sábado, 24 de octubre de 2015

La cuestión de ser ciudadano en una tierra de espinos



Apuntes no sacros para un acercamiento a Hechos 22: 21-29

En este pasaje Lucas narra el resultado que tuvo el discurso que Pablo dirigió a los judíos que habían querido matarlo. En éste les había compartido su experiencia de conversión, esperando no tanto hacer su defensa sino ayudar también a la conversión de ellos. Sin embargo un gran número de los ahí presentes no se dejaron tocar el corazón, no se permitieron abrirse a lo evidente: que lo que Pablo decía era verdad, que él, como ellos, había sido un judío celoso de la ley de Moisés y perseguidor de cristianos, pero se había
convertido luego de que el propio Jesús se le había aparecido y lo había enviado como testigo Suyo a anunciar la Buena Nueva a todos, incluidos los paganos. A los oyentes de Pablo les parece intolerable lo que plantea y buscan su muerte. Él tribuno pretende torturarlo para que confiese qué ha hecho, pero Pablo apela a un ingenioso recurso y logra salvarse de éste inmerecido tratamiento.

22, 22 LE ESTUVIERON ESCUCHANDO HASTA ESTAS PALABRAS
Lucas nos había dicho que se hizo un gran silencio cuando la gente oyó a Pablo hablarles en su lengua y comenzar llamándoles: 'hermanos y padres'(Hch 22,1), es decir, dirigirse a ellos no sólo identificándose con ellos, como miembro del mismo pueblo, sino sin asomo alguno de rencor luego de que habían estado golpeándolo para matarlo. Sin embargo indudablemente hubo elementos en el discurso de Pablo que no les gustó escuchar (que Aquel a quien crucificaron resucitó; que se le apareció a Pablo no sólo en el camino a Damasco, sino ¡en el Templo!, y algo que les parece abominable: que lo envió a predicar a
los paganos, no para que se convirtieran al judaísmo sino para que se volvieran seguidores de Jesús.

Y ENTONCES ALZARON SUS VOCES DICIENDO: '¡QUITA A ÉSE DE LA TIERRA!; ¡NO ES JUSTO QUE VIVA!'
Nuevamente (ver Hch 21, 36) se alzan entre la multitud voces que piden la muerte de Pablo. Algunos estudiosos de la Biblia consideran que Lucas quiso hacer ver que, como Cristo, Pablo también vivió su 'Pasión', y que esta escena se asemeja a aquella que narran los Evangelios en los que la muchedumbre pide que muera Jesús (ver Lc 23, 21).

22, 23 VOCIFERABAN, AGITABAN SUS VESTIDOS Y ARROJABAN POLVO AL AIRE.
Lucas nos deja ver que se armó verdadero revuelo: la gente grita, emplea sus vestidos
(probablemente sus mantos) como banderas que agitan al aire, crean una polvareda, una gran confusión, en suma, se dedican a caldear el ambiente y a enardecer los ánimos.

22, 24 EL TRIBUNO MANDÓ LLEVARLO DENTRO DEL CUARTEL Y DIJO QUE LO SOMETIERAN A LOS AZOTES PARA AVERIGUAR POR QUÉ MOTIVO GRITABAN ASÍ C0NTRA  ÉL.
El tribuno decide meter a Pablo al cuartel quizá buscando librarlo de la muchedumbre que amenaza con apoderarse de él para lincharlo. Pero en lugar de interrogarlo tranquilamente como merece cualquier persona a la que la autoridad debe considerar inocente hasta que se pruebe lo contrario, lo manda torturar para que confiese qué es lo que ha hecho que ha despertado la cólera de la multitud. ¡Vaya manera de proceder!, no de acuerdo a lo que mandaban las propias leyes romanas. Le sucede como a Pilato, que se deja llevar por la gritería, por la presión de la gente. Pilato también mandó azotar a Jesús, a pesar de que se
dio cuenta de que era inocente (ver Lc 23, 14-15.22; Jn 19,1.4).

22, 25 CUANDO LE TENÍAN ESTIRADO CON LAS CORREAS, DIJO PABLO AL CENTURIÓN QUE ESTABA ALLÍ: '¿OS ES LÍCITO AZOTAR A UN CIUDADANO ROMANO SIN HABERLE JUZGADO?'
a.estirado con las correas: Se disponen, pues, a tender a Pablo sobre un banco o a atarlo a la columna para azotarlo...con lo que se alude al 'flagellum' o azote de correas con el cual se ejecutaba la tortura. Cicerón dice que la pena de flagelo es más dolorosa que la de vara.
b. ciudadano romano: Pablo había dicho que él nació en Tarso de Cilicia, por lo cual el tribuno ya sabía que probablemente era de nacionalidad romana, pero por lo visto pasó esto por alto y no lo trató conforme mandaba la ley: lo mandó torturar para que confesara, un modo de 'interrogatorio' que "estaba prescrito entre los romanos sólo para los esclavos y los extranjeros...pues....un ciudadano romano no podía ser sometido a interrogatorio acompañado de tortura; más aún, la ley lo protegía contra la flagelación como recurso policíaco que se infligía sin investigación ni sentencia.
Pablo aprovecha para reclamar esta trasgresión a la ley y poner nerviosos a estos romanos que pueden ser castigados y destituidos por lo que han hecho con él. Esto ya había sucedido antes: en una ocasión en que Pablo fue arrestado y a los pretores les entró miedo al saber que habían mandado azotar y encarcelar a un ciudadano romano (ver Hch 16, 36-39).

22, 26 AL OÍR ESTO EL CENTURIÓN FUE DONDE EL TRIBUNO Y LE DIJO: '¿QUÉ VAS A HACER? ESTE HOMBRE ES CIUDADANO ROMANO.'
La pregunta de Pablo da resultado. El centurión se preocupa por lo que han hecho y va a plantearle al tribuno la situación: ellos, que se supone que están ahí para defender las leyes del imperio romano, han transgredido esas propias leyes, nada menos que ¡contra uno de los suyos ! Han cometido un delito grave.

22, 27 ACUDIÓ EL TRIBUNO Y LE PREGUNTÓ: 'DIME, ¿ERES CIUDADANO ROMANO?'
El tribuno es verdaderamente inoportuno en sus preguntas. Primero le ha preguntado a Pablo si no es el terrorista egipcio del que han oído hablar (uno esperaría que la autoridad estuviera mejor informada...), ahora le pregunta si es ciudadano romano.
-
'SÍ', RESPONDIÓ.
Pablo no le deja lugar a dudas.

22, 28 'YO, DIJO EL TRIBUNO, CONSEGUÍ ESTA CIUDADANÍA POR UNA FUERTE SUMA.'
El tribuno confiesa cómo adquirió la nacionalidad romana. La primera vez que se otorgó el obtener el derecho de ciudadanía a cambio de una suma considerable fue por obra de Mesalina, esposa del emperador Claudio...Dado que el tribuno se llama y que los nuevos ciudadanos tomaban el nombre de familia del emperador reinante, se puede suponer que lo obtuvo en el reinado de Claudio (años 41 a 54). Al traer a cuento la fuerte suma que le costó quiere indicar que sabe lo que ese derecho vale. El escritor romano Casio asegura que se traficaba con el derecho de ciudadanía, vendiéndolo
por fuertes sumas de dinero.

'PUES YO, CONTESTÓ PABLO, LA TENGO POR NACIMIENTO.'
Pablo le 'gana' al tribuno en cuanto a la autenticidad de su ciudadanía. No pagó por ella, la recibió al nacer.

22, 29 AL MOMENTO SE RETIRARON LOS QUE IBAN A DARLE TORMENTO. Ante la afirmación de Pablo no cabe más que dar marcha atrás. Cabe suponer que el tribuno pide
que se retiren los verdugos que habían llegado dispuestos a torturar a Pablo.

EL TRIBUNO TEMIÓ AL DARSE CUENTA QUE LE HABÍA ENCADENADO SIENDO CIUDADANO ROMANO.
Al tribuno no le preocupa la injusticia que cometió (haciendo que Pablo fuera encadenado con dos gruesas cadenas, como si fuera un criminal: ver Hch 21,33), ni el mal rato tremendo que le hizo pasar a un inocente; se preocupa sólo por sí mismo, por lo que le puedan hacer por haber encadenado a un ciudadano romano. Ahora procurará encontrar alguna razón que justifique, ante las autoridades a las que tiene que  rendirles cuentas, su proceder.

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