Estudio bíblico
Tema 1: ¿Qué hemos oído de
Pablo?
Jaca
I. Introducción.
Es
difícil decir algo sobre Pablo que ya no se haya dicho antes. Así que me ha
sido una labor difícil encontrar bibliografía actual que no contenga algo de la
antigua. Así que me hago una pregunta: ¿Podemos
entender a Pablo hoy?
Para
responder a esta pregunta he de aceptar el criterio de que sigue siendo un
hombre actual, al menos en el ámbito de la eclesiología y la cristología. Pero
si quiero responder a la pregunta de manera equilibrada entonces he de tener en
cuenta tres datos
I.1 El hombre.
Ningún
otro hombre ha influenciado tanto en el génesis de la conciencia cristiana
después de Jesús que Pablo de Tarso. Ninguno ayudó a la comunidad cristiana a
tener la forma determinada que él. A veces, es tan fuerte lo que dice Pablo que
algunos nos preguntamos de la interdependencia que hay entre Jesús y Pablo.
Los
reformadores del s. XVI vieron en Pablo el principio de comprensión del hecho
cristiano. De hecho hay comunidades cristiana que la única manera que tienen de
vivir la fidelidad a Jesucristo es la manera que la sostuvo Pablo.
I.2
La obra.
Los
escritos paulinos o atribuidos a él abrieron el mensaje de Jesús a todo el
mundo. Es cierto que no fue de los
elegidos por Jesús. Es cierto que cuando hace su aparición en escena ya la
iglesia tiene una estructura y una tradición. Pero es Pablo quien hace de la
iglesia un cuerpo misionero. Que se expanda.
Las
epístolas paulinas muestran a un pensador teórico. Muestran a un hombre que
entiende que hay que tener apertura al mundo.
I.3
Los escritos.
Pablo
inicia sin tener conciencia de ello los escritos del NT. Sus cartas son los
documentos más antiguos del cristianismo. Documentos ocasionales, ligados a una
época concreta, a unas circunstancias muy locales dirigida a los cristianos de
los años cincuenta del s. I d.C.
Si
queremos saber como era la iglesia primitiva las cartas de Pablo nos muestran
algunas ideas y las líneas teológicas de estos años.
II. ¿Qué pretendemos?
II.1
Situar a Pablo en su contexto. No lo podemos entender desde nuestro tiempo ni
con nuestras circunstancias. No podemos entender lo que escribe sin entender su
vida.
II.2
Comprender sus cartas. Podremos tamizar las cartas que escribió a las que le
son atribuidas. Y releerlas.
II.
3 Podremos sintetizar su manera de pensar. Llegar a tener una noción de la
teología paulina. Pablo no hace una teología determinada. No. Cuando escribe y
reflexiona lo que está haciendo es responder a problemáticas concretas de
distintas comunidades.
III. ¿Somos paulinos o cristianos?
No
sé cual es vuestro parecer al respecto. Pero una cosa me queda claro Pablo y
sus reflexiones son cristianas. No podríamos entender a Pablo fuera del
contexto cristiano. Pero no quita que desde el principio del cristianismo la
figura de Pablo haya sido poca ortodoxa. Haciendo que las ideas que tenemos de
él rocen el desconocimiento, lo clasifiquemos como el incomprendido por los
apóstoles de Jerusalén, el solitario de los caminos.
Jesús
no nos deja indiferentes. Pablo tampoco lo hará. Sus excesos y sus defectos nos
motivaran. Su pasión por llevar al evangelio nos asustará.
IV. La persona de Pablo.
IV.1.
Una personalidad difícil. Era un hombre contradictorio. De carácter difícil.
Reunía en sí mismos los dos extremos del espíritu humano: la razón y la
imaginación, universal y profundo, lógico e intuitivo impetuoso (Gá. 3:1 o
5.12) y tierno (Gá. 4:19 o 1 Co. 4:15)
Una
persona así nos puede fascinar, pero a la vez nos puede producir rechazo y
enemistad. Cuando se dirigía a las
comunidades lo hacia de manera dominante reclamando su autoridad suprema de
apóstol.
De
carácter fuerte, apasionado e impaciente no lo hacia participar del diálogo
sereno ni se demoraba en matizaciones. Pero a la vez era capaz de amar hasta la
ternura. Consiente de su debilidad (2 Co. 11.30 o 12:9) no a veces de ponerse
como modelo (1 Te. 2:6 o 1 Co. 4:16). Pablo es un hombre de excesos. El ideal
griego de hombre despegado y escéptico no va con él.
Cuando
tenemos una personalidad compleja los conflictos no tardan en aparecer. Primero
con Juan Marcos (Hc. 12:24-13:5) con Bernabé (Hc. 15: 36-41), con pedro (Gá.
2:11-21), rivales que no nombra (Ro. 3:8) y con los que no es muy comprensivo
(2 Co. 11:13-15). Pablo prefiere la contraposición al dialogo (2 Co. 3:6).
Pablo
es un hombre que piensa bajo presión. Alguien que escribe como reacción a sus
antagonistas. Pero que se muestra profundamente afectivo con sus comunidades.
IV.2
El perseguidor perseguido. De perseguidor de cristianos (Hc. 8: 1-3) a expuesto
a graves peligros (2 Co. 11.23). Expuesto a graves peligros (2 Co. 11: 23-27).
Vivir sin morada fija, ni familia propia hay que atribuirle a Pablo una salud
fuerte y una gran capacidad de resistencia. Pablo no cree que el sufrimiento es
el ideal de vida cristiana (2 Co. 12:8). Más bien Pablo esperaba un futuro
libre de dolor y muerte (1 Co. 15:26).
IV.3
Enfermo incurado. No sólo tenía una personalidad difícil sino que pudo ser un
hombre enfermo. Por mucho que investiguemos la naturaleza del mal no sale a la
luz (2 Co. 12:7), algunos hablan de malaria, epilepsia jaquecas enfermedad de
la piel, ceguera, etc. Por eso incluso algunos niegan tal enfermedad. Cuando
leemos su testimonio (Gá. 4: 12-14) todo parece indicar que era un mal crónico
doloroso, visible, humillante, periódico. Pablo deseo estar sano (2 Co. 12.10)
nunca lo fue (Gá. 6:17)
Próximo tema: Las imágenes eclesiales de
Pablo.
Augusto G. Milián
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