viernes, 18 de enero de 2013

La parábola del burro en el pozo.



Una maestra les contó a sus  alumnos la siguiente historia.

Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El animal lloró lastimosamente durante horas mientras el campesino trataba de averiguar qué hacer. Finalmente, se decidió que si el animal era viejo y el pozo necesitaba ser tapado aprovecharía para matar dos pájaros de un tiro.

Así que invitó a todos sus vecinos para venir y ayudarle a tapar el pozo con el burro dentro. Todos ellos cogieron unas palas y comenzaron a echar tierra en el pozo. En un principio, el burro no entendía lo que estaba pasando. Pero después comenzó a rebuznar desconsoladamente. Luego, para sorpresa de todos se calló.

Intrigado, el campesino miró hacia el fondo del pozo. Y se sorprendió de lo que vio. Con cada palada de tierra que caía sobre su lomo, el burro estaba haciendo algo increíble. Él se sacudía la tierra y se colocaba sobre la que caía. Y así durante el tiempo que todos los hombres echaban tierra dentro del pozo. Y cundo el trabajo estaba por finalizar, para sorpresa de todos, el burro dio un salto por encima del borde del pozo y salió trotando alegremente.

Y entonces les preguntó: ¿Qué significa esta parábola? Pero los alumnos no sabían que decir. Así que ella les habló otra vez.

La vida siempre está dispuesta a echar sobre nosotros tierra. Muchas palas de tierra. Mucha suciedad. Sobre todo cuando hemos caído en un pozo. El truco para salir del agujero es quitarse la tierra de arriba y dar un paso hacia arriba. La tierra son los problemas que llegan a nosotros. Cada uno de nuestros problemas es un escalón sobre el cual podemos subir. Podemos salir de los pozos más profundos, pero no podemos quedarnos quietos y llorar y lamentarnos de nuestra suerte. Hay que moverse. No hay que darse por vencido. Hay que sacudirse y dar un paso hacia arriba.  

Un niño levanta la mano indeciso y le pregunta a la maestra: ¿Seguro que ese es el final de la historia, señorita?

No- responde la maestra. En realidad el burro regresó más tarde y mordió al campesino que había intentado enterrarle vivo. La herida se le infectó al campesino y días después murió de un shock séptico.

Se hizo un silencio apabullante en la clase. La maestra aprovechó para preguntar:¿Creen que este final nos puede enseñar alguna cosa?

Una niña se levantó con decisión de su pupitre y respondió: Señorita, nunca debemos hacer el mal, pues los burros vienen y nos muerden. Y las mordidas de los burros son mortales.

Esta parábola es parte de la tradición oral de internet.

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