La gran tentación del hombre moderno no es la soledad
física, sino la inmersión en la masa de otros hombres; no es la huida a las
montañas o al desierto sino la inmersión en ese océano informe de irresponsabilidad
que es la masa.
Actualmente no hay soledad más peligrosa que la del hombre perdido en una masa, que no sabe que está solo y que tampoco actúa como persona en una comunidad. No afronta los riesgos de la verdadera soledad ni las responsabilidades que ésta implica, al tiempo que la masa lo ha liberado de todo las demás responsabilidades. Con todo, en modo alguno está libre de preocupaciones, está cargado con la angustia difusa y anónima, los miedos indecibles, los apetitos mezquinos e insoportables y todas las hostilidades omnipresentes que llenan la sociedad de masas como el agua llena el océano.
Actualmente no hay soledad más peligrosa que la del hombre perdido en una masa, que no sabe que está solo y que tampoco actúa como persona en una comunidad. No afronta los riesgos de la verdadera soledad ni las responsabilidades que ésta implica, al tiempo que la masa lo ha liberado de todo las demás responsabilidades. Con todo, en modo alguno está libre de preocupaciones, está cargado con la angustia difusa y anónima, los miedos indecibles, los apetitos mezquinos e insoportables y todas las hostilidades omnipresentes que llenan la sociedad de masas como el agua llena el océano.
El mero hecho de vivir en medio de otras personas no
garantiza que vivamos en comunión con ellas. ¿Quién tiene menos que comunicar,
que el hombre-masa? Muy a menudo, es el solitario quien tiene más que decir; no
porque use muchas palabras, sino porque lo que dice es nuevo, sustancial, único:
es propio de él. Aun cuando diga muy poco, tiene algo que comunicar, algo
personal que puede compartir con otros.
El constante clamor de palabras vacías y ruidos de
máquinas, el continuo zumbido de altavoces, termina por hacer casi imposible la
verdadera comunicación y la verdadera comunión. Cada individuo en la masa está
aislado por espesas capas de insensibilidad. No se preocupa, no escucha, no piensa.
No actúa, sino que es empujado. No habla, sino que produce sonidos convencionales
cuando es estimulado por los ruidos apropiados. No piensa, sino que segrega
tópicos.
Una persona no se aísla por el mero hecho de vivir
sola y tampoco se produce la comunión entre los seres humanos por el mero hecho
de que vivan juntos. No hay más soledad verdadera que la soledad interior y
ésta no es posible para quien no acepta su justa situación en relación con los
otros
La soledad no es separación.
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