Apuntes para leer Hechos 11: 1-18
Con esto se cierra este importantísimo relato que
narra cómo fue que la Iglesia comenzó a abrir su mensaje de salvación a los
paganos y a partir de ahí, a tod el mundo. Recordemos que tanto Pedro como
Cornelio tuvieron una visión y esto motivó su encuentro, el discurso de Pedro y
que Cornelio y que los suyos recibieran el Espíritu Santo y posteriormente
fueran bautizados en el nombre de Jesús (ver Hch 10, 1-48). Ahora Lucas cuenta
lo que sucedió cuando Pedro volvió a Jerusalén después de
haberse quedado varios días en casa de Cornelio.
11, 1
los apóstoles: Como ya se comentaba en Hch 8,14 los
apóstoles están muy pendientes de lo que sucede en todas las comunidades, y así
como de inmediato se enteraron de la conversión de los samaritanos (ver Hch 8,
14) ahora se han enterado de lo sucedido con los gentiles (es decir, con los
paganos).
y los hermanos que había por Judea: "No
eran simplemente judíos, sino cristianos procedentes del judaísmo aunque habían
creído en Cristo y sido bautizados, conservaban un especial apego a las
instituciones establecidas por Moisés, tipificadas por la circuncisión, pero
que comprendían así mismo los preceptos y observancias relativas a la impureza
legal que se contraía por el contacto con ciertas cosas y personas. Diríamos
que en esto estaban más cercanos a los fariseos que a Jesús.
oyeron que también los gentiles habían aceptado la
Palabra de Dios. Esta noticia provoca una enorme sorpresa entre los apóstoles y
los miembros de la primera comunidad cristiana. Acostumbrados como están a ver
a los gentiles como gente muy ajena a ellos, gente que no adora al Verdadero
Dios, que no pertenee al pueblo elegido, cuyos hombres no están circuncidados,
les inquieta y extraña que estas personas hayan aceptado la Palabra de Dios.
Para colmo no hay que olvidar que entre estos 'gentiles' hay romanos, es decir,
gente que pertenece al imperio que tiene dominados a los judíos y que por lo
mismo no suele gozar de simpatías entre éstos.
11, 2
se lo reprochaban: Algo bueno puede decirse de esta
mala actitud: que expresan lo que sienten, que no se ponen a cuchichear a
espaldas de Pedro. Saben que es el líder y sin embargo tienen el valor de
quejarse de él en su cara. Expresarle lo que creen que está mal para darle
oportunidad de explicarles, para propiciar el diálogo. ¡Ojalá a lo largo de
toda la historia de la Iglesia los cristianos hubieran procedido siempre así! Desgraciadamente en muchas ocasiones el
desacuerdo de algunos produjo una separación violenta de nefastas consecuencias
que todavía hoy padecemos.
has entrado en casa de incircuncisos y has comido con
ellos: Recordemos que el propio Pedro ha reconocido que 'a un judío no le está
permitido juntarse con un extranjero ni entrar en su casa' (Hch 10, 28). Como
ya se ha comentado esta prohibición tenía su origen en un intento de preservar
al pueblo judío de contaminarse con las costumbres de los pueblos paganos entre
los cuales vivía.
La prohibición de comer lo que ellos comían, entrar en
sus casas, tener tratos con ellos, etc. aseguraba que los judíos conservaran
sus tradiciones sin que éstas se mezclaran con costumbres paganas. Sin embargo,
en tiempos de Jesús esto había llegado ya a un extremo tal que
más que otra cosa propiciaba la discriminación contra
los paganos. Eran vistos como 'impuros', como seres despreciables de los cuales
había que apartarse. Jesús fue muy criticado por comer con 'publicanos y
pecadores' (ver Lc 5, 30) ¡Qué ironía que sean ahora unos cristianos los que
hacen las críticas que antes le hacían los fariseos a Jesús. No objetaban
contra la predicación del evangelio a unos paganos ni contra el bautismo de
éstos, sino que acusaban a Pedro de haber entrado en casa de Cornelio y haber
comido con los paganos.
Una vez más, la hipocresía de las formas caducas
entraba en conflicto con la novedad del Evangelio. el vino nuevo, como diría
Jesús, no podía guardarse en odres viejos.
has comido con ellos: Cabe tener presente que entre
los pueblos de Oriente el compartir la comida expresa comunión de vida:
sentarse a la misma mesa, 'sopear' el pan en un plato común puesto al centro de
la mesa, comer lo mismo, en fin, todo indica cercanía, intimidad. De ahí que se
le criticara a Jesús que comiera con pecadores y ahora a Pedro también.
11, 4
Resulta notable que aunque Pedro es el líder de la
Iglesia y lo sabe, no se escuda en la autoridad que el propio Jesús le confirió
(ver Mt 16, 15-19) sino que tiene la sencillez y humildad de disponerse a dar
explicaciones. Podía haber dicho: 'a ustedes no tengo por qué darles
explicaciones; a mí me nombró Jesús y es el Único que puede exigirme cuentas,
así que se aguantan y se callan y punto', pero no lo hace. Es conmovedor cómo
ha aprendido a fondo la lección de Jesús: nunca dejar pasar una oportunidad
para enseñar; no dejar ir a nadie con una idea errónea acerca de algo; tomarse
el tiempo para explicar, para dejar claras las cosas, con toda paciencia y
buena voluntad.
11, 5-8
Pedro se asegura de mencionar su reacción inicial,
quizá con intención de hacer ver a sus oyentes que también él en un principio
se resistió a aceptar que podía comer de todo, que ya no tendría que considerar
que unos animales fueran puros y otros impuros, (y por lo tanto comestibles o
no). Quiere que les quede claro que hasta ese momento él había sido un estricto
cumplidor de la ley, al igual que ellos
11, 9
Les deja claro que es una voz del cielo la que da la
indicación de que no hay nada profano o impuro. Imposible objetar a semejante
autoridad.
11, 10
Como ya se comentó en su momento, el número tres
implica totalidad, plenitud. El hecho de que se haya repetido tres veces esta
escena muestra por una parte la renuencia de Pedro, al que hubo que insistirle
para que aceptara lo que se le pedía y por otra parte, la insistencia de la voz
venida del cielo, que no deja duda acerca de cuál es la voluntad de Dios en
este asunto.
11, 11-12
Pedro les narra a los hermanos los hechos haciendo
hincapié en lo principal: que fue a casa de Cornelio porque se lo pidió el
Espíritu Santo, no porque a él se le hubiera ocurrido. Todo esto tiene por
objeto ir tranquilizando a los hermanos al hacerles ver que no ha procedido
irreflexiva o imprudentemente, sino conducido en todo momento por Dios.
11, 13-14
Aquí parece que Pedro hubiera añadido algo 'de su
cosecha' a las palabras de Cornelio que aparecen en Hch 10, 33; pero no es
válido pensar que esté inventando, puesto que él estuvo ahí y tengamos presente
que cuando se repite un relato varias veces es muy común incluir u olvidar
algún dato en las distintas versiones sin que ello signifique que por eso sean
falsas.
palabras que traerán la salvación para ti y toda tu
casa: Pedro está tocando aquí el punto central de la cuestión: ha llegado la
salvación a los paganos. Lo sucedido es el comienzo y por sorprendente que
parezca es evidentemente querido por Dios
11, 15
había empezado yo a hablar: En realidad ya había
pronunciado un buen discurso (ver Hch 10, 34-43) pero Pedro quiere ahora
enfatizar la repentina intervención de Dios cuando menos lo esperaban.
cayó sobre ellos el Espíritu Santo: Esta noticia debe
haber estremecido a los apóstoles y hermanos que los acompañaban. ¡Ellos se
habían sentido hasta ahora los únicos destinatarios del Espíritu Santo! ¡Qué
difícil aceptar que ha sido enviado a otros también, especialmente a 'esos'
otros, a los que nunca habían tomado en cuenta, a los que nunca hubieran creído
dignos de semejante don!
como al principio había caído sobre nosotros: Como
siempre, Pedro dice las cosas tal como son, sin suavizarlas, sin componerlas
para que a sus oyentes no les dé un 'patatús'. Hubiera sonado bonito algo así
como: 'cayó sobre ellos el Espíritu Santo, pero no crean que igual que como
cayó sobre nosotros, ¡qué va!, a ellos les cayó sólo como un diez por ciento,
ni hablaron en lenguas!, ¡seguimos siendo los consentidos!' Pero no. Dice la
verdad: este don extraordinario de Dios ha llegado a todos por igual. Lo dirá
Pablo más adelante: ya no hay distinción entre unos y otros, entre judíos y
paganos, todos son pueblo de Dios. (ver Rom 10, 12).
11, 16
Pedro está haciendo referencia a Hch 1, 5;
11, 17
Dios les ha concedido el mismo don: Una vez más lo
recalca, y no sólo eso, sino que añade la razón de ese don: la fe.Como dirá
Pablo en su Carta a los Romanos: tanto los judíos como los paganos son iguales
porque comparten la misma fe en Jesucristo (ver Rom 4, 30;). Los profetas del
Antiguo Testamento anunciaron que un día Dios pondría Su Espíritu en toda
carne, y profetizarían Sus hijos e hijas (ver Jl 3, 1-5).
Así como en Pentecostés los judíos tuvieron que dar un
salto de fe al reconocer que en la comunidad cristiana se cumplía lo anunciado
al pueblo judío en el Antiguo Testamento (según el propio Pedro les hace ver en
el discurso que pronuncia inmediatamente después de lo que sucede en
Pentecostés -ver Hch 2,16ss-), ahora esta misma comunidad cristiana tiene que
dar un salto de fe reconociendo que lo prometido en el AT se cumple no sólo
para los cristianos venidos del judaísmo, sino para todos aquellos que crean en
Jesucristo.
el mismo don que a nosotros por haber creído en
Jesucristo: El Espíritu de Dios y la fe del hombre se apresuran para
encontrarse de una manera misteriosa y se produce la obra de la salvación. Y
cuando este Espíritu se revela tan prodigiosamente, como sucedió en Cesárea,
entonces tenemos que acallar las objeciones y dificultades humanas, aunque
parezca que éstas se apoyan en una supuesta ortodoxia.
¿quién era yo para poner obstáculos a Dios?: Pedro
termina su explicación de manera genial -no cabe duda de que se la ha inspirado
el propio Espíritu Santo pues ¿quién se atreve a objetar ante semejante
afirmación? Está diciendo no sólo: '¿quién era yo?' sino también,
implícitamente, '¿quiénes son ustedes para poner objeciones?
11, 18
Ya qué otra les quedaba. Pedro no dejó posibilidad de
réplica, está clarísimo que lo sucedido viene de Dios y por ahora no tienen
nada qué replicar, todo lo contrario, alaban a Dios por la conversión de los
paganos. Desafortunadamente la conversión de ellos mismos no va a estar tan
fácil y este asunto seguirá molestando todavía a un buen número de hermanos de
la primitiva comunidad cristiana. Ya veremos más adelante cómo se va
resolviendo ese asunto. La amplitud dada a la narración se propone hacer ver al
lector, sin dejarle lugar a dudas, que el bautismo de Cornelio representa uno
de los puntos culminantes del libro y señala el comienzo de una nueva etapa en
la historia de la evangelización. Quien acepta los primeros gentiles en el seno
de la Iglesia, sin sujetarlos previamente a la ley judía, no es un misionero
cualquiera, más o menos desconocido, sino el propio Pedro, el jefe de los
apóstoles, e inducido a ello por una manifestación bien clara de que tal era la
voluntad de Dios.
Sorprende advertir que Lucas ha repetido varias veces
el suceso principal de la conversión de Cornelio...es que es una página
trascendental puesto que representa la salida del Evangelio afuera de las
fronteras del judaísmo, hacia nuevos horizontes de universalidad. Los que ordenó
Jesús cuando pidió a sus discípulos: 'id por todo el mundo y predicad el
Evangelio a toda criatura' (Mc 16, 15).
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