Puede que Efesios 1,3-14
contenga algunas de las frases más largas de la Biblia. ¡Se aprecia algo
así como el excitado parloteo de un niño que vuelve a casa después de
haber estado en un parque de atracciones! Podría haber comenzado la vida
como liturgia y, ciertamente, haber inspirado a escritores de liturgias
e himnos de todas las épocas. Padre, Hijo y Espíritu Santo son alabados
y celebrados.
“
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos
ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en
Cristo, según nos escogió en Él antes de la fundación del
mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. En amor nos
predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo,
conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su
gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado.
En Él tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros
pecados según las riquezas de su gracia que ha hecho abundar para con
nosotros. En toda sabiduría y discernimiento nos dio a conocer el
misterio de su voluntad según el beneplácito que se propuso en Él, con
miras a una buena administración en el cumplimiento de los tiempos, es
decir, de reunir todas las cosas en Cristo, tanto las que están en los
cielos, como las que están en la tierra. En Él también hemos obtenido
herencia, habiendo sido predestinados según el propósito de aquel que
obra todas las cosas conforme al consejo de su voluntad, a fin de que
nosotros, que fuimos los primeros en esperar en Cristo, seamos para
alabanza de su gloria.
En Él también vosotros, después de escuchar el mensaje de la
verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis
sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa, que nos es dado como
garantía de nuestra herencia con miras a la redención de la posesión
adquirida por Dios, para alabanza de su gloria. (Efesios 1,3-14 Biblia de las Américas).
Quiero centrarme en tres palabras claves de este pasaje. Palabras
claves cristianas que pueden fácilmente ser malentendidas, pero cuya
correcta comprensión nos proporciona un poderoso mensaje. Estas son
bendecido, escogido y
predestinado. Necesitamos la ayuda de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo para entender estas palabras.
Bendecido
Ser bendecido significa ser el recipiente de una bendición que se
puede definir como un don o afirmación especial de parte de Dios para el
beneficio y el bienestar de la persona que lo recibe. Pero quizás
signifique mucho más que eso. Es Dios el Padre el que nos ha bendecido
con toda bendición espiritual (v. 3) y es a Él a quien deberíamos mirar
para entender lo que significa ser bendecidos. Cuando hacemos eso,
resulta evidente que la bendición en la Biblia
no sólo es para el beneficio del que la recibe.
Podemos retrotraernos a Abraham y Sara, a Noé y a su familia, incluso
hasta Adán y Eva… y veremos que a través de toda la Biblia en cada
bendición dada por Dios y sin excepción adquiere un gran efecto
expansivo. Pensemos sobre esto. Quizás, en una época tan egocéntrica
como esta necesitemos más que nunca reflejar esta verdad. En lugar de
“contar nuestras bendiciones” y cantar “gracias Dios porque les pasa a
ellos y no a nosotros “ (Band Aid “
Feed the World”) cuando llega
el sufrimiento, la pobreza y la injusticia, necesitamos entender que las
bendiciones de Dios son extensivas a todo el mundo –y hacer, con una
actitud activa y orante, algo para legar las bendiciones que hemos
recibido. Todo esto está muy bien, pero el escritor no sólo nos
interpela a trabajar por una sociedad más solidaria y equitativa.
Recibir y compartir las bendiciones no es un fin en sí mismo. Es sólo un
aspecto de un gran cuadro, un cuadro que puede verse de forma clara
cuando también entendemos el significado de las palabras “escogido” y
“predestinado”.
Escogido
Debemos tener en cuenta el contexto de “escogido” en el versículo 4 y
en el versículo 11. Adopción (un tipo de elección muy especial) también
se encuentra en el versículo 5. Entraremos en el terreno de los
malentendidos en lo que respecta a estas palabras, si entendemos que, si
Dios ha elegido a alguien, esto debe significar que hay otras personas a
las que no ha elegido. Personas que han sido destinadas a quedarse
fuera de la plenitud del amor de Dios y de sus bendiciones, Esta es una
trampa clásica en la que caen muchas personas religiosas de todo tipo
especialmente predispuestas a cometer dicho error, y todas ellas lo
hacen demasiado a menudo.
Ahora bien, si el Padre nos ayuda a entender la bendición es el Hijo,
Jesús, el que nos ayuda a entender el significado de ser elegido por
Dios. El versículo 5 nos dice que a través de Jesús, aún a través de su
sangre adquirimos nuestra adopción. Tanto a través de la vida ejemplar
de Jesús como de su perfecto, inagotable y victorioso amor, incluso
hacia sus enemigos, durante todo su camino a la cruz e incluso más allá
hacen posible que hombres, mujeres y niños sean bendecidos con la
adopción como hijos de Dios, como hermanos y hermanas de Jesús. Para
entender a dónde quiere llegar Dios con esto debemos hacer referencia al
versículo 10, donde vemos que su último propósito, el cual se hará
realidad, es otorgar en Cristo la unidad de todas las cosas, tanto en el
cielo como en la tierra. Esto tiene grandes implicaciones, las cuales
van más allá del ámbito de esta breve reflexión.
Pero la cuestión clave aquí no es
quién es escogido o adoptado, sino
para qué
las personas son escogidas. Entender para qué somos escogidos afecta
ineludiblemente las elecciones que hacemos en nuestro día a día, tal y
como podemos apreciar en las historias de la vida de Jesús y en los
Hechos de los Apóstoles. Y las personas son elegidas para esto: llegar a
ser “santos y sin mancha” delante de Dios (v. 4). No porque Dios sólo
pueda tolerar a las personas santas e inocentes, sino para abrir los
ojos de los que se extrañan de la sorprendente aceptación, clemencia e
inclusión que Él lleva a cabo.
Predestinado
Esta palabra la encontramos en los versículos 5 y 11 y, a menudo,
también se malentiende. ¿Significa lo mismo que destino? ¿Cada cosa que
nos pasa ha sido arbitrariamente decidida? ¿No podemos hacer nada porque
Dios realmente ha determinado todas las cosas? El origen de esta forma
de pensamiento puede deberse a un elevado criterio sobre la grandeza y
el poder de Dios. Pero también puede tener un efecto poco saludable que
puede llevarnos a la complacencia o a un pesimismo fatalista,
dependiendo de si “tienes” o “no tienes”; la élite religiosa o los
extrañados. ¡Recientemente me he dado cuenta de que algunas de las más
populares notas d
evocionales diarias usadas por muchos cristianos apenas
pueden distinguirse de las lecturas del horóscopo que se publican en
periódicos y revistas!
Pero la predestinación no es igual al destino, y de la misma manera
que Dios el Padre nos ayuda a entender qué significa “bendecido” y
Jesús el Hijo nos ayuda a entender “escogido”, necesitamos al Espíritu
Santo para que nos ayude a entender lo que realmente significa
“predestinado”. Porque estamos predestinados a ser una comunidad llena
del Espíritu Santo. Una comunidad que es activa y dinámica, su
influencia es transformadora y se difunde como la luz y el calor del sol
naciente, como el viento que produce el viaje del polen, o como la
lluvia reanimando la tierra seca. Lo que necesitamos es una relación
íntima y dinámica con Dios, los unos con los otros y con el mundo.
Tal y como dice el teólogo Karl Barth, el Espíritu Santo es la forma
particular del ser de Dios que introduce profundamente a los cristianos
en la fe y al mismo tiempo los visibiliza en la medida que ellos/ellas
participan en el ministerio de Cristo hacia el mundo: “
El Espíritu
Santo crea una comunidad que empuja más allá de sí misma porque Él atrae
a la comunidad para el trabajo de salvación universal de Cristo” (Church Dogmatics IV/1, pp. 665-6).
Por tanto, los cristianos no han sido predestinados para una vida
regalada o mísera, o para una aceptación pasiva del destino, sino para
un papel activo, fructífero, influyente y dirigido por Dios en su plan
global de salvación.
Conclusión
Bendecido. Escogido. Predestinado. Si entendemos estas palabras
correctamente, de acuerdo con la percepción de Dios Padre, Hijo y
Espíritu Santo, estaremos más capacitados para hacer lo que nos toca en
el fascinante plan de Dios. Para los seres humanos, creer en Dios puede
resultar extraordinario en los tiempos que vivimos. Pero resulta mucho
más extraordinaria la audacia de Dios al creer en los seres humanos.
Dios nos atrae para participar en su plan, bendiciéndonos y
escogiéndonos para provocar todo lo que Él ha predestinado, es decir,
que las vidas que vivimos y las elecciones que hacemos no sean ni
insignificantes ni fútiles
Andrew Tweedy, Barcelona, diciembre 2012