Lo mejor de las más grandes historias es el contenido que llevan dentro. Los personajes pueden ser unos héroes, o unos villanos, o las víctimas o estar atrapado en una narrativa aislada; Son la expresión de lo feo y lo bello en la vida. La
historia más grande en La telaraña de Carlota es como el amor y el
sacrificio y la amistad enriquecen nuestras propias vidas. La
historia más grande en La cabaña del tío Tom, Huckleberry Finn, y Las
uvas de la ira es el relato de la vida donde se mezclan la esperanza y el horror. Estas son historias donde nos vemos reflejados. Donde al final formamos parte de esta historia.Los rabinos leían las historias del Antiguo Testamento,
especialmente las del Génesis, de forma similar, con un tono
profético e implicativo. Es
por eso que, por ejemplo, el viaje de Abraham en Egipto a causa de
una hambruna, le causa problemas con el Faraón, Dios
interviene e hiere Egipto con plagas, y Abraham y su familia finalmente dejan Egipto
cargados de las riqueza del país (Génesis 12). Todo esto tiene la etiqueta de un mini éxodo que acaba con un final feliz.En
una escala aún mayor, podemos entender el caso de José, cuyo vida con muchos matices apunta a la historia de Cristo y la vida de los
cristianos de todo el mundo, especialmente los que llevan la cruz de
la persecución. Para ilustrar esto, tomemos uno de los pasajes de la historia de José y lo leamos de manera extensivaAunque
vendido como esclavo en Egipto, José vivía sirviendo en la casa de Potifar. Todo
iba bien hasta que la esposa de Potifar comenzó a mirar a José de otra manera (Génesis 39: 6), y decidió que le quería como amante. Asi que tras insimuarle para tener sexo recibió la famosa negativa: ¿Cómo puedo hacer yo este grande mal y pecar contra Dios? (39: 8-9). Sin
inmutarse por su rechazo, la seductora continuó, día tras día. Un día, cuando José literalmente huyó de sus impulsos lujuriosos, ella se quedó con el manto de José. Eso fue el colmo. Y para demostrar que el infierno no tiene más furia que una mujer
despreciada, ella acusa de violación a José, y exhibe su manto como evidencia. La historia es conocida, José terminó en la cárcel por un crimen que no
cometió.Ya sea consciente de ello o no, esta mujer egipcia estaba en guerra con el Señor de Israel. Su voluntad se enfrentó contre su Voluntad. Sus deseos combatían los deseos de Dios. Y Jose estaba atrapados en este fuego cruzado, pero él era la imagen de Dios. Cuando una persona, por fidelidad al Señor y a su Palabra, se
niegan a someterse al mal entonces ha de experimentar la persecusión. Tarde o temprano ella llegará.Nosotros,
hemos llorado con nuestros hermanos y hermanas cristianos en Irak. Con los de Siria. Quienes sistemáticamente son asesinados y brutalmente
torturados y expulsados de sus hogares por el llamado Estado Islámico. Nosotros,
hemos sido testigo de muchas de las atrocidades cometidas contra cristianos por Boko Haram en Nigeria. La razón de esta persecución va más allá de las aspiraciones políticas de estos organismos terroristas. La razón va más alláde la pretendida división cultural y sociológica entre los cristianos y sus perseguidores musulmanes. La
razón es aún más profunda que la interpretación de los puntos de vista radicales islámicos, de los pasajes coránicos sobre la matanza de
infieles, léase: los cristianos. La
razón fundamental es la oposición de los cristianos a someterse a las tesis
islámicas. Y es que nuestros hermanos cristianos de Africa y el Medio Oriente no pueden participar de esa gran maldad y pecar contra Dios. Con la persecusión y el martirio rechazan firmemente el adulterio espiritual con los que adoran a una mentira.
Hace mucho tiempo atrás, a un perseguidor de los cristianos llamado Saulo se le pregunta: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?. Cuando Saulo pregunta quién le habla, sólo hay una respuesta: Yo soy Jesús, a quien tú persigues (9: 5). La persecución de Saulo hacia la iglesia era su persecución persona contra el Dios de la iglesia, contra Jesucristo. El Señor le había prometido tanto a sus discípulos como a los seguidores seréis aborrecidos de todos por mí (Mateo 10:22). Podemos cubrir la persecusuón con diferentes pinturas y decir que se debe a los prejuicios, a los celos, al miedo, a la ideología religiosa y las motivaciones políticas, pero estaremos escondiendo la verdadera razón: en realidad las acciones de la esposa de Potifar, las del Estado islámico, las de Boko Haram, y las de los perseguidores de los fieles, es que en realidad están en guerra contra el mismo Dios.Ahora que sabemos que nuestro hermanos cristianos llevan la peor parte en este conflicto es importante recordar y recordarnos a nosotros mismos que el Señor resucitado está con ellos. A este Jesús, a quien el Estado Islámico persigue es el Jesús que fue martirizado por crucifixión, que se levantó de la tumba y se unen a sus seguidores en la muerte y resurrección. No lo olvidemos. No, que la iglesia no lo olvide.
Hace mucho tiempo atrás, a un perseguidor de los cristianos llamado Saulo se le pregunta: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?. Cuando Saulo pregunta quién le habla, sólo hay una respuesta: Yo soy Jesús, a quien tú persigues (9: 5). La persecución de Saulo hacia la iglesia era su persecución persona contra el Dios de la iglesia, contra Jesucristo. El Señor le había prometido tanto a sus discípulos como a los seguidores seréis aborrecidos de todos por mí (Mateo 10:22). Podemos cubrir la persecusuón con diferentes pinturas y decir que se debe a los prejuicios, a los celos, al miedo, a la ideología religiosa y las motivaciones políticas, pero estaremos escondiendo la verdadera razón: en realidad las acciones de la esposa de Potifar, las del Estado islámico, las de Boko Haram, y las de los perseguidores de los fieles, es que en realidad están en guerra contra el mismo Dios.Ahora que sabemos que nuestro hermanos cristianos llevan la peor parte en este conflicto es importante recordar y recordarnos a nosotros mismos que el Señor resucitado está con ellos. A este Jesús, a quien el Estado Islámico persigue es el Jesús que fue martirizado por crucifixión, que se levantó de la tumba y se unen a sus seguidores en la muerte y resurrección. No lo olvidemos. No, que la iglesia no lo olvide.
Chad Bird
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