martes, 26 de abril de 2011

Jonás o la visión negativa del mundo

Taller sobre el Antiguo Testamento y el arte de la resiliencia
Miércoles 27 Abril 2011

I. Introducción

Caso 1: Hoy soy una persona bastante negativa, pero antes no era así. Quizás en los últimos veinte años me han pasado cosas muy buenas y otras muy malas. Por razones de las que no soy muy consciente se han ido apoderando de mi mente pensamientos negativos. Parece como si todo lo que me hubiera ocurrido fuera malo, no soy capaz de recordad cosas buenas ni mostrarme agradecido. Al principio eran unas pocas ideas, pero progresivamente han ido incrementándose, invadiendo mi trabajo, mi familia, mis vecinos, mi corazón.

Caso 2: No era consciente del peso de mis pensamientos negativos hasta hace poco. Hace unos días los conté. Cada vez que me venía un pensamiento negativo lo apuntaba. En sólo dos horas llegué a 104 pensamientos negativos. En el fondo he estado pensando como afectan a mi vida los pensamientos negativos y puedo decirte que: me agotan, me hace infeliz, me aíslan, me convierten en pesimista, me anulan cualquier motivación, me contrarrestan la alegría y la energía, me restan posibilidades en mi trabajo, me convierten en impopular entre mis compañeros, los traslado a los seres más queridos, "los educo en la negatividad". Afectan a mi familia de forma muy diversa, van creando barreras con mis hijos, perjudican a mi pareja, le quitan ilusión, entusiasmo, alegría, me impide ver oportunidades y potencialidades, me sumen en un marco de perjuicios, riesgos, me llevan a un concepto del mundo en el que apenas merece vivir, cada vez río menos, me disgusto más, incluso por tonterías. Me irrito cada vez con más gente y con más facilidad, me afecta a la salud y me acaban deprimiendo.
II. Jonás
El libro da cuenta del profeta Jonás y relata una historia en la cual Dios manda a Jonás a predicar al pueblo de Nínive, la capital de Asiria para persuadirlos de arrepentirse de su maldad o de lo contrario su ciudad quedaría destruida. Jonás se negó a obedecer y al principio huye de la presencia de Dios embarcándose rumbo a Tarsis, pero en el camino Dios prepara una tempestad y los tripulantes al saber que huían de Dios lo arrojan al mar en medio de la tempestad.
Entonces Dios envió un gran pez para que se tragara a Jonás. Después de tres días de permanecer en el vientre del pez durante los cuales Jonás oró, Dios dio la orden de que el pez vomitara a Jonás, arrojándolo a tierra firme.
Después de esto, Jonás recibió por segunda vez la orden de Dios de ir a predicar a Nínive. Jonás accedió y en esa ciudad anunció la destrucción inminente para temor de todos sus habitantes: «Dentro de cuarenta días Nínive será destruida». El Rey de la ciudad, al enterarse sobre dicho designio, ordenó el ayuno de toda la población. Al presenciar el arrepentimiento masivo de la población de Nínive, Dios decidió que no castigaría la ciudad ni a sus habitantes. Jonás se enojó al contemplar la piedad de su Dios y el hecho de que su profecía no se cumpliera, por lo que se marchó de la ciudad disgustado. Dios lo reprendió por su falta de compasión hacia los muchos miles de personas y animales de Nínive, pero al final lo alecciona.

III. Cuando tengo una visión negativa de mí
Muchas personas son inconcientes de sus modelos de pensamientos diarios y lo que hacen es permanecer en círculos cerrados de pensamientos negativos: eso no lo puedo hacer, no soy una buena persona, nadie me quiere, ¿por qué siempre me pasarán cosas malas a mí? Pero esto lo ven los que están a cierta distancia de la persona en cuestión, al propio afectado esto no es tan apreciable. Y lo es entre otras cosas porque no se escucha sus propias palabras. Los mensajes que nos enviamos a nosotros mismos son de importancia vital para edificar nuestra propia imagen. P. e. que torpe soy, ¿quién me mandaría a mi a meterme en este lío?

El éxito y el fracaso no llueven desde el cielo. Lo que hacemos y lo que dejamos de hacer repercute a la largo de nuestra vida. Las personas resilientes saben que no pueden estar en todos los sitios, que no pueden hacerlo todo, que alguna vez cometen errores y esto no tiene porque afectar su autoestima. Las personas con una visión negativa de la vida no se quieren o quieren a la persona que no son.
Preguntas 1: ¿Por qué Jonás no quiere ir a Nínive?

IV. ¿Puedo cambiar la visión negativa que tengo del mundo?
Nuestra realidad social no ayuda mucho a tener una visión positiva de la vida. Las noticias en la televisión, los rumores y las novedades se encargan de hacer hincapié en los aspectos más negativos del mundo. Las malas noticias no solo nos irritan, sino que nos ponen a la defensiva y nos infunden miedo. Y es así como aflora la idea nuestra de que vivimos en un mundo donde lo que domina es la violencia, el robo, el fraude, las injusticias y la muerte. Por eso dejamos a los idealistas y románticos soñar con un mundo mejor, pero nosotros no nos damos permiso para ello.
Pregunta2: ¿Qué visión tenía Jonás de los habitantes de Nínive?

Algunas personas le dan una importancia tremenda a lo que comen, pues piensan que lo que comen influye de alguna manera en su cuerpo. Pero casi nadie se preocupa por lo que piensa. Nadie le presta atención a su alimentación mental. Y la verdad es que nos atiborramos de comida basura para la mente y después nos preguntamos: Por qué me siento triste? ¿Por qué estoy deprimido?¿Por qué estoy enojado? No se trata de negar nuestra realidad diaria, sino prestar atención a lo que permitimos que entre en nuestra manera de pensar. Sólo cuando cobramos conciencia de lo positivo en nuestras vidas podremos encontrar las fuerzas necesarias para emprender empresas, hacer cambios, dejarte oír, tener paz.
Los optimistas y los pesimistas tienen algo en común: antes o después ambos tienen razón. Lo que marca la diferencia es el interludio. Cuando las cosas van bien los optimistas se alegran; los pesimistas no son infelices. Cuando las cosas se tuercen los optimistas están descontentos; los pesimistas no sólo han confirmado sus temores sino que se sientes aún más descontentos. En resumen; los optimistas no siempre están alegres; pero los pesimistas no lo están nunca. ¿Por cuál de estas dos actitudes te inclinas tú?

Pregunta 3: ¿por qué al final del relato Jonás se queda solo y aislado?

Próximo tema: Miriam o los caminos hacia la aceptación. Ex. 15: 20-21

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