I. Introducción
1.
El día que el maestro contó su primera parábola estaba con los discípulos en la
playa. Junto al lago se había reunido una gran multitud para escuchar al nuevo
rabí que llegaba desde el norte. La muchedumbre era variopinta y expectante.
Había muchos rumores sobre él. Algunos habían traído a sus enfermos y es que
del Maestro se decía que podía curar males del cuerpo y del alma.
2.
El sol calentaba los guijarros de la orilla. Más allá de las adelfas y los
sauces estaban los campos de trigo. El Maestro pidió una de las barcas de los
pescadores y se subió a ella. Desde el centro de la cala todos le podían ver y
él les veía. Sin más preámbulos que mirar el panorama que tenía delante comenzó
a hablar:
Érase una vez
un sembrador que salió a sembrar Y
mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las
aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y
brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero salido el sol, se
quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos; y los
espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto,
cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
Marcos 4: 1-9
3. En las cristologías actuales es lugar común
reconocer que el dato histórico más cierto que tenemos de la vida de Jesús es
que el tema central de su predicación, la realidad que daba sentido a toda su
actividad, fue el reinado de Dios. Jesús no predicaba a Dios simplemente, ni a la Iglesia, ni a sí mismo, sino el reinado
de Dios. La centralidad del reino de Dios en Jesús y en los evangelios es
bastante obvia: aparece 122 veces en los evangelios y, de ellas, 90 en labios
de Jesús. Hablar
sobre la evangelización según Jesús y la iglesia primitiva es una osadía de mi
parte. Así que voy a pedir que hagan uso de vuestra misericordia para conmigo
en esta tarde.
4. Jesús era un judío del Norte de Palestina,
de dónde no se esperaba que saliera nada bueno. Yo soy un isleño que vive en el
Valle del Ebro entre la curiosidad y la nostalgia. La iglesia primitiva
persiste entre la utopía y las reflexiones que hacemos en torno a las
Escrituras. Yo vengo de una iglesia postmoderna y que a veces no sabe que hacer
con tantas tradiciones; pero que no se quiere quedar con los brazos cruzados.
Así que espero que entiendan si en algún momento saltan chispas de pasión.
5. Mucho se habla sobre la evangelización en
nuestros días y en nuestras noches. Sin previo aviso y sin un acuerdo
anticipado la Alianza Evangélica Española AEE y la Conferencia Episcopal
Española CEE nos sorprenden con toda una seria de proyectos de trabajo que
tienen como eje común el tema de la evangelización en la España. Y fíjense que
hablo de evangelización y no de misión.
6. David J. Bosch en su necesario libro Misión en transformación dedica todo un
capítulo a reflexionar sobre los documentos del NT como posibles materiales
misioneros. Y allí habla de la evangelización como una dimensión de la misión.
Así que en esta hora quiero compartir en voz alta, para que nadie se vea
tentado a dormir, algunas de las
reflexiones sobre esta dimensión.
7. La palabra evangelización no aparece en el
NT, pero si evangelistas, por tanto
no es una palabra que podamos actualizar, acotar o etiquetar según las
tradiciones de los primeros cristianos. Intentos han existido mucho para
definir el concepto de evangelización. Así que si alguno de Uds. no puede
soportar el deseo de dar una definición se la sumaríamos a las ya existentes.
8. Antes de compartir el hacer de Jesús y de la
iglesia primitiva me gustaría presentarles una posible tesis del término, según
los criterios nuestros y que la colocan como madre de la teología.
Evangelizar:
es presentar a Cristo con el poder del ES, de tal manera que los hombres y las
mujeres puedan llegar a depositar su confianza en Dios a través de él.
9. Esta es una etiqueta trinitaria que dice
que cuando evangelizamos lo que hacemos es
comunicar las Buenas Noticias. Por tanto la meta de la evangelización según la
entienden las iglesias surgidas de la reforma protestante del s. XVI es
persuadir a los hombres y a las mujeres de que acepten a Jesucristo como Señor
y Salvador. Pero con una finalidad doble adosada: que sirvan a Cristo en la
comunión de su Iglesia y a la vez ofrezcan un servicio responsable en el mundo.
II. ¿Es
Jesús un evangelizador?
1. A esta pregunta podemos responder de manera
tajante y rotunda con un si y con un
no. Pero aún no lo haremos. Tengamos un poco de paciencia. Hagamos algo de
teología.
2. El nuevo Maestro que describen los
evangelios sinópticos además de ser más joven, no habla como los demás
maestros. Ha estado dando buenos consejos como los rabinos, predica sermones
como los teólogos e interpreta las Escrituras como los doctores; pero no se
expresa como ninguno ellos. Los rabinos,
los teólogos y los doctores intentan explicar el mundo, el Maestro alberga la
utópica empresa de cambiarlo.
3. No siempre hemos sido conscientes del
ministerio evangelizador de Jesús. Más bien nos hemos acomodado a la idea de
ver solamente lo que de él se dice cuando se ha querido interpretar los
conflictos doctrinales que el discurso de Jesús llevaba al corazón del
judaísmo. El peligro en hacer esta sola lectura de Jesús nos lleva a verle
únicamente como el protagonista de una historia confesional. Una historia donde podemos sentirnos aceptados o
rechazados, según sea nuestro credo eclesial.
4. Los autores de la biografía de Jesús en el
canon bíblico son muy diferentes los unos de los otros. Y estas diferencias se
hacen evidentes, entre otras cosas, a la hora de presentar la manera de
entender como trasmitir las buenas noticias del Reino de Dios por parte de
Jesús que tienen ellos. Pero esta falta de uniformidad no debe
sorprendernos. Es la que nos ayuda a
despojarnos de un Jesús que inicia el ministerio público sin el ropaje del
idealismo.
5. ¿Es Jesús un evangelizador? Si utilizamos
como filtro el concepto antes expuesto que juega un poco con el universalismo,
entonces podríamos decir sin pelos en la
lengua que Jesús no lo era. ¿Qué sabemos de Jesús? Lo que cuentan los
evangelios. Lo que el cristianismo triunfante ha dejado que conozcamos. Sabemos
p. e, que Jesús durante su vida terrenal ministró y desarrolló su vida
exclusivamente dentro del marco de la fe y la vida religiosa del judaísmo del
s. I. Así que cuando Mateo lo sube a escena y lo presenta como el esperado que llega para que se cumplieran las promesas
hechas a Israel, no nos debemos rasgar las vestiduras. Para el Jesús de Mateo
no es tan obvio, como tampoco para sus primeros seguidores, que la puerta de la
fe se está abriendo para los gentiles. Pero esto es una sospecha personal. No
puedo reconstruir la teología de Jesús en su totalidad. No tengo la libertad de
hablar de Jesús como me venga en gana, sino que puedo hacerlo desde dentro de
la comunidad. Y hoy Uds. con mi comunidad.
6. ¿Es Jesús un evangelizador? Si utilizamos
como elemento de juicio el discurso profético y la misión a la que se ve
involucrado Jesús de abracar a todo Israel podríamos responder con un si. Este Jesús es un predicador y un
sanador itinerante, sin nexos permanente con la familia, con una profesión o
con un hogar. Este Jesús cree en un reino mesiánico. Un Reino donde todo Israel
será salvo.
El
Espíritu del Señor está sobre mí.
Me ha ungido para proclamar buenas noticias a los pobres;
me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos,
a dar vista a los ciegos,
a poner en libertad a los oprimidos
y a proclamar el año de la buena voluntad del Señor
Me ha ungido para proclamar buenas noticias a los pobres;
me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos,
a dar vista a los ciegos,
a poner en libertad a los oprimidos
y a proclamar el año de la buena voluntad del Señor
Lucas 4: 18-19
7. ¿Es Jesús un
evangelizador? En el sentido de la escatología del Reino de Dios si lo es. Dios
se ha acercado a los pobres, a los humildes y a los despreciados de Isaías y
que Jesús hace suyos en la sinagoga de Nazaret. La vida miserable de los pobres
es contraría a los propósitos de Dios. Y Jesús llega para poner fin a esa
miseria. Pero las buenas noticias no son para unos pocos de elegidos. La
evangelización de Jesús es inclusiva.
8. Las buenas noticias
serán dadas a los pobres y a los ricos. A los oprimidos y a los opresores. A
los pecadores y a los devotos. La evangelización que práctica Jesús disuelve
todo alienación. Derriba los muros de hostilidad entre los individuos y los grupos.
El Reino de Dios es la columna vertebral de la acción de Jesús. Y a el pueden
llegarse todos. Pero usará un lenguaje que juega con el futuro y con el
presente.
8.
La forma concreta en
que Jesús llevó a cabo su misión la podemos descubrir en las distintas páginas
del Evangelio. La lectura atenta de Marcos 1-45 nos muestra la finalidad que
Jesús perseguía al anunciar la Buena Nueva el pueblo:
a. Crear una comunidad
para el Reino (Marcos 1, 16-20): Jesús comienza el proceso de constituir
una comunidad de seguidores y éstos comienzan su proceso vocacional. Galilea es
el lugar privilegiado donde los discípulos pueden tener la experiencia de
Jesús: comienzan a vivir en la inseguridad familiar y económica; les espera un
trabajo desconocido y asumen un proyecto de vida donde tienen prioridad las
necesidades de los demás. Son corresponsales de la causa del Reino.
b. Hacer nacer una
conciencia crítica (Marcos 1, 21-22): Lo que Jesús enseña es nuevo y lo hace con
autoridad. “Todo lo contrario de los maestros de la Ley”. La enseñanza de Jesús
impresiona a los discípulos; descubren nuevos valores que cuestionan la
religión que viven.
c. Combatir el poder
del mal (Marcos 1, 23-28): Jesús no tiene autorización legal para
enseñar, pero sí tiene una práctica con autoridad a favor de los sufrimientos.
Su acción es eficaz y poderosa frente al mal que atenta contra la vida humana.
d. Restaurar la vida
para el servicio (Marcos 1, 29-34): El que sana a la suegra de Pedro y a los
enfermos con dolencias de toda clase es el Servidor de Yahvé, el que se hace
siervo de todos para liberar a la humanidad de toda clase de servidumbres. Los
que se han liberado de sus servidumbres pueden convertirse en servidores de los
demás.
e. Permanecer unido al
Padre por la oración (Marcos 1, 35): La oración es el lugar en que Jesús
discierne y decide su acción, de acuerdo al proyecto de Dios y es la instancia
de análisis de su práctica. La oración de Jesús no es una oración ritual ni
marginada de la vida. Como él no hace nada por cuenta propia, necesita lugares
solos o desiertos para entrar en comunión con la voluntad del Padre que le
envió.
f. Ampliar y
profundizar la conciencia de la misión (Marcos 1, 36-39): A través del diálogo con los Doce, Jesús
sabe que todos lo buscan, es decir, la propuesta que él hace ha encontrado
acogida en el pueblo, la gente lo sigue. No obstante, el éxito misionero no lo
adormece. Invita a Pedro y sus compañeros a ir más allá; la misión deben
continuar. En otros pueblitos lo esperan y lo necesitan. El desafío misionero
es recorrer Galilea predicando y echando demonios.
g. Reintegrar a los
marginados a la comunidad y a la convivencia social (Marcos 1, 40-45): El leproso, en la sociedad de Jesús,
estaba condenado a vivir marginado, fuera de las poblaciones, porque su enfermedad
era contagiosa y una amenaza para la vida del pueblo; se le prohibía tener
relación con los demás. Con la sanación del leproso, Jesús logra que el leproso
salga de su marginación; se mancha las manos tocando a alguien legalmente
impuro para reintegrarlo sano y salvo a la comunidad. La Buena Nueva, expresada
en palabras y signos proféticos, exige un cambio socio-religioso: en adelante,
no habrá más personas marginadas.
9. Desde la perspectiva de los destinatarios
concretos, el reinado de Dios anunciado por Jesús es una buena noticia, en
cuanto asume y hace realidad esta esperanza. Sus hechos lo constatan: acoge y
devuelve la dignidad a los considerados inmorales (Mt 21, 31-32; Mc 2, 15; Lc
7, 37-50); a los paganos y samaritanos (Lc 7, 2-10; Jn 4, 7-42); a los leprosos
y poseídos del demonio (Mt 8, 2-4); a las mujeres, niños y enfermos (Mc 1, 32;
Mt 8,16); a los pobres sin poder (Mt 5,3; Lc 6,21; Mt 11,25). El reinado de
Dios llega como buena noticia porque su cercanía implica el fin de la pobreza,
de los sufrimientos, de la discriminación, el fin de la situación de desamparo
y abandono en el que se encuentran los que no tienen lugar en la sociedad. Tan
es así, que algunos teólogos (6) afirman que el resumen del evangelio y de toda
la predicación de Jesús no es el “Reino (o la salvación), ha llegado”, sino “la
salvación ha llegado a los pobres, a los pecadores”. Aquí radica lo bueno y lo
nuevo del reino.
10. Lo bueno: el reino viene para cambiar la
situación de los pobres y ponerle fin a esa realidad inhumana. Que los pobres
posean el reino de Dios, no es un mérito de ellos, ni menos aún la consecuencia
de un valor que tendría la pobreza. La razón es la opuesta: lo inhumano de su
situación de pobres. El reino viene porque Dios es humano, porque no puede sufrir esa situación y viene a hacer
cumplir su voluntad sobre la tierra: que la pobreza cese su obra destructora de
humanidad.
11. Lo nuevo: con el reinado de Dios los
fundamentos del antiguo orden se conmoverán: los últimos serán primeros (Mc 10,
31), los pequeños serán grandes (Mt 18,4), los humildes serán maestros (Mt
5,4), los enfermos serán curados, los sordos oirán (Mt 11,5) y los oprimidos
serán liberados (Lc 4,18). La situación de los seres humanos ante Dios se verá
transformada: los pecados serán perdonados (Mt 6,14), los hijos de Dios se
encontrarán en la casa paterna (Lc 15,19) y se desbordará la risa alegre del
tiempo de la liberación.
12. ¿Es Jesús un evangelizador? Si atendemos a
su modo de vivir la fe entonces podemos responder con un tercer si.
De
Jesús impactó, sin duda, el mensaje de esperanza, sus actividades liberadoras: milagros, expulsiones de
demonios, acogida a los marginados, su praxis de denuncia y desenmascaramiento
de los poderosos, es decir, llamó la atención su servicio al Reino de Dios.
Pero también su modo de ser y
hacer el reino ejerció un
gran impacto. En Jesús veían a alguien que hablaba con autoridad,
convencido de lo que decía, no como los que hablan como fanáticos irracionales
o como funcionarios a sueldo. En sus tribulaciones acudían a él y al pedirle
solución a sus problemas lo hacían con lo que, al parecer, era siempre el
argumento decisivo: Señor, ten
misericordia de nosotros. Sus
seguidores, discípulos, hombres y mujeres cercanas, quedaron impactados por su
autenticidad, su verdad, su firmeza, y, en definitiva, por su bondad.
13. En suma, lo que hace
que el modo de ser Jesús sea una buena noticia (evangelio) es su talante
compasivo, Jesús se conmueve hasta las entrañas al ver a las muchedumbres
angustiadas y desvalidas (Mt 9, 36). Se hace escandalosamente solidario con los
leprosos, publicanos, prostitutas, pecadores, niños y mujeres. Su talante
compasivo no disminuía su actitud crítica y profética. Su Buena Nueva para los
pobres fue a la vez mala noticia para los poderosos de su tiempo. No fue
neutral o imparcial. Se definió ante el conflicto social y ante la dominación
religiosa. Tomó partido inequívocamente en favor de los pobres y de los
excluidos. La compasión solidaria y la indignación profética son dos
actitudes fundamentales de la vida de Jesús, de su ser más profundo, en
las que se nos da una Buena Noticia concreta e histórica.
III. La evangelización en los primeros días.
1. Toda disertación sobre
la iglesia cristiana debe tener como punto de partida la lectura del NT. Así que es esta segunda parte permaneceré
cerca de él.
2. Para los seguidores de
Jesús una cosa fue la enseñanza y el
ejemplo que recibieron de él y otra muy distinta fue la manera de llevarla a la
práctica. Lo que parecía sencillo en el contexto de la obra de Jesús, aun en
medio de la ruptura con los fariseos y las tradiciones del judaísmo, se
convierte en una empresa más compleja
que la naciente iglesia ha de acometer.
3. En los años inmediatos
a la primera pascua de resurrección el compromiso evangelizador de la iglesia
primitiva siguió restringido a Israel. Jerusalén era el eje de la nueva
comunidad y sus miembros continuaron visitando al templo. Parece ser que se
entendía que abandonar a la nación era traicionar a Jesús. Así que los
discípulos de dedican a predicar el arrepentimiento a un Israel apostata, antes
de la venida del Hijo del Hombre. Pero sin la intención de constituirse como
una religión aparte. Al menos en las etapas iniciales no hay espacio para
albergar tal sospecha. Y es que el judaísmo de esta época era tan plural que
ofrecía espacios para que este cristianismo insipiente existiera como un grupo
más entre otros muchos.
4. Pero las comunidades
cristianas, a diferencia del judaísmo, se integraban plenamente a los prosélitos
en su seno. Quizás el primer trabajo evangelizador que cosechó frutos gentiles
fue el que estaba dirigido precisamente a los judíos. Pero los obstáculos no
tardaron en aparecer.
a.
Obstáculos judíos:
i.
Cristo, piedra de tropiezo. Nunca ha sido fácil ganar judíos para la
religión cristiana. Y tampoco lo fue en el siglo 1, pese a que el cristianismo
había nacido de la matriz del judaísmo. La primera y la mayor de las
dificultades que los misioneros debieron enfrentar fue su propio anonimato:
ellos no eran nadie.
ii. La piedra de tropiezo de la iglesia. Pero no sólo la cristología
de los cristianos provocaba tan apasionadas reacciones entre los judíos. También su eclesiología era
igualmente provocativa. Algunos de ellos, como Esteban, parecían hablar
livianamente acerca del templo y de su ritual.
b. Obstáculos
grecorromanos:
i. Los cultos privados y la religión estatal. Primeramente, el
aspecto religioso. Los romanos hacían una
distinción fundamental entre relígío y superstítío. Relígío significaba
la religión oficial; principalmente, la religión del estado romano, vínculo
formal entre los seres humanos y los dioses.
5. El cristianismo surgió
en el mundo con toda la precipitación de las buenas noticias, buenas noticias
proclamadas con gran entusiasmo y denuedo por sus defensores y respaldada por
el testimonio y la experiencia de los mismos. Era el fruto de su convicción de
que Dios había transformado la aparente derrota del viernes santo en la suprema
victoria de la Pascua La naturaleza precisa de esta proclamación en la iglesia
primitiva ha sido examinada ampliamente en años recientes, en especial desde la
publicación de la obra de C. H. Dodd, La predicación apostólica y su desarrollo.
6.
Nuestro Evangelio más primitivo, el de
Marcos, puede arrojar una luz decisiva sobre la manera en que el cristianismo
entendía la buena nueva. Marcos es absolutamente universal en su oferta. No
obstante, él sabe que la buena noticia sólo es efectiva entre quienes se
arrepienten, creen y están listos a dedicarse a un discipulado costoso y
abnegado (Me. 1.15; 8.35). Solamente quien está dispuesto a perder su vida por
la causa de Cristo y del evangelio puede hallarla. Únicamente dando su vida por
causa de otros Jesús pudo ofrecer nueva vida a los seres humanos, la nueva vida
proclamada en el evangelio.
7. Si vamos a Pablo, el
otro escritor neotestamentario que utiliza frecuentemente el sustantivo evangelio, encontraremos casi el mismo
cuadro. También aquí «el evangelio» tiene un contenido definido claramente.
Tanto es así que en casi la mitad de las referencias aparece solo, sin
calificativo alguno. Sus buenas noticias podían ser difundidas (2 Ca. 11.7), podían ser enseñadas
(Ef. 6.19); el evangelio podía ser vivenciado (1 Co. 9.14), anunciado (1 Ts.
2.2), dado a conocer (1 Co. 15.1) o presentado para su discusión (Gl. 2.2).
Igualmente podía ser escuchado (Col. 1.23), recibido (2 Ca. 11.4).
8. Los elementos
genuinamente distintivos en la predicación del evangelio de Pablo parecen haber
sido los siguientes... Primero, utilizó el lenguaje forense de justificación/o
especialmente en contextos donde las buenas obras judías eran consideradas como
merecedoras del favor divino; procedió así con el objeto de salvaguardar la
iniciativa de Dios de proveer la salvación. Segundo, subrayó el carácter
absoluto y definitivo del evangelio: es el evangelio de verdad, de esperanza,
de poder, de inmortalidad, de la gloria de Dios presente dentro de nuestro
mundo (Col. 1.5, 23; 1 Ts. 1.5s.; 2 Ti. 1.8; 1 Ti. 1.11). En pocas palabras: es
el misterio de Dios, la verdad que estuvo oculta y ahora se ha revelado
a las personas; es nada menos que la sabiduría de Dios (Ef. 6.19; 1 Ca. 2.4-6).
Tercero, Pablo destacó las implicaciones éticas del evangelio. Si alguien está
sujeto al evangelio de DIOS, ello significa que la gracia divina obra dentro de
él (2 Ca. 9.13s.); de allí que deba vivir cada día de su vida de t~ manera que sea digno
del evangelio que profesa (Fil. 2. 7).
9. La segunda de las
grandes palabras utilizadas en el Nuevo Testamento para definir la
evangelización de los primeros cristianos es la raíz keryssein, que
significa, básicamente, proclamar a la manera de un heraldo. El heraldo era una
persona importante en sí misma y nadie podía poner sus manos impunemente sobre
él. Pero no era éste precisamente el caso del
evangelista. La palabra kerygma (proclamación) no es frecuente, lo cual
es sorprendente desde el momento en que. se ha castellanizado (kerigma) como
término técnico para referirse a la predicación primitiva. Aparte de la «predicación
de Jonás» (Mt. 12.41; Lc. 11.32), sin embargo, el único que la usa en el Nuevo
Testamento es Pablo, y escasamente una media docena de veces. Resulta claro,
por Romanos 16.25s., que Pablo la entiende como sinónimo de euangelíon; en
este versículo significa exactamente lo mismo que evangelio.
10. La valoración que hizo
Dodd del kerigma primitivo pudo haber sido incompleta; sin embargo, ha podido
demostrar que hay un alto grado de uniformidad fluyendo a través de los
discursos o sermones atribuidos a Pedro en la primera parte de Hechos. Un
estudio reciente ha servido para destacar esta realidad. La cuestión es ésta: ¿tal modalidad en la
predicación del evangelio se remonta a los primeros días de la iglesia de
Jerusalén o, por el contrario, se trata de una composición de Lucas,
representativa sin duda de la predicación típica del evangelio de su propia
época?60 Es una cuestión difícil de abordar.
11. Hay un
tercer gran grupo de palabras usadas en el Nuevo Testamento para describir la
tarea evangelizadora de la iglesia primitiva. Es el que procede de la raíz martyreo.
Al igual que las otras dos, euangelizomai y kerysso, este
grupo de palabras poseía también una historia que lo hacía singularmente
adecuado para su propósito. Es fundamentalmente un término legal, usado a
menudo en el griego para denotar testimonio referente a hechos o
acontecimientos, y para dar testimonio de verdades con las que uno se
compromete. En ambos casos, tanto el compromiso individual como la veracidad
personal de quien daba testimonio, conformaban un elemento importante.
12. La idea de «testimonio» en los escritos de Juan es
algo distinta, y es importante tener en cuenta que el apóstol utiliza este
grupo de palabras excluyendo euangelizesthai y keryssein. ¿Por
qué el testimonio es un modo de
expresión tan importante para él? Creo que la respuesta se encuentra en las
profundas convicciones de Juan respecto de la persona de Jesús.
13. Los evangelistas: ¿quiénes eran? El ministerio profesional: apóstoles y hombres
ordenados. La respuesta obvia
e inmediata es: los apóstoles. Las calificaciones esenciales de los doce
apóstoles de Jesús eran haber estado con él y haber sido enviados por él a
predicar (Me. 3.14). Aparentemente, fueron sometidos a una «prueba de
suficiencia» durante el ministerio propiamente dicho (Mt. 10), pero luego de la
muerte y la resurrección de su Maestro, la predicación del evangelio llegó a
ser su mayor preocupación. El libro de los Hechos nos cuenta que llegaron a
estar tan abrumados por tareas administrativas que deliberadamente delegaron
este tipo de trabajo para dedicarse a la oración y al ministerio de la Palabra
(Hch. 6.4).
14. Métodos de
evangelización.
a. Pública. La sinagoga fue
un semillero fértil para la evangelización entre los judíos. Dondequiera que
hubiese judíos, había también sinagogas a las que todos los israelitas fieles
debían asistir semanalmente; hasta atraían a un número considerable de gentiles
«temerosos de Dios». He aquí una congregación preparada para escuchar a los
misioneros cristianos.
b. Predicación al aire
libre. Además de trabajar en las sinagogas y por medio de ellas, los discípulos
siguieron a su Maestro en la predicación al aire libre. Los Hechos nos
presentan innumerables ejemplos de esto: en Jerusalén, Samaria, Listra y Atenas.
Este tipo de encuentros sólo podía ser efectivo en los lugares por los que se
transita naturalmente o se reúne mucha gente. En este sentido, la zona del
templo era el sitio favorito. Todos los esfuerzos de este tipo debían ser
dinámicos y desafiantes. Y si hay alguna «ayuda visual» para enfatizar el poder
del evangelio, mucho mejor aún. Las lenguas de Pentecostés y la sanidad en la
puerta La Hermosa del templo fueron útiles para dos propósitos principales
(además del beneficio para aquellos que las recibieron): atrajeron a la gente
para que pudieran oír la predicación y demostraron en términos irrebatibles las
doctrinas fundamentales del evangelio, el amor de Dios hacia los necesitados y
su poder para romper con las fuerzas del pecado y el sufrimiento en la vida
humana.
c. Predicación profética. Hasta aquí hemos analizado la predicación
cristiana ortodoxa, tanto en la sinagoga como al aire libre, tal como la
encontraríamos en nuestros días. Pero en los primeros días de la iglesia no
podemos dejar de considerar a los profetas, hombres que hablaban directamente
en el nombre de Cristo. El fenómeno está bien documentado en el Nuevo
Testamento. Había profetas en Jerusalén y Cesarea, en Antioquía, Roma, Corinto,
Tesalónica y las iglesias del Asia Menor.14 La profecía era un don que sólo
algunos poseían:15 se lo tenía en gran estima, próximo al don apostólico mismo
porque, a través de ambos, Jesús se comunicaba directamente con su pueblo.16
Los profetas estaban unidos a los apóstoles en su carácter de fundadores de la
iglesia (Ef. 2.20; 3.5), simplemente por razón de que ambos eran agentes de la
revelación.
d. Evangelización mediante
la enseñanza. Uno de los aspectos menos felices del gran libro de Dodd La
predicación apostólica y sus desarrollos es la separación arbitraria que
hace entre la predicación y la enseñanza, entre kerigma y didaqué.
Tanto en el judaísmo como en la cristiandad primitiva no existía un corte tan
claro entre el trabajo del evangelista y el del maestro. Por cierto, esto es
aparentemente así en el período que va desde Pablo hasta Orígenes.
e. Testimonio. Esta nota de
entusiasmo alentó a los cristianos primitivos en todos los aspectos de su
evangelización. Aun los más académicos estaban convencidos de que habían
encontrado la verdad en Cristo, y no se avergonzaban de añadir su testimonio
personal al mensaje que predicaban. «Yo había sido uno de ellos», dice Justino
al principio de su Primera Apología para los cristianos. Esta
declaración personal acerca de la verdad del mensaje era parte integral del
testimonio cristiano (marturia). En la literatura de este periodo se la
encuentra por todas partes. No es necesario poner énfasis en la frecuencia de
esta nota sobre el testimonio personal en el Nuevo Testamento. Los escritores
están seguros de la diferencia que el hecho de estar en Cristo ha provocado en
sus vidas, y lo recomiendan activamente a los otros. Exclaman con gozo:
«¡Gracias a Dios por su don inefable!» (2 Ca. 9.15).
f. Los hogares: La
utilización de los hogares fue uno de los métodos más importantes en la
extensión del evangelio en la antigüedad. Tenía ventajas: el número
relativamente pequeño de los involucrados hacía posible un intercambio real de
puntos de vista y permitía las discusiones informales entre los participantes;
no existía un aislamiento artificial del predicador respecto a sus oyentes; no
existía la tentación, ni para el orador ni para el que interrumpía, de querer
hacerse notar, como sucedía en un lugar público o en una reunión al aire libre.
g. Encuentros personales:
La proclamación pública de diversos tipos y el uso privado de los hogares
fueron factores cruciales en la extensión del evangelio, pero no menos
importante fue la evangelización personal, en que un individuo compartía su fe
con otro. El primer capítulo de Juan nos presenta el modelo. Desde el momento
en que una persona encuentra la verdad acerca de Jesús es constreñida a
compartirlo. A través del testimonio de Juan el
Bautista los dos discípulos encontraron a Jesús Juan1.3.7 Tan pronto
como uno de ellos, Andrés, hizo el descubrimiento,
buscó a su hermano Simón Pedro y lo trajo a Jesús Jn.1.41. enseguida,
Jesús mismo toma la iniciativa y encuentra a Felipe de Betsaida Jn. 1.43, aunque no se dice cómo.
Pero Felipe continúa con la buena obra y encuentra a Natanael Jn 1.45, y éste, a su vez,
confiesa que Jesús es el Hijo de Dios. Esto es más que el individualismo del autor del Evangelio afirmándose a sI mismo es una reflexión sobre la importancia de la
evangelización personal en la extensión de la iglesia.
h. La evangelización
literaria: Además de hablar a la gente acerca de Cristo, en público, en grupos
pequeños en los hogares, o individualmente, hubo otro método a disposición de
los primeros portadores del evangelio. Aquellos que tenían talento podían
escribir, y así lo hicieron. En realidad, inventaron una forma literaria
totalmente nueva para llevar su mensaje de salvación: el Evangelio. Por lo que
se conoce, Marcos fue el primero que tuvo esta brillante idea de reconstruir, a
base de las historias circulantes acerca de Jesús, y de los fragmentos
catequísticos utilizados en la predicación y enseñanza de las buenas nuevas a
los oyentes paganos, un relato escrito acerca de Jesús, un relato que difiere
de cualquier otro escrito que hubiese aparecido en el mundo de las letras hasta
entonces.
i. La apologética. El
hecho de escribir literatura de evangelización preparada para que la leyeran
los que no se habían convertido no terminó con los cuatro evangelistas.
Continuó con toda la fuerza en los escritos apologéticos del siglo II Pero las
tendencias desafortunadas, que ya se estaban haciendo sentir en los documentos
del Nuevo Testamento, se incrementaron en los apologistas. Durante mucho tiempo
se ha reconocido la existencia de un fuerte elemento anti-judío en algunas
partes del Evangelio de Mateo y también en Juan, donde «los judíos» siempre se
mencionan en contradicción, si no en abierta oposición, a los cristianos. Es
difícil creer que la acritud entre la iglesia y la sinagoga, que comenzaba a
crecer durante el siglo 1, no haya influenciado la presentación del mensaje
cristiano en estos Evangelios, y quizá también en Lucas-Hechos, si T. W. Manson
está en lo correcto al suponer que uno de los temas importantes en estos libros
es aclarar muy bien ante el poder secular que los cristianos deberían ser
tajantemente diferenciados de los judíos.
15. ¿Por qué evangelizarón
los cristianos primitivos?
a. Por sentimiento de
gratitud. Lo hacían impulsados por la maravillosa experiencia del amor de Dios
que habían recibido a través de Jesucnsto. El descubrimiento de que la fuerza
última del universo era el Amor y que ese Amor se había humillado a sí mismo
para bien del ser humano tuvo un efecto sobre aquellos que creían que nada
podía cambiar. El Hijo de Dios me amó y
se entregó a sí mismo por mí .Gl.
2.20.
b. Por responsabilidad. Yo hago
siempre lo que le agrada. Jn 8.29
c. El
sentido de preocupación: Jesús había venido a buscar y a salvar lo que
se había perdido (Le. 19.10). Este era el propósito supremo de su encamación y
sacrificio. El no creía que el ser humano pudiera restablecer por sí mismo su
relación con Dios o con sus semejantes.
16. No es posible
establecer con seguridad hasta dónde el proceso evangelizador dirigido por la
iglesia primitiva tuvo éxito. En p rimer lugar, no tenemos manera de comparar
sus «éxitos» con sus «fracasos». Por otro lado, la medida de Dios en cuanto al
éxito puede diferir en gran manera de la nuestra y, de acuerdo con lo visto a
través del libro, la evangelización es, antes que nada, la obra de Dios en la
vida de hombres y mujeres, para lo cual necesita la cooperación humana. Tampoco
es posible extraer de un estudio sobre la evangelización en la antigüedad las
respuestas a nuestros problemas contemporáneos en la comunicación del
evangelio. De cualquier manera, algunos aspectos de su acercamiento son muy
significativos e importantes para que la iglesia los tome en cuenta en
cualquier época que sea. Esa importancia no es menor en nuestra propia época,
en vista de nuestro éxito limitado al compartir la fe cristiana con aquellos
que no creen.
17. Una de las
características más llamativas de la evangelización en aquellos primeros
tiempos era la gente que se comprometía en ella. La comunicación de la fe no
era la tarea de los más celosos o del evangelista designado oficialmente. La evangelización era la
prerrogativa y la tarea de cada miembro de la iglesia. Hemos visto a apóstoles
y profetas errantes, nobles y pobres, intelectuales y pescadores, todos tomando
parte con entusiasmo en esta primera tarea encomendada por Cristo a su iglesia.
18. Para los primeros
cristianos la evangelización era como la circulación de la sangre en el cuerpo.
Por eso leemos que «el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser
salvos». Podría suceder otra vez, si la iglesia estuviera dispuesta a pagar el
precio.
19. El Maestro prefiere
hablar con parábolas por la sencilla razón de que las parábolas dejan siempre
algo entre líneas. Y es que no siempre hay que decirlo todo. Hay palabras que
se entienden por si solas, otras que se adivinan, se imaginan, o se sueñan. A
veces la mejor palabra es la que el maestro no dice. Con los años hemos
aprendido que para contar una verdad no es necesaria decirla, basta con contar
una historia.
El que tiene oídos para oír, oiga…
Bibliografía.
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Augusto G. Milián
Zaragoza 2012
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