martes, 24 de febrero de 2015

De cómo la abstención entro en la iglesia.

Apuntes para leer Hechos 15: 13-21en el Estudio bíblico

En este breve pasaje vemos cuánta importancia daba la primera comunidad cristiana al amor fraterno en términos de preocuparse por no hacer nada que pueda herir la sensibilidad de otros.

15, 13 CUANDO TERMINARON DE HABLAR, TOMÓ SANTIAGO LA PALABRA

Santiago. Se trata del llamado 'hermano del Señor' (ver Gal 1, 19) que no era su hermano, sino su pariente. Ciertamente no es el llamado el mayor, hermano de Juan el Evangelista, pues ya por aquel momento había muerto por órdenes de Herodes (ver Hch 13) A este Santiago se le ha venido considerando como autor de una de las epístolas llamadas canónicas.
Lo que no parece haber quedado definitivamente resuelto es la identidad de este Santiago, hermano del Señor, con el otro apóstol Santiago, que en las listas evangélicas de los apóstoles figura como hijo de Alfeo. Santiago poseía un rango directivo en la comunidad de Jerusalén, estaba todavía, aun como cristiano, muy ligado al orden de vida judío, por lo cual tenía especial prestigio para el sector conservador de la iglesia judeocristiana -como lo insinúa Gal 1, 12- y, a lo que parece, también para los judaizantes extremistas. Así Lucas tiene una especial intención cuando lo muestra en el marco del concilio de Jerusalén.

tomó la palabra. En Ga 2, 9 se confirma la importancia de su intervención en este asunto.

Y DIJO: 'HERMANOS, ESCUCHADME. 15, 14 SIMEÓN HA REFERIDO CÓMO DIOS YA AL PRINCIPIO INTERVINO PARA PROCURARSE ENTRE LOS GENTILES UN PUEBLO PARA SU NOMBRE.

Simeón. Nombre semítico de Simón. Llama a Pedro no Simón, sino Simeón, que es la forma hebrea, perfectamente lógica en labios de quien representa la tradición más hebrea dentro de la comunidad cristiana y que a la vez está unido con una estrecha confianza con Pedro.

Dios ya al principio intervino. Santiago deja claro que lo de incluir a los paganos ha sido iniciativa de Dios. Está en perfecta armonía con Pedro y con Pablo. Este último, en Rom 9, 25-26; recuerda cómo Dios anunciaba, por medio del profeta Oseas, que llamaría también a los paganos.


15, 15 CON ESTO CONCUERDAN LOS ORÁCULOS DE LOS PROFETAS, SEGÚN ESTÁ ESCRITO: 15, 16 DESPUÉS DE ESTO VOLVERÉ Y RECONSTRUIRÉ LA TIENDA DE DAVID QUE ESTÁ CAÍDA; RECONSTRUIRÉ SUS RUINAS, Y LA VOLVERÉ A LEVANTAR. 15, 17 PARA QUE EL RESTO DE LOS HOMBRES BUSQUE AL SEÑOR, Y TODAS LAS NACIONES QUE HAN SIDO CONSAGRADAS A MI NOMBRE, DICE EL SEÑOR QUE HACE 15, 18 QUE ESTAS COSAS SEAN CONOCIDAS DESDE LA ETERNIDAD.

Santiago está citando un pasaje del profeta Amós: ver Am 9, 11-12; que corresponde al último capítulo, en el que anuncia la felicidad de la era mesiánica.

15, 19 POR ESTO OPINO YO QUE NO SE DEBE MOLESTAR A LOS GENTILES QUE SE CONVIERTAN A DIOS,

Como se ve, Santiago tenía también un papel importante en la comunidad de Jerusalén. La proposición de Santiago es conciliadora; por una parte se alinea con la tesis doctrinal de Pedro, que era la misma de Pablo; es decir, que los paganos convertidos al cristianismo no tienen que ser molestados con las observancias de la ley mosaica. Sin embargo, por deferencia a los hermanos que
proceden del judaísmo, propone a los gentiles convertidos cuatro restricciones que representan no un compromiso con la doctrina, sino una prudencia y caridad en no seguir ciertas prácticas que pueden molestar a los antiguos hebreos.

15, 20 SINO ESCRIBIRLES QUE SE ABSTENGAN DE LO QUE HA SIDO CONTAMINADO POR LOS ÍDOLOS, DE LA IMPUREZA, DE LOS ANIMALES ESTRANGULADOS Y DE LA SANGRE.

Los puntos que Santiago enumera suelen ser llamados las cláusulas de Santiago.

no comer lo que ha sido contaminado por los ídolos. Se trata de la célebre cuestión de los manjares sacrificados a los ídolos. En el área en la que vivían muchos paganos convertidos al cristianismo, los otros paganos continuaban celebrando sus banquetes religiosos en honor a sus divinidades, en las cuales se comía la carne de las víctimas sacrificadas a los ídolos, mientras que también un resto de esta carne se vendía después en el mercado.
Ahora bien, los judíos consideraban con horror que dichas carnes estaban contaminadas y pensaban que comer de ellas era participar en la idolatría. Los paganos convertidos deberán, por tanto, abstenerse de ellas con espíritu de fraternidad y amor hacia los otros hermanos cristianos que las miran con tal repugnancia.
Santiago sólo ha querido retener de todas las leyes de pureza aquellas cuya significación religiosa parece universal: el comer la carne ofrecida a los ídolos entrañaba cierta participación en un culto sacrílego. Ver 1Cor 8-12

impureza. "La palabra parece designar todas las uniones irregulares enumeradas en Lv 18. Unos creen que se refiere a fornicación, es decir, la relación sexual entre hombres y mujeres fuera del matrimonio, relaciones que para los paganos eran indiferentes e incluso permitidas. Hay, sin embargo, comentaristas que piensan se refiere a un tipo de matrimonio llevado a cabo entre parientes, lo cual constituía una unión reprobada por los hebreos, pero era admitida en áreas no judías.

animales estrangulados y de la sangre. La sangre era la expresión de la vida, que sólo pertenece a Dios; la prohibición de comer la sangre (ver Lv 1, 5ss) tenía tal fuerza obligatoria que hace explicable la repugnancia del judío a dispensar de ella al gentil. Para los judíos no era lícito consumir la sangre...y no sólo bebiéndola, como lo hacían algunos gentiles, ya separada ya mezclada con vino, sino también cuando la sangre se hallaba dentro del animal. Es decir, que no se podía comer un animal que no había sido previamente desangrado. Esto es lo que en el mercado judío se llama carne kosher. Ver Ex 22,30; Lev 7, 24; 17, 15; Dt 14, 21;

15, 21 PORQUE DESDE TIEMPOS ANTIGUOS MOISÉS TIENE EN CADA CIUDAD SUS PREDICADORES Y ES LEÍDO CADA SÁBADO EN LAS SINAGOGAS.

El apóstol hace notar que a los judeocristianos se los exhorta por doquiera en las sinagogas a observar la ley mosaica, y que, por tanto, ellos atribuyen cierta importancia a que los gentiles convertidos cumplan los cuatro puntos señalados. En la ley había también prohibiciones que obligaban no sólo a los israelitas, sino también a los gentiles que vivían en medio de ellos; tales eran, entre otras, la prohibición de tomar parte en las comidas de los sacrificios idolátricos (ver Ex 34, 15), la de comer sangre (ver Lev 17, 10ss) y la de los matrimonios entre parientes próximos (ver Lev 18, 6ss).
Sabido es que en tiempo de los apóstoles, los judíos no dejaban de exigir determinados requisitos a los cuales tenían que someterse aquellos gentiles que, sin abrazar del todo el judaísmo, simpatizaban con él (los 'temerosos de Dios'), si
querían ser admitidos a los actos de culto.
Así pues, las cláusulas de Santiago han de entenderse como una extensión a los paganos convertidos de las limitaciones impuestas a los temerosos de Dios.
Una vez más, no se hallaban en juego discrepancias dogmáticas, sino la prudencia y la caridad

fraterna ante la sensibilidad que unos cristianos mostraban por la conducta de otros.

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