miércoles, 16 de enero de 2013

El miedo nuestro de cada día.



Tema 7 La toxicidad en la iglesia

I. Introducción

Uno de las primeras emociones que confiesa Adán es el miedo. Y lo demuestra escondiéndose de Dios. A partir de aquí la historia del miedo es conocida. Miedo es una emoción que aparece registrada 68 veces en la Biblia.

Todos hemos experimentados miedos. El miedo es una emoción normal. Es ante todo una señal positiva, de protección. Sin embargo cuando este se dirige a un objetivo sin fundamento para que nos produzca miedo entonces se transforma en irracional, persistente e inmovilizador. Cuando el miedo se  convierte en algo sistemático entonces decimos que es una emoción tóxica. Y si no se controla, entonces puede durar toda la vida.

¿Qué es el miedo? Es la angustia que sentimos ante la percepción de una amenaza.

II. Las cuatro fases del miedo

El miedo funciona como un círculo. El que lo experimenta lo que hace es dar vueltas sobre sí mismo. Y es que el miedo se alimenta de sí.

Primera fase: Gran imaginación.

Frente a una determinada situación, que puede ser de crisis o no, nuestra imaginación se activa. Y nos imaginamos lo peor. Clínicamente se le conoce como el Síndrome del Juicio Final. La gente piensa que tiene cáncer, que va a morir, que ocurrirá una catástrofe.
Por ejemplo a una persona se le pide que hable en público. En su mente comenzará a escuchar su propia voz. Se reirán de mí. ¿Y si se me olvida lo que tengo que decir?¿Y si me quedo sin palabras?¿Y si la gente se aburre?

Esto es lo que nos causa miedo. Esto es lo que nos empuja a decir: No acepto la invitación. Y es que podemos estar frente a una llovizna y pensar que se aproxima un tornado.

Segunda fase: El miedo propiamente dicho.

Nuestra imaginación activa el miedo. Y el miedo que no se razona lo único que hace es crecer. Así que si al principio decimos: Yo no hablo en público porque no quiero hacer el ridículo. No sólo estamos diciendo que tenemos un sentido de la vergüenza; sino que asumimos que si la gente se ríe de nosotros nadie nos escuchará. El miedo lo que hace es distorsionar nuestra realidad. Nos hará ver una realidad muy negativa.


Pero el miedo no solo se experimenta en un plano emocional, sino que el cuerpo también lo sufrirá. Hará que te sientas torpe, que tu voz se aflaute, que los nervios se activen, que te sude la frente, las manos, que el corazón se acelere. Así que estás experimentando todo aquello que pensaste desde un principio.

Fase tres: El miedo te paraliza o te acelera.

Una persona que teme hablar en público, cuando se enfrenta a esta situación comenzará a imaginar lo peor. Comenzará a sudar, la voz le temblará, su cuerpo se bloqueará. Y cuando llegue el momento de hablar se quedará sin voz. El miedo paraliza.

Pero el miedo también puede hacer otra cosa. Nos hará movernos en el sentido contrario al que deseamos ir. Veamos un ejemplo mediante la actitud del león y su presa. ¿Por qué ruge el león? El león ruge para generar dos reacciones en las víctimas: las paraliza para después poderlas matar o provocar que huyan en dirección contraria hacia donde hay más leones esperando para cazarlas.

Y es que el miedo nos hace huir hacia lugares equivocados. Cuando experimentamos miedos más propensos somos a hacer tonterías. Por ejemplo, si un niño tiene miedo a la oscuridad, ¿qué hace?, pues se cubre la cabeza con la sábana. Como si la sábana fuera un refugio blindado. Hay personas que antes de dormir miran debajo de la cama. ¿Y si hubiera alguien que harían? Pues no se sabe bien, pero siguen mirando debajo de la cama.

Cuando el miedo nos controla hacemos cosas sin lógica.

Cuarta fase: Mi primer recuerdo

La imaginación nos induce el miedo. El miedo nos paraliza o nos acelera. Y esta emoción se queda grabada en nuestros recuerdos para siempre.

Así que cuando nos enfrentamos a una situación similar el primer recuerdo que tendrás será de frenar o de acelerar. Si tu miedo se originó tras la traición de un amigo, cuando estés delante de una amistad nueva tus recuerdos se activarán. Y el pensamiento te dirá: ¿Y si me engaña? Así que irás con mucho cuidado. Mirándole con lupa. Poniendo en duda todo lo que dices. Quizás no te vuelvan a traicionar, pero no tendrás un nuevo amigo.

Los miedos que tenemos atesorados lo único que hacen es lograr que pierdas de vista todo lo nuevo y bueno que llega a tu vida.  Y es que el miedo oscurece nuestra mente y nuestro entendimiento.

III. Yo tengo miedo a….

Todos hemos experimentado miedos desde niños. Con los años algunos temores han desaparecido y otros no. Otros, han crecido. Quizás un buen ejercicio sea definir a qué tememos.

Yo tengo miedo a….
1)
2)
3)
Etc

Nuestra lista puede ser interminable. Es una lista muy personal. Pero es una lista que dice qué cosas nos paralizan.

Próxima semana: Cuando los miedos nos dejan heridas.






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