sábado, 16 de enero de 2010

El carácter del cristiano: las bienaventuranzas (I)

Mt. 5:3-12
Domingo 17.01.10

Quien esté familiarizado con la figura de Jesús seguramente reconoce las bienaventuranzas con que se inicia el Sermón de la Montaña. Antes de iniciar cualquier estudio particular sobre las bienaventuranzas me temo que debemos responder a tres preguntas generales sobre ellas. Y que tienen que ver con las personas a las cuales describen, las cualidades que se elogian y las bendiciones que se prometen.

Las personas que se describen. Las bienaventuranzas describen a una cantidad de gente muy variada, multicolor y diversa. Describe a los integrantes de una comunidad cristiana. Y es que no hay iglesias iguales ni perfectas. Todas están formadas por una gran variedad de caracteres y personalidades. Por tanto las bienaventuranzas nos dice quien forma la comunidad cristiana: gentes mansas, misericordiosa, pobres, de corazón limpio, llorones, hambrientos, pacifista y perseguidos. Este es el modelo de comunidad cristiana. Así somos nosotros.

Pero nuestra iglesia no es una iglesia elitista. Tampoco nos consideramos los mejores cristianos de la ciudad. Por eso las bienaventuranzas hablan sobre el concepto que tenia Cristo de cómo debería ser cada un o de nosotros. Estas características han de ser características de todos. No sólo del Pastor o de la tesorera, o de la maestra de Escuela Dominical. Los aspectos de los que hablan las bienaventuranzas son los frutos del Espíritu. Son los ideales de un ciudadano del Reino.

Las cualidades que se elogian. Los que han podido contrastar los evangelios sinópticos se habrán dado cuenta que hay una diferencia conceptual entre Lc. y Mt. En el pasaje paralelo Lc. dice: bienaventurados los pobres mientras que Mt escribe: bienaventurados los pobres de espíritu. Quizás podamos hablar un día del carácter social y espiritual de estos autores, pero no hoy.

Una cosa me queda clara, o Jesús se contradice o hemos de admitir que los evangelistas fueron un poco torpes a la hora de describir las palabras de Jesús. No veo la intención de Jesús de establecer un reino material, de hacer cosas para que la gente dijera cosas buenas de él. Me temo que las intenciones de Jesús van hacia otro camino.

Pero a la vez hemos de entender que Jesús no permaneció indiferente ante las necesidades de los que se acercaban a él. Más bien todo lo contrario, siempre se mostró compasivo y alimentó a los hambrientos. Pero no, definitivamente, la bendición más importante de su reino no fue de carácter económico.

Parece ser que en algunas circunstancias Dios puede usar la pobreza económica como medio de bendición espiritual. De la misma manera que la riqueza puede convertirse en un obstáculo para ver a Dios. Por tanto ser pobre no es sinónimo de ser alguien bendecido por Dios. Por ser pobre no se nos abrirán las puertas del cielo. Quizás Jesús nos llame a ser moderados con lo que usamos y gastamos, pero no veo el llamado justamente en la primera bienaventuranza.

La pobreza y el hambre a que hace Jesús referencia en esta primera bienaventuranza son estados espirituales. Son los pobres en espíritu los que se declaran dichosos. De ahí que podamos sospechar que las demás bienaventuranzas corran la misma intención.

Las bendiciones que se prometen. Si hacemos una lectura de cada bienaventuranza veremos que el esquema que se sigue es el mismo: se elogia una cualidad y a tales personas se les declara dichosos. La palabra griega utilizada aquí es makarios y aquí puede significar feliz. Y feliz, como lo entendemos en castellano, poca relación tiene que ver con la ética, sino más bien con las emociones. Por tanto, las bienaventuranzas más que demandas éticas son demandas emocionales. Recursos que nos aproximan a nuestra condición de seres humanos. Quizás sea el tiempo en que la Iglesia Reformada de Aragón descubra la relación que puede establecerse entre la santidad y la felicidad.

Pero también podemos hacer otra lectura. Las bienaventuranzas no sólo pueden describir un estado emocional, sino que van más allá de eso y nos dice como Dios nos considera a nosotros.

¿Qué es una bendición? Una bendición es la expresión de un deseo benigno dirigido hacia una persona o grupo de ellas que, en virtud del poder mágico del lenguaje, logra que ese deseo se cumpla. Gramaticalmente, se trata de oraciones con modalidad desiderativa (lo mismo que su contrario, las maldiciones). Así, son bendiciones típicas Que Dios te guarde o Que te vaya bonito. Pero en nuestro contexto una bendición es ser parte del Reino de los cielos y heredar la tierra. Ser bendecido es ser consolado, es ser saciado, es recibir misericordia, es ver a Dios, es ser llamado hijo de Dios.

¿Estas bendiciones son para el presente o para el futuro? No sé Ud. yo creo que para los dos tiempos. Algunos teólogos aseguran que se refieren al futuro y por eso forman parte de la escatología. Ellos hacen su aseveración en el tiempo verbal de las bienaventuranzas. Pero si vemos las enseñanzas de Jesús en su integridad estas se refieren a una realidad presente. Puesto que el propio Jesús es la imagen real del Dios invisible.

Continuará…

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