o Reforma ya. Todo el mundo, dice Calvino, estaría de acuerdo en afirmar que la Iglesia estaba mal y que tenía que cambiar. Pero –dirían– hay que buscar la transición, la evolución. No ser radical, buscar más bien la moderación.
Esta es, todavía hoy, la gran queja contra la Reforma protestante desde el punto de vista romanista; ellos dicen: “Reforma sí, y ya se tuvo Reforma ordenada en el Concilio de Trento. Pero nunca puede haber una Reforma que atente contra la constitución de la Iglesia o su esencia misma”. ¿Y qué es, según ellos, la constitución y el ser de la Iglesia? ¿Qué es lo que hace que la Iglesia sea tal? Pues, en última instancia, el gobierno jerárquico, en cuya cúspide está el “papa” de Roma. Una Reforma sin su visto bueno es para ellos inaceptable, y aquí está, en el fondo, la clave del asunto.
Nosotros, como protestantes, no damos en principio validez alguna a estas pretensiones absolutistas del papado de Roma. No tienen base en la Escritura y tampoco se sostienen por la Historia. Pero puestas estas acusaciones en el contexto de su época, son de una gravedad extraordinaria: según ellas, no tenían que haber buscado la Reforma abrupta, sino la gradual, guiada por el “papa”. De ser cierta esta acusación, los Reformadores tendrían que ser vistos, ayer y hoy, como unos exaltados radicales y su obra, por lo tanto, debería ser desechada como cismática. Bien, ¿cuál fue la respuesta de Calvino? Pues sencillamente, pedir que tales personas que hacen estas acusaciones “suspendan su juicio –dice– hasta que yo haya mostrado de los hechos que en nada nos hemos precipitado –no hemos procurado nada temerariamente, nada ajeno a nuestro deber– de hecho, nada hemos emprendido hasta vernos obligados por la más suprema necesidad”.[6]
La más suprema necesidad. El tratado quiere demostrar precisamente esto. Para hacerlo, expondrá tres puntos principales, que serán los tres capítulos del libro: primero, mostrando la necesidad real que existía de Reforma. Segundo, exponiendo los remedios que la Reforma dio a tales males. En tercer y último lugar, Calvino dará respuesta a la pregunta fundamental de porqué no se podía esperar sino que se había procedido a una Reforma inmediata.
b) Los males de la Iglesia
Comienza, así, Calvino exponiendo los males de la Iglesia primeramente en el área de la adoración. Es muy interesante, dicho sea de paso, notar el orden, pues él sitúa la adoración a Dios por delante de los males en la materia de la doctrina de la salvación. Vemos que, para Calvino y la Reforma en general, la verdadera adoración a Dios era un asunto de la mayor importancia, puesto que se trata de dar al Señor el honor y la honra debida a Su nombre.
Y en este sentido, Calvino comienza exponiendo la regla por la cual se distingue la adoración verdadera a Dios de la adoración falsa. Esta regla consiste en no adoptar “ningún artificio o invención que nos parezca apropiada, sino atender a los mandatos de Aquel que solo tiene derecho en prescribir”.[7] La verdadera adoración, por tanto, es la que Dios establece en las Sagradas Escrituras. Esto significa que los creyentes no tenemos la libertad para adorar a Dios según nuestras propias ideas, ni siquiera de introducir aquellas cosas que incluso Dios no prohíbe en Su Palabra. Significa, por tanto, que debemos adorar a Dios según lo que Él nos ordena en las Escrituras. La Palabra de Dios es –debe ser– nuestra regla de adoración.
Por supuesto, esto excluye todas las innovaciones que los hombres han añadido a la adoración. Y Calvino enumera un buen número de ellas: la oración a los santos y a la Virgen María, el uso de las imágenes, la introducción de un sinfín de ceremonias tomadas parcialmente del paganismo o el convertir la doctrina del arrepentimiento en toda una serie de ejercicios externos del cuerpo.
Pero Calvino continúa hablando de las doctrinas de la salvación, y cómo ellas habían llegado a ser también extremadamente adulteradas. Aborda así la disminución del pecado original al exaltar el libre albedrío del hombre. O también habla de la gran disputa sobre la justificación, acerca, no si los cristianos debemos hacer buenas obras –que eso está fuera de toda discusión– sino acerca de si estas buenas obras cuentan en algo para que seamos justificados, o bien si lo somos exclusivamente gracias a la obra de Cristo a nuestro favor. O también Calvino habla de cómo se había perdido el sentido de la seguridad de la fe en el creyente, lo que le hacía estar en un estado de permanente incertidumbre en cuanto a la obra de la gracia de Dios en él. Todas estas cosas no son cuestiones menores. Los errores en estas áreas, y de tal magnitud, eran, según Calvino, una “herida mortal” para la Iglesia, por ellos “la Iglesia había sido traída al borde de la destrucción”.[8]
Calvino también hace una mención especial acerca de los sacramentos. De entrada, rechaza que los sacramentos en la Iglesia fueran siete –puesto que, a excepción del Bautismo y de la Santa Cena, el resto han sido introducidos no por autoridad divina sino por autoridad humana–. Además, también rechaza la concepción de su eficacia que sujeta tanto la gracia de Dios a ellos que hace que Cristo estuviese presente en ellos –la concepción conocida como el ex opere operato–.
Calvino desarrolla especialmente la Santa Cena. De manera bien significativa, afirma que se había convertido en una escena “melodramática”[9], en la que el sacerdote se excomulga de pueblo, separándose del resto de la asamblea, negando la copa al pueblo y hablando en una lengua que le resultaba desconocida, a saber, el latín. No sólo eso, sino que se le había conferido el valor de un sacrificio expiatorio por los pecados, no sólo de los vivos, sino también de los muertos. O también de haber inventado la superstición de guardar el pan en un tabernáculo para ser adorado.
Por último, Calvino pasa en revista los defectos del gobierno eclesiástico. Afirma resueltamente que el “oficio pastoral mismo, tal como Cristo lo instituyó, por mucho tiempo desapareció”.[10] Lo que constituye el ministerio pastoral es la enseñanza y predicación de la Palabra de Dios. Pues difícilmente uno entre cien obispos –dice Calvino– subía al púlpito para enseñar, habiendo degenerado los obispos en príncipes seculares. Su vida estaba llena de lujos, entretenimientos, bailes, cazas, eran dados a la avaricia, a la rapiña y a los desenfrenos sexuales, lo cual se extendía a toda la orden ministerial gracias a la desgraciada imposición del celibato forzoso del clero. Los ministros, en vez de haber sido elegidos de acuerdo a las normas de la Escritura y de los concilios antiguos, habían sido comprados por dinero.
Al leer todo esto, alguien podría decir hoy: Calvino exagera diciendo todo esto. Bien, pues si todo esto no fuera cierto, y no fuera evidente para todos, sería una muy pobre defensa la de Calvino ante el Emperador, ¿verdad?
Pero hay una cosa más que Calvino dice acerca del gobierno eclesiástico, que nos sorprenderá tratándose de la Iglesia de aquella época, porque nos resultará, a nosotros los evangélicos, extrañamente actual. Cito:
“Sin embargo, ahora los que quieren ser tenidos por gobernantes de la Iglesia se arrogan a sí mismos una libertad para hablar cualquier cosa que les agrade, e insisten que tan pronto como ellos han hablado deben ser obedecidos sin ninguna consideración. Se afirmará que esto es una calumnia, y que el único derecho que ellos asumen es ratificar por su propia autoridad lo que el Espíritu Santo ha revelado”.[11]
Es decir, los gobernantes se arrogaban el ser “oráculos del Espíritu Santo” en afirmaciones fuera del terreno de la revelación de la Escritura. De esta manera, concluye Calvino, “no habrá límites a su autoridad”.[12]

b) La Reforma de los males
La Reforma protestante, por tanto, se presentaba como el remedio a tales males. Y Calvino encabeza su listado de reformas hablando de la Confesión de Fe que los protestantes esgrimían. Imaginémonos por un momento la situación en la que Calvino intentaba no sólo abogar por la Reforma ante el Emperador, sino que incluso él la abrazara y que él adelantara su causa. Bien, pues el Emperador perfectamente podría decir: “¿De qué habláis? ¿Y quiénes sois vosotros?”
Vemos, por tanto, la importancia para la Reforma de la Confesión de Fe, así como del mantenimiento del principio del ministerio pastoral en la Iglesia. Ambas cosas son las que identifican y sitúan la Reforma ante todos. La Confesión de Fe es la expresión pública de la doctrina predicada en la Iglesia. Igualmente ocurre con el ministerio pastoral. La Reforma fue llevada a cabo por pastores de Iglesias. Por tanto, todo esto no era algo oculto o reservado, todos lo podían examinar debidamente.
Los males eran los que hemos citado, y en los territorios protestantes habían sido remediados de una manera clara y evidente. Todos lo podían ver, todos lo podían comprobar. ¿No es mucho mejor –pregunto yo, no Calvino– este tipo de Reforma que el tipo de negociaciones entre bastidores, tendentes al cambio progresivo, al acuerdo y el compromiso no sólo entre distintas facciones, sino más aun entre la verdad y el error, entre la autoridad de Dios y la usurpación de Su autoridad por los hombres, entre la virtud cristiana y el pecado y la perversión?
c) La urgencia de la Reforma
En definitiva, el tratado de Calvino hace un tratamiento exhaustivo de todas estas razones o motivos de Reforma, de las cuales ahora en esta conferencia sólo podemos hacer brevemente mención. En todo caso, lo visto hasta ahora basta para confirmar lo que hemos dicho al inicio, es decir, que la Reforma no se hizo para una hipotética emancipación del creyente individual frente a la férrea y dogmática Iglesia. La Reforma se hizo, precisamente, para reformar la Iglesia. Parece una banalidad recordarlo, pero no lo es. Lo otro, el discurso contemporáneo, es precisamente el de la no-Reforma.
¿Por qué los Reformadores, pues, tomaron para sí la responsabilidad de emprender la Reforma? Sin ella, su vida habría sido sin duda más tranquila, podrían haber vivido más años y con más salud, habrían optado a los lugares más prestigio de su tiempo, y de esta manera, de haber pasado a la historia, lo habrían hecho como hombres más simpáticos y tolerantes. ¿Qué es lo que les movió a un tal combate que marcaría definitivamente sus vidas?
Pues simplemente, el celo por la gloria de Dios y la salvación de los hombres. Sin este celo por el Señor, dice Calvino, se es peor que los paganos, pues ellos lo tienen por sus divinidades falsas.[13] Pero peor aun: sigue diciendo Calvino que los perros ladrarán si ven a su amo ser atacado, ¿y hemos de callar nosotros si vemos el sagrado nombre de Dios deshonrado?[14]
Es indudable que Calvino tenía este celo por el Señor, y lo expresaba de manera memorable. Cito sus palabras:
“Hay algo e engañoso en el nombre de moderación y la tolerancia es una cualidad que tiene una apariencia justa y parece digna de elogio; pero la regla que debemos observar en todo lo que está en juego es esta: nunca soportar con paciencia que el nombre sagrado de Dios sea atacado con blasfemias impías; que Su verdad eterna sea suprimida por las mentiras del Diablo; que Cristo sea insultado, Sus misterios sacrosantos contaminados, las infelices almas cruelmente destruidas, y la Iglesia se retuerza en agonía bajo los efectos de una herida mortal. Esto sería no mansedumbre, sino una indiferencia sobre cosas a las cuales todas las demás deberían posponerse”.[15]
El tratado de Calvino se acercaba a su fin. Pero Calvino no podía finalizarlo sin antes dar respuesta a Calvino una grave acusación, una de las principales que se pueda hacer a la Reforma, que es la siguiente: por el hecho mismo de emprender una Reforma, se rompía la unidad de la Iglesia. Dicho de otra manera, no tenían que haber hecho la Reforma de la Iglesia, para guardar su unidad. ¿Cuál fue la respuesta de Calvino a esto? Calvino afirmaba, en primer lugar, que la verdad de Dios estaba del lado de la Reforma, como estaba dispuesto a demostrar personalmente,[16] y de hecho demostró en sus muchos escritos. Si la verdad de Dios estaba de su lado, pues, también lo estaba la Iglesia verdadera de Dios. Y para mostrar este punto, presenta el ejemplo de Jeremías en el Antiguo Testamento. ¿Dónde estaba, entonces, la Iglesia, de parte del profeta de Dios o de los sacerdotes oficiales que se le opusieron?
En segundo lugar, Calvino habla que la Iglesia tiene unas señales por las cuales debe ser reconocida como tal. Es de esa Iglesia, la Iglesia verdadera, de la que nadie tiene el derecho de separarse. En palabras de la Confesión de Fe Belga (1562) en su artículo 28:
“Todos aquellos que se separan de ella, o que no se unen a ella, obran contra lo establecido por Dios”.[17]
Con todo, todavía hay una última objeción que se puede presentar, a saber, que la Reforma de la Iglesia debe ser obra de toda la Iglesia, no de personas, o ministerios particulares. Dicho de otra manera, se tiene que esperar a que la Iglesia se reúna para ello y mantenga un concilio, un concilio presidido por el “papa”. Esperar a Trento, digamos. De esta manera, la Reforma será una Reforma de toda la Iglesia, no de una parte de ella.
Aparentemente, esta es una objeción de peso. Pero, ¿qué responde Calvino a ello? Pues de entrada hay que decir que ni Calvino ni los Reformadores, ni las Iglesias reformadas nunca han tenido ningún problema con los concilios de la Iglesia. Todo lo contrario. El gobierno eclesiástico instaurado por Calvino y las iglesias reformadas no fue otro que recuperar el gobierno sinodal de la Iglesia antigua. La Iglesia reformada y presbiteriana es una Iglesia sinodal. Si hemos de buscar algunos precedentes históricos, lo podríamos perfectamente verlo en la Iglesia española visigótica de los siglos anteriores a la invasión musulmana. La Reforma verdaderamente enseña este modelo y aspira que toda la Iglesia en general sea regida por el mismo.
Este punto es de la mayor importancia: precisamente la Reforma se hizo en base al sistema sinodal de la Iglesia antigua. En la Iglesia antigua había sínodos provinciales, regulares (unas dos veces al año) y luego sínodos ecuménicos de toda la Iglesia (mucho más esporádicos, cuando había una necesidad apremiante de ello). La cuestión es que los sínodos provinciales no eran subordinados o incompletos: entre sus competencias estaban precisamente el tratar herejías o reformar abusos en la Iglesia dentro de su jurisdicción. Y lo hicieron repetidamente, durante siglos.
La misma lógica se impone aquí. Iglesias particulares, por medio de sus ministros oficiales, oyen la voz de la Reforma y deciden en sínodo ponerla en práctica, bajo una Confesión de Fe que las reagrupe a todas ellas. Si el resto de las Iglesias no se suma a la Reforma, ¿debe detenerse la Reforma por ello? ¿Y el honor de Dios? ¿Y la verdad de la Palabra de Dios? ¿Y la verdadera faz de la Iglesia? ¿Y la salvación de las almas? La única verdad en todo esto es que cada uno tiene que cumplir con su deber delante de Señor y aquel que ha visto claramente la verdad no puede callarse ni dejarla sepultada. Por supuesto que lo ideal es que toda la Iglesia a una se reforme, y esta era la súplica incesante de los reformados al Señor. En todo caso, ellos eran guiados por las palabras de Dios a sus profetas, con declaraciones como estas:
 “Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen o dejen de escuchar; porque son muy rebeldes. Mas tú, hijo de hombre, oye lo que yo te hablo, no seas rebelde como la casa rebelde” (Ez. 2: 7-8).
“Vuélvanse ellos a ti, y tú no te vuelvas a ellos” (Jer. 15:19).
Conclusión
Como decíamos al inicio, el propósito de esta conferencia era presentar las razones por las cuales los Reformadores acometieron la empresa de Reformar la Iglesia, y hacerlo no volcando sobre ellos nuestros propios pensamientos y las ideas de nuestra mentalidad actual, sino dejando que ellos mismos nos hablen por medio de sus escritos, y fundamentalmente Calvino en su tratado dirigido al Emperador Carlos V. Esperamos que hayamos podido cumplir debidamente con este propósito.
En realidad, si hemos estado atentos a lo largo de toda esta conferencia, en la actualidad no estamos en una situación muy distinta de la que vivieron los Reformadores hace casi quinientos años. Los actores son los mismos, sólo que los evangélicos hace mucho que en verdad no siguen en la Reforma.
El combate es el mismo. La autoridad de los hombres, o la autoridad de Dios hablando en Su Palabra. El consenso y las componendas o la verdad de Dios. Ciertamente, como en los días de Calvino, la voz imperante dice que no se tiene que ser radical, sino que siempre se tiene que buscar la moderación. O, en términos dialécticos, la síntesis entre contrarios. Pero la verdad nunca es radical. La verdad es, simplemente, verdad, tiene su luz propia, y no tiene necesidad de estar atenuada al ser situada entre una escala de grises.
El honor de Dios sigue siendo el asunto más importante de esta vida. Y está siendo pisoteado en este mundo moderno, sobre el cual Él, a pesar de todo, es misericordioso, sí, pero sobre el cual Él también gobierna enviando Sus juicios. Todo esto nos debería hacer conmover. El espectáculo de ver a la Iglesia del Señor Jesucristo presa de la confusión y el error nos debería hacer consumir. El Señor Jesucristo ganó a Su Iglesia al precio de su inmaculada sangre, de incalculable e infinito valor. Él merece, por tanto, reinar sobre una Iglesia visible conforme a las ordenanzas que Él ha establecido y que proclame la verdad que Él ha revelado.
Esta, y no otra, es la necesidad de la Reforma de la Iglesia, ayer y hoy.
Jorge Ruiz Ortiz