lunes, 29 de septiembre de 2014

Los cambios nos dan miedo.

Apuntes para u estudio bíblico de Hechos 9: 19-25

Como se comentó en la clase anterior, Saulo vive intensamente lo que le sucede en Damasco, lo reflexiona, lo asimila y esto se nota en el cambio radical que se da en él a partir de ese momento. Pasa de perseguidor a predicador del cristianismo. Su experiencia en Damasco lo ha iluminado (en el amplio sentido de la palabra), y lo ha dotado de elocuencia y sabiduría respecto a las cosas de Dios, por lo cual, a partir de ese momento pone todos sus dones al servicio de Jesús y dedica todo su esfuerzo a proclamar la Buena Nueva del Reino de Dios.
9.19b ESTUVO ALGUNOS DÍAS CON LOS DISCÍPULOS DE DAMASCO,
Seguramente Ananías le contó a todos los miembros de la comunidad cristiana lo que sucedió en relación a Saulo, y sin duda quisieron conocerlo y lo invitaron a quedarse entre ellos. Lucas nos muestra a una comunidad unida. Recién convertido, Saulo se descubre aceptado por esta comunidad que por lo visto está animada por un verdadero espíritu fraterno y de acogida cristiana.
9, 20 Y EN SEGUIDA SE PUSO A PREDICAR A JESÚS EN LAS SINAGOGAS: QUE ÉL ERA EL HIJO DE DIOS.
en las sinagogas.-
Llama la atención que el que será apóstol de los gentiles comience predicando en las sinagogas, pero no hay que olvidar que era un fariseo con un gran amor por su gente y un gran celo por difundir la Palabra de Dios. Ahora que ha descubierto que estaba en el error, quisiera que los miembros de su raza compartieran con él su fe en Jesús. Esto nos recuerda el Sal 40,9;
el Hijo de Dios.-
Lucas explica muy brevemente lo central del mensaje de Saulo, que coincide con el mensaje central de los discursos de los apóstoles: Que Jesús es el Hijo de Dios que murió por todos para otorgarnos el perdón de los pecados y la vida eterna.
Una vez más Dios envía a Su pueblo a un hombre lleno de gracia y de sabiduría para intentar hacerles ver la luz...
9, 21 TODOS LOS QUE LE OÍAN QUEDABAN ATÓNITOS Y DECÍAN: ¿NO ES ÉSTE EL QUE EN JERUSALÉN PERSEGUÍA ENCARNIZADAMENTE A LOS QUE INVOCABAN ESE NOMBRE, Y NO HA VENIDO AQUÍ CON EL OBJETO DE LLEVÁRSELOS ATADOS A LOS SUMOS SACERDOTES?'
todos los que le oían.-
El cambio tan radical de Saulo desconcierta a todos: a cristianos y judíos por igual. Conocían muy bien lo que había venido a hacer (sus palabras citan casi textualmente lo que Lucas describe en Hch 9, 2).
A Saulo le va a costar trabajo convencer a los cristianos de que actúa de buena fe (ver Gal 1, 11-14), y le va a costar trabajo tratar de convencer a los judíos de que Jesús es el Mesías. San Lucas da a entender que se le oponían y le discutían:
9, 22 PERO SAULO SE CRECÍA Y CONFUNDÍA A LOS JUDÍOS QUE VIVÍAN EN DAMASCO DEMOSTRÁNDOLES QUE AQUÉL ERA EL CRISTO.
se crecía.-
No lo desanima la incredulidad de la gente, su escepticismo, incluso sus burlas. Se crece ante la adversidad. No por nada lo eligió Dios como Su apóstol. Es un hombre que sabe perseverar y luchar por defender sus convicciones.
demostrándoles que Aquel era el Cristo.-
Como Saulo es fariseo y conoce a la perfección las Escrituras, sabe exactamente qué textos citar, qué argumentos emplear para que sus paisanos descubran que efectivamente Jesús es el Cristo, el Mesías anunciado por los profetas.
9, 23 AL CABO DE BASTANTE TIEMPO LOS JUDÍOS TOMARON LA DECISIÓN DE MATARLE.
bastante tiempo.-
Esta frase da la impresión de que a los judíos les costaba trabajo convencerse de que Saulo había cambiado. Quizá organizaban reuniones para que todos le escucharan hablar contra los cristianos y ¡oh sorpresa! hacía ¡todo lo contrario! Después de muchos desconciertos y corajes por fin se dan cuenta de que Saulo se ha vuelto 'uno de ésos' a los que persiguen, y deciden acabar con él.Nuevamente se plantea la cerrazón de los que escuchan la Buena Noticia pero no quieren creerla. El cambio tan radical y extraordinario de un hombre que conocía tan bien su religión, que la defendía y la amaba tanto, debía haberles hecho pensar que quizá había tenido razones válidas y que a ellos les convendría escucharlas, pero no es así. Se mantienen cerrados y toman el único camino que conocen: el de la represión y el asesinato. Saulo pasa así de perseguidor a perseguido.
9, 24 PERO SAULO TUVO CONOCIMIENTO DE SU DETERMINACIÓN.
El Señor se encarga de que Saulo se entere de lo que quieren hacerle, para que pueda ponerse a salvo. Esto hace que Saulo perciba que el Señor lo cuida y lo protege. Esta experiencia, como todas las que vive, es reflexionada por él y se refleja en su teología, en sus cartas, en una de las cuales afirmará que 'en todo interviene Dios para bien de los que lo aman' (Rom 8,28) y, casi al final de su vida reconocerá: "¡Qué persecuciones hube de sufrir! Y de todas me libró el Señor..." (2Tm 3, 11)
HASTA LAS PUERTAS ESTABA GUARDADAS DÍA Y NOCHE PARA PODERLE MATAR.
Ver 2Cor 11,32; La ciudad está rodeada de una alta muralla, por lo cual todo aquel que deseaba entrar o salir tenía que pasar por esas puertas. Los enemigos de Saulo creen tener cubiertas todas sus salidas, no cuentan con la astucia de los discípulos que inspirados por el Espíritu Santo urden una estratega para que Saulo pueda salir sin peligro:

9, 25 PERO LOS DISCÍPULOS LE TOMARON Y LE DESCOLGARON DE NOCHE POR LA MURALLA DENTRO DE UNA ESPUERTA.
los discípulos le tomaron y le descolgaron.-Los mismos a quienes venía a llevarse atados a Jerusalén son los que ahora lo ayudan y le salvan la vida. Una vez más el libro de los Hechos narra las acciones de la comunidad cristiana que dan verdadero testimonio de su obediencia a Aquel que les pidió devolver bien por mal, perdonar y amar.
Cuando Ananías le llamó: 'hermano' y le impuso las manos sintió Saulo por primera vez el consuelo de saberse perdonado sin merecerlo. Ahora, antes de que se cerrara la tapa de la espuerta, lo último que han visto sus ojos son los rostros de unos discípulos que están arriesgándolo todo por ayudarlo y ponen en ello todo su empeño, su cariño, su ingenio, incluso su sentido del humor. Sus miradas cómplices y decididas lo acompañan en su descenso. Los conoce hace muy poquito y sin duda ya le son muy queridos. Es mucho lo que hacen por él y no esperan nada a cambio. Esta experiencia de ser objeto de pura misericordia, de pura gratuidad es algo que se le grabará muy hondo en el corazón a Saulo y que hará de él un hombre profundamente compasivo y misericordioso que dedicará muchas líneas de sus cartas a hablar de este amor gratuito que se recibe del Señor y que se comunica y es eldistintivo de una comunidad cristiana.
dentro de una espuerta.-
¡Ni en sus más locos sueños se hubiera imaginado Saulo que saldría de la ciudad en un canasto! Cuando era un fariseo perseguidor de cristianos, prepotente y altanero, sus entradas y salidas de una ciudad no pasaban desapercibidas porque causaban pavor. Hubiera considerado indigno salir a hurtadillas como un ladrón. En cambio ahora todo eso de la 'imagen' no le interesa en lo más mínimo.
Se ha puesto totalmente en las manos del Señor y está dispuesto a hacer lo que haga falta para poder seguir proclamando la Buena Nueva. Por eso accede a este ingenioso plan, seguro de que el Señor lo hará llegar a buen término. Ver 2 Cor 11, 33;
¿Te imaginas que está pensando Saulo, hecho bolita en la oscuridad del interior de la espuerta, mientras ésta es bajada a tironcitos rozando la pared de la muralla de la ciudad? Sin duda se siente muy emocionado, pero quizá también piensa: '¡en la que me he metido!' ,literalmente hablando, si así están las cosas apenas empiezo, ¿qué me espera después. Cuando por fin la espuerta toca tierra (posiblemente con un aterrizaje no muy suave), y Saulo sale, tiene la opción de echarse a correr para no volver. Y sin embargo no lo hace. Dirige sus pasos a Jerusalén y se dispone a cumplir con la misión que el Señor le ha encomendado. Una y otra vez tendrá la posibilidad de abandonarlo todo y una y otra vez optará por seguir adelante hasta las últimas consecuencias. ¿Por necio? No. Porque no puede menos que corresponder al amor infinito que le demostró Aquel que se le apareció en el camino a Damasco. No se equivocó el Señor al elegir a Saulo, y sin duda esta noche lo mira con ternura mientras se desentume al salir de la espuerta y se dispone a seguir, alegremente, tras sus huellas.


Paseando bajo la lluvia.

Mateo 21: 28-32

A veces salgo a pasear con un amigo cuando llueve. Y hablamos sobre las intenciones y sobre el arrepentimiento.
En la parábola de hoy Jesús está delante de los líderes religiosos de su tiempo. Las personas de buena fama, de buen aspecto, pero sin mucha religiosidad interior.
El padre dijo al primer hijo: Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él respondió: "Sí, señor, pero no fue así." Tenía buenas intenciones. La vida humana está llena de buenas intenciones. Tener buena intención es muy similar a decir “casi”. Y el casi es una figura bien conocida que a menudo acompaña a nuestro día a día. Quién es  casi salvo, en realidad todavía está perdido. Una persona casi sana, todavía está enfermo. Con respecto a la fe, el hablar en términos de casi, es fatal. Si usted  casi cree en Jesús como su Salvador, entonces Ud. está casi salvado, pero aun totalmente no.
Las buenas intenciones no construyen nada sólido. No conduce a ninguna parte. No tiene ecos. No logra cumplir su propósito. En la vida espiritual, carente de fe y arrepentimiento verdadero, los casi nos lleva lejos de Dios. Pero sin fe es imposible agradar a Dios. Dice un dicho popular del valle El camino al infierno está lleno de gente que tenía buenas intenciones en la vida. Cierto o no, es por lo menos preocupante lo que afirma.
Los fariseos y los escribas y sacerdotes en los tiempos de Jesús no lo reconocieron, porque el mensaje que anunciaba él no era el mismo que ellos predicaron al pueblo. Ellos enseñaron la salvación por obras, así que exigían cosas que a menudo incluso no podían hacer.
Para los fariseos, Jesús fue sólo un glotón y un borracho que se sentaba a la mesa con los pecadores. Para los escribas, Jesús no era más que un analfabeto. En numerosas ocasiones los escribas y los fariseos acordaron hacer trampas para hacer caer a Jesús, trataban de que afirmara algo en contra de la ley de Moisés, o incluso a favor del yugo romano.
Ellos eran personas decentes. Cumplían las leyes de Moisés; participantes regularmente de la sinagoga; ofrecían sacrificios y daban el diezmo; eran donantes de limosnas a los pobres; practicaban las oraciones diarias en privado y en público. Eran buenos creyentes de una religión intocable.
Muchos creyentes del cristianismo, se sienten de la misma manera y dicen: yo no mato, no robo, no me emborracho, no fumo, voy a la iglesia regularmente y pago a tiempo mi contribución. Por lo tanto, estoy tranquilo, soy salvo.  La gente simplemente se olvida el hecho de que la Escritura en el Salmo 14:

Desde el cielo el Señor mira sobre los hijos de los hombres, para ver si no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios todos se desviaron juntos corrompido.

Y el profeta Isaías añade, en el capítulo 46, 6:

Todos somos como suciedad, y nuestras justicias son como trapos de inmundicia Todos se desvanecen como la hoja, y nuestras maldades, como el viento nos arrastra.

Los fariseos, los escribas y los sacerdotes son iguales al primer hijo, que utiliza frases bien hechas y dice que está dispuesto a llevar a cabo las órdenes de su padre, pero no lo harán. Les resulta fácil prometer. De hecho prometen todo, pero en el momento de la verdad, no lo hacen; y se presentan con mil excusas, y todavía se consideran mejores que otros. Estas personas creen que son justos y no a partir de la necesidad de seguir la Palabra de Dios. Se creen salvos por medio de sus obras.
En la parábola que Jesús contó, dice el padre fue al otro hijo y le dijo lo mismo. Y él respondió: "Yo no quiero ir." Pero, luego cambió de idea y se fue. El segundo hijo revela la misma oposición de la naturaleza humana a las cosas espirituales, porque dijo: "Yo no quiero ir." Pero entonces, sucede algo nuevo. Se arrepiente. El arrepentimiento cambia nuestras intenciones. Nuestros planes. Nuestra iglesia. Nuestra familia. El arrepentimiento nos cambia a nosotros mismo.
¿Quiénes son los arrepentidos de está parábola? Los arrepentidos son los que se arrepienten de sus malas acciones y al mismo tiempo tratan de corregir su vida con la ayuda del Espíritu Santo. Los que dicen: tengo que cambiar mi vida y ponen manos a la obra. La conversión es un proceso y es real. No se trata de cambiar el color de la fachada.
Los publicanos y las prostitutas, dentro del pueblo de Israel, eran considerados pecadores que estaban a la vista de todos y, por tanto, fueron excluidos de la convivencia religiosa. No podían entrar a las sinagogas ni al Templo. No participaban de los rituales judíos. Entre ellos estaban los recaudadores de impuestos, considerados por los líderes religiosos como traidores a la nación judía, cuando se unieron a los romanos, a colaborar en la recaudación de impuestos a Roma.
Las prostitutas fueron otro grupo excluidos de la sociedad religiosa de la Palestina que conoció Jesús. Les consideraban pecadoras porque traspasaron el sexto mandamiento de la ley de Dios. Fue precisamente dentro de este grupo que el mensaje de Jesús tuvo eco. Tenemos varios ejemplos bíblicos de los recaudadores de impuestos y las prostitutas que cambiaron su vida después de escuchar el mensaje predicado por Jesús.
En Lucas tenemos a una prostituta que viene a Jesús, le lavó los pies con sus lágrimas y los besa. Jesús anuncia de inmediato su perdón: "Tu fe te ha salvado: ve en paz" (Lucas 7:50). Otro ejemplo es la mujer adúltera. Esta mujer estaba a punto de ser declarada culpable de adulterio. Jesús no condena ni permite a los líderes que la condenen: Tampoco yo te condeno: vete, y no peques más (Juan 8:11).
Estas personas son similares a la de un hijo de repente le dijo a su padre: No quiero, pero luego se arrepienta y cumpla la voluntad de su padre. Es solamente por el Espíritu Santo en los corazones hacen uso del arrepentimiento. Es el Espíritu Santo el que crea la fe; que mantiene la fe; el que produce el arrepentimiento todos los días; el que crea un nuevo corazón; el que transforma la existencia, el que nos hace vivir y crecer cada día en la fe.
De acuerdo con la parábola de Jesús, hay dos tipos de hijos. El que quiera hacer la voluntad del Padre, pero simplemente no la hace. Y que, a pesar de que dicen que no, luego se arrepiente y termina haciéndola.
¿Qué clase de hijo eres tú?

A veces, cuando llueve, invito a un amigo a pasear. 

Augusto G, Milián



lunes, 22 de septiembre de 2014

Apuntes para el estudio de Hechos 9:1-20


Interludio.

Los primeros discípulos recibieron bastante oposición por parte los líderes judíos.  Los sacerdotes, el príncipe del templo, y los saduceos arrestaron a Pedro y a Juan y les juzgaron ante el concejo (4:1-22).  El príncipe de los sacerdotes mandó arrestar y azotar a los apóstoles.  Les habría mandado matar, pero Gamaliel aconsejó precaución a no ser que estuvieran oponiéndose a Dios (5:17-42).
Entonces, líderes judíos arrestaron a Esteban y le mataron a pedradas (6:8 – 7:53).  “Y los testigos pusieron sus vestidos á los pies de un mancebo que se llamaba Saulo” (7:58) y “Saulo consentía en su muerte” (8:1a).
Entonces tenemos un breve relato de Saulo que “asolaba la iglesia, entrando por las casas: y trayendo hombres y mujeres, los entregaba en la cárcel” (8:1b-3).
Entonces se habla de “los que fueron esparcidos” (8:4) – cristianos de Jerusalén que huyeron a lugares más seguros, “iban por todas partes anunciando la palabra” (8:4).  Felipe fue a Samaria, donde la gente escuchó con ánimo su proclamación del Mesías (8:5-6).  Los apóstoles en Jerusalén oyeron de esto, y mandaron a Pedro y Juan a Samaria.  Allí impusieron sus manos sobre los samaritanos, quienes recibieron el Espíritu Santo (8:14-24).  Así empezó a esparcirse el Evangelio.

Intermedio.

1-2: Y SAULO, RESPIRANDO AÚN AMENAZAS Y MUERTE

Esto es lo que pasa aquí.  Saulo está “respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos” porque los considera enemigos de Dios.  Está determinado a desenraizar falsas enseñanzas y encarcelar falsos maestros.  Hay mucho en las Escrituras Hebreas que justifica matar aquéllos que podrían descarrilar a otros.  Saulo solo está defendiendo con fervor los intereses de Dios.
Vino al príncipe de los sacerdotes, y demandó de él letras para Damasco á las sinagogas” (vv. 1b-2a).  La autoridad del príncipe de los sacerdotes no se extiende a Damasco, ciudad ubicada en Siria, a 60 millas (95 kilómetros) al noreste del Mar Galileo o a 140 millas (225 kilómetros) de Jerusalén – un viaje que tardaría una semana a pie.
No obstante, Saulo pide letras a las sinagogas en vez de pedirlas a las autoridades civiles.  Aunque la autoridad legal del príncipe de los sacerdotes no se extiende hasta Damasco, sí tiene bastante influencia moral sobre la gran población judía de Damasco.  Saulo necesita su ayuda para encontrar cristianos que habían huido de Jerusalén.
Para que si hallase algunos hombres ó mujeres de esta secta (hodou), los trajese presos á Jerusalén” (v. 2b).  Hodos es la palabra para secta o camino.  Cristianos de la temprana iglesia adoptaron “el camino” como el nombre de su movimiento, porque Jesús habló de ser “el camino, y la verdad, y la vida” (Juan 14:6) – queriendo decir que él era el camino a Dios y la salvación. Saulo no pide autoridad para matar a los seguidores de Jesús.  Solo quiere arrestarles y llevarles a Jerusalén donde se les pueda juzgar apropiadamente.

3-6: SÚBITAMENTE LE CERCÓ UN RESPLANDOR DE LUZ DEL CIELO

La luz es algo que vuelve a aparecer a lo largo de los Hechos de Lucas.  Lucas presenta el Evangelio como una luz para “los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte” (Lucas 1:79) – y como “luz para ser revelada á los Gentiles” (Lucas 2:32).  Cuando Jesús murió, “el sol se obscureció” (Lucas 23:45).  Cuando un ángel vino a rescatar a Pedro de su prisión, “una luz resplandeció en la cárcel” (Hechos 12:7).  Más adelante, Pablo dirá que Dios le ha “puesto para luz de los Gentiles” (Hechos 13:47).
Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía” (v. 4a).  Este relato nos dice que Saulo solo oyó la voz pero, más adelante, Bernabé les dirá a los apóstoles que Saulo “había visto al Señor en el camino, y que le había hablado” (v. 27).  En su primera carta a la iglesia en Corintio, Pablo incluye una lista de las apariencias de Jesús después de su resurrección.  Concluye la lista diciendo, “Y el postrero de todos, como á un abortivo, me apareció á mí” (1 Corintios 15:8).
Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (v. 4b).  En escritura hebrea, Dios a menudo repite un nombre dos veces para llamar la atención de quien llama para cumplir un papel especial (Génesis 22:11; 46:2; Éxodo 3:4; 1 Samuel 3:4, 10). Más adelante, cuando relata este incidente a Agripa, Pablo añade a las palabras de Jesús diciendo, “dura cosa te es dar coces contra los aguijones” (26:14).
Y él dijo: ¿Quién eres, Señor (kyrie)?” (v. 5a).  Kyrios puede significar “Don” (como muestra de respeto hacia otra persona) o “Señor” (que significa Dios).  Aquí, esta ambigüedad es apropiada.  Saulo sabe que solo hay un Dios y por eso no le pregunta quién es.  Por otro lado, Saulo sabe que la voz del cielo viene de Dios o de un mensajero de Dios – es decir, que no se trata de un mero mortal.
Yo soy Jesús á quien tú persigues” (v. 5b).  Cristo se identifica con sus discípulos, por eso perseguir a sus discípulos es igual que perseguir a Cristo.

La repuesta de Dios le llegó a Saulo como una tonelada de ladrillos.  Saulo había creído que su misión en la vida era apagar cualquier chispa del creciente movimiento cristiano, no fuera que creciera más allá de lo que podían controlar.  Ahora Saulo se da cuenta de que, en vez de haber estado cumpliendo la obra de Dios, le ha estado oponiendo, tal como Gamaliel había advertido que podría pasar (5:38-39).
Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que te conviene (dei) hacer” (v. 6).  Jesús todavía no prepara a Saulo para la misión, simplemente le manda ir a Damasco y esperar órdenes.
La pequeña palabra, dei, se puede traducir como “es necesario.”  Aparece en el Nuevo Testamento más de cien veces, y se refiere a una necesidad divina o a la voluntad de Dios.

7-9: ABRIENDO LOS OJOS, NO VEÍA Á NADIE

Y los hombres que iban con Saulo, se pararon atónitos, oyendo á la verdad la voz, mas no viendo á nadie” (v. 7).  Parece que hay un conflicto entre este versículo y el relato de Pablo que más adelante dice “Y los que estaban conmigo vieron á la verdad la luz, y se espantaron; mas no oyeron la voz del que hablaba conmigo” (22:9).  Sin embargo, es probable que oyeran el sonido sin entender la voz – y que vieran la luz sin entender su significado.
Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía á nadie” (v. 8a).  Saulo “ahora descubre de manera literal lo que lectores ya saben de él.  En un nivel espiritual y metafórico: él es ciego. Así que, llevándole por la mano, le entraron en Damasco” (v. 8b).  En su ceguera, Saulo ha quedado completamente indefenso.  No puede ni andar a la ciudad sin ayuda.
A menudo, Dios nos viene en nuestras debilidades.  En sus epístolas, Pablo hablará de Cristo muriendo por los impíos “cuando aún éramos flacos” (Romanos 5:6) – y “lo flaco del mundo escogió Dios, para avergonzar lo fuerte” (1 Corintios 1:27) – y “cuando soy flaco, entonces soy poderoso” (2 Corintios 12:10) – y “lo loco de Dios es más sabio que los hombres; y lo flaco de Dios es más fuerte que los hombres” (1 Corintios 1:25).
Donde estuvo tres días sin ver, y no comió, ni bebió” (v. 9).  No sabemos mucho de la razón del ayuno de Saulo.  Quizá ayune como arrepentimiento por haber perseguido al Mesías.  Quizá, simplemente esté conmovido por el repentino cambio en su vida.  Quizá quiera ayunar como disciplina espiritual para hacerse vulnerable y abrirse a la obra de Dios en su vida.


10-12: HABÍA ENTONCES UN DISCÍULO LLAMADO ANANÍAS

Había entonces un discípulo en Damasco llamado Ananías” (v. 10a).  Éste no es el Ananías de antes, que murió después de tratar de engañar a la iglesia (5:1-5) o el Ananías príncipe de los sacerdotes (23:2; 24:1).  Más adelante, Pablo identifica a este Ananías como “varón pío conforme á la ley, que tenía buen testimonio de todos los Judíos que allí moraban” (22:12), pero no sabemos nada más de él.  El Señor le utiliza el tiempo necesario para cumplir una obra fácil pero importante, y después desaparece.
Esto nos debe alentar a nosotros que llevamos vidas ordinarias y que solo disfrutamos de logros comunes y corrientes.  A menudo Dios usa gente común y corriente de manera significativa – a veces, como ocurre aquí, solo una vez en la vida.  Pero podemos estar seguros de que Dios nos usará de manera importante, aunque no nos demos cuenta.  Y podemos estar seguros que parte de eternidad estará en juego en el momento que Dios decida hacerlo.
Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama la Derecha (v. 11a).  En la actual ciudad de Damasco hay una calle llamada Derecha.  Esta calle puede ser la misma que se menciona en este versículo.  Empieza en la Puerta del Oeste y sigue hacia el oeste desde allí. Y busca en casa de Judas” (v. 11b).  No sabemos nada de este Judas, pero fíjese en la exactitud con que el Señor le da instrucciones a Ananías. A uno llamado Saulo, de Tarso” (v. 11c).  Tarso se encuentra en la costa sur de Turquía actual, a unas 12 millas (19 kilómetros) del Mediterráneo.  Es una ciudad porteña por estar ubicada en el Río Cydnus.  En el tiempo de Pablo no solo era un importante centro comercial, pero también se conocía como un centro de actividad intelectual – particularmente para el estudio de filosofía estoica.
Tarso solo aparece cinco veces en el libro de Hechos (9:11, 30; 11:25; 21:39; 22:3) y no vuelve a aparecer en ningún otro lugar de las escrituras.  Pablo menciona ser de Tarso en dos ocasiones (21:39; 22:3), pero nunca la menciona en sus epístolas.  Relata una visita a Cilicia (Galatos 1:21), provincia cuya capital es Tarso.
Porque he aquí, él ora” (v. 11d).  Aprendimos en versículo 9 que Saulo estaba ayunando.  Ahora aprendemos que está orando.  El ayuno y la oración son disciplinas espirituales complementarias.
Y ha visto en visión un varón llamado Ananías” (v. 12a).  Recuerde que el Señor le está hablando a Ananías en una visión (v. 10) – y que Saulo también ha tenido una visión.  El Señor prepara estos dos hombres para la reunión que les tiene prevista. Que entra y le pone la mano encima, para que reciba la vista” (v. 12b).  En el Antiguo Testamento, Moisés puso sus manos sobre Josué para comisionarle (Números 27:18-23).  En el Nuevo Testamento, los apóstoles impusieron sus manos sobre la gente para sanarla (Mateo 9:18; Hechos 28:8), para impartir el Espíritu Santo (Hechos 8:17; 19:6), y para comisionar alguna obra particular (Hechos 6:6; 13:3; 2 Timoteo 1:6).
Este es un ejemplo de la imposición de manos para sanar – “para que reciba (Saulo) la vista.”  Pero Ananías le dirá a Saulo que la imposición de manos es “para que recibas la vista y seas lleno de Espíritu Santo” (v. 17).  Esta imposición de manos es inusual en que Ananías no es apóstol ni tiene otro credencial que no sea su vida devota y su buena reputación (22:12).  No obstante, el Señor le escoge para poner sus manos sobre Saulo, y esta llamada del Señor es lo único que necesita.

Reflexión y debate.





El mundo injusto de cada día.

Mateo 20: 1-16

El mundo es injusto. Hasta un niño lo sabe. Algunos tienen más que otros. Los pobres siempre salen perdiendo. Alguien tiene demasiado y otros demasiado poco.  
El mundo es injusto porque cuando nos medimos con otros siempre es con los que están mejor que nosotros. Nunca con los que están peor. Y estas comparaciones pueden generar incluso lo peor de nuestros pensamientos. Miedos, celos, envidia. Si la envidia es lo que hace que muchas personas se pongan en movimiento.
Pero esta idea no es moderna. No sólo se aplica a nosotros. El mal también ha existido por dos mil años atrás. Cuando los hombres y las mujeres se comparaban con otras mujeres y otros hombres al final salía a relucir la envidia.  
Nos encontramos con ella en la historia de hoy. Aquí los  labriegos que trabajan diez horas, no van a recibir un salario más alto que los que trabajan sólo una hora. Y por ello reclaman enojados. ¿Por qué el último en llegar tiene el mismo salario que el primero? ¿No es injusto? Hemos crecido oyendo decir que los que trabajan más duro y más tiempo tienen los sueldos más altos. Pero hoy esto no es así.
La pregunta es razonables. ¿Entendemos por qué los primeros trabajadores están enojados? Aquí no se trata de ser de izquierda o de un sindicato. Es la lógica de todo ser humano la que protesta.
Pero lo que los primeros jornaleros y nosotros percibimos como una injusticia simple, es vista de otra manera por el dueño del campo. Los hombres y las mujeres siempre hemos usado una vara de medir que se rompe ante el Sr. Dios. Y es que nosotros no vemos el mundo como lo ve El. Nosotros pensamos en función de la riqueza o la pobreza, del tener o el no tener, de la soledad o la compañía, de lo que nos beneficia y lo que nos perjudica y el Sr. Dios piensa en términos de condenación y salvación, individuo y comunidad, Él quiere que todos sean bendecidos. Que todos tengan algo que llevar a casa cuando se acaba el día.
Pero parece que los primeros trabajadores no piensan en los que llegaron tarde. Ellos no entienden la justicia injusta del dueño del campo, ellos quieren que la bendición sólo sea para ellos. ¿Y por qué no entienden? ¿Son malas personas? No, sencillamente ellos están ciegos y no pueden ver las necesidades de los demás jornaleros, de los últimos en llegar.
Uds. podríamos  tratar de ponernos en el lugar de los últimos jornaleros. Pero no se los voy a pedir. Se los voy a narrar. Imagínese quedarse en la plaza del pueblo todo el día esperando que alguien te contrate para llevar algo de comida a la familia. Estás sentado y esperando y el tiempo pasa. Estás encerrado en su propio mundo. Y así día tras día. Año tras año. No hay nadie que te ofrezca un trabajo. Crees que no vales nada. Que no sirves de nada. Eres un inútil.
Cuando estamos viviendo esa realidad, Dios no lo quiera, entonces la oración del Padre nuestro tiene sentido. Y Dios usa al dueño del campo para dar el pan a los que no lo tienen. Dios empuja al dueño del campo a volver a la plaza del pueblo a buscar a los necesitados aunque solo sea para trabajar una hora. Antes que se ponga el sol.
Los últimos en llegar no lo tienen fácil con lo que ya estábamos aquí antes. Los últimos en llegar tienen que demostrar lo que nosotros nunca demostramos. A ellos les pedimos lo que a nosotros nadie nunca nos pidió. Si, vivimos en un mundo injusto, le pedimos a los últimos en llegar a nuestra iglesia que sean sabios, paciente, perdonadores, santos, cuando la triste realidad es que nosotros no lo somos aun.
Pero la oración de los últimos en llegar es escuchada. Y son escuchadas porque sus vidas  carecen de sentido y significado. Pero ellos también experimentan la bendición. Y lo hacen, porque la oración es escuchada, porque el injusto dueño del viñedo les quiere establecer un significado y una importancia que los demás no quieren darles. Él no mira cuán grande y cuan talentoso son los jornaleros. Él no se fija  en cuánto tiempo han estado en el trabajo. Simplemente busca su bien.
Vivimos en un mundo injusto. Hasta un niño lo sabe. Y es injusto porque, entre otras cosas, nos rebelamos cuando el dueño del campo quiere ofrecer justicia para todos. Y no nos gusta esa justicia. Sino la nuestra.


Augusto G. Milián

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Poema

Tú revistes de música a los pájaros,
alimentas con pétalos la piedra,
introduces tu espíritu en mi barro
y me coronas rey de la materia.
Soy lo que Tú me has dado, nada es mío,
y me reclamarás al fin los réditos.
Soy lo que con tus dones he crecido
y el ofrecerme a Ti será mi mérito.
Deseo que mi vida te prolongue,
que Tú habites mi cuerpo en esta tierra,
que en mi voz tu palabra inflame y logre
encender nueva luz en las tinieblas.
Y cuando me recibas en tu reino
me mires a los ojos y sonrías,
compruebes que ya es bueno tu universo
porque tu voluntad está cumplida. 

Emma Margarita Vallés