Mt. 5:17-20
Jesús le dice a sus seguidores que no ha venido a abrogar la ley y los profetas. O sea, no había venido para decirles que no leyeran el AT o alguna de sus partes. Jesús había comenzado su ministerio hacía muy poco tiempo y sus seguidores querían saber que pensaba el del AT, que pensaba de guardar el sábado. Pero el problema real era otro. ¿Cuál era la autoridad de Jesús? o mejor dicho: ¿Quién tenía más autoridad Jesús o el AT? Estas última pregunta nos la seguimos haciendo nosotros veinte siglos después. Y la respuesta de Jesús sigue siendo la misma: he venido a cumplirlos, refiriéndose a la ley y a los profetas. Y esto hemos de entenderlo como que la misión de Jesús era culminar, llenar, ampliar los mandamientos anteriores.
¿Qué encontramos en el AT? Doctrinas, profecías y preceptos. Es en el AT donde están las principales columnas de nuestra fe. Allí está la revelación de Dios. Pero esta revelación es parcial. Jesús la complementa. Es en el AT donde escuchamos hablar del Mesías que vendría a salvar a los hombres. Pero es Jesús quién nos dice que es Él el cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Es en el AT donde encontramos la moral de Dios y su ética, pero la mayoría de las veces estos preceptos fueron mal interpretados o desobedecidos. Es Jesús quien los obedece y confirma.
Cuando el apóstol Pablo escribe que el fin de la ley es Cristo, no crean que estaba haciendo un llamado a la libertad para desobedecer la Ley de Dios. Más bien es todo lo contrario. Estaba diciendo que la aceptación que hace Dios de nosotros no sólo se obtiene por la obediencia a la ley sino mediante la fe en Cristo.
Así que tenemos una ironía delante de nosotros. La palabra de Dios es eterna, pero nuestras teologías y eclesiología se acabarán. Las leyes de Dios son perdurables como el Universo. Nosotros finitos.
Pero entonces, ¿Cómo formar parte del Reino de Dios? Los vv.19 al 20 podrán darnos un poco de claridad. La justicia de Dios se expresa en el cumplimento de su ley. ¿Pero de que tipo de justicia está hablando Jesús en el Sermón de la Montaña? ¿De la de Dios o de la nuestra? Jesús habla a sus seguidores.
El éxito del cristiano no está en guardar 9 mandamientos, mientras que los fariseos solo podían guardar 8. No, la diferencia entre estas justicia no esta en la cantidad, sino en la profundidad. El problema es de nuestro corazón. Mientras los fariseos se conformaban con el cumplimiento externo y rígido de la Ley, Jesús llama a la justicia interior. Pero para tener acceso a ella hay que nacer de nuevo. ¿Hay alguien aquí que haya nacido de nuevo?
Si hacemos una película de la biografía de Cristo tendremos que hacerle decir oraciones y versículos del AT. Jesús inicia su ministerio en el desierto recordándole al Diablo pasajes de las Escrituras. No le dice nada más. Solo le echa en cara fragmentos del AT. Eso me hace pensar que Jesús no contradijo la Ley de Moisés. Más bien eran los fariseos quienes la habían desvirtuado. Los que la habían hecho perder su verdadero significado.
En el Sermón de la Montaña Jesús no es un nuevo legislador, no. Es más bien el que explica la ley antigua con fidelidad y cordura. Para Calvino, Jesucristo es el restaurador de la Ley.
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