jueves, 6 de noviembre de 2014

¿Que significa ser evangélico?


Me confieso. Soy evangélico y me cuesta reconocerlo.. Es probable que cuando usted escucha esa palabra le genere una sensación de animosidad. Tal vez le genere indiferencia. Puede ser que mientras está leyendo estas primeras líneas lo haga con cierta desconfianza. Los motivos pueden estar totalmente justificados.
Por mucho tiempo hemos contribuido a formar en las personas una imagen estereotipada de lo que es ser evangélico que en más de alguno produce rechazo. Quizás no sea tan así y tengas una percepción más positiva.
Lo cierto es que en la mayoría de los casos, cuando decimos “evangélico” nos imaginamos a personas que cada domingo, sea por la mañana o en la tarde, caminan por fuera de nuestra casa en dirección a un punto de encuentro llamado “templo”. Sea con frío o con calor, los hombres visten de terno y corbata, mientras que las mujeres vestidos y pelo alargado. Generalmente, llevan en su brazo una Biblia y otro libro más pequeño llamado himnario. Es probable que en más de una oportunidad te encontraras con un grupo parado en una esquina hablando a viva voz del cielo, el infierno, pecado, pecadores, salvación y arrepentimiento. Quizás escuchaste palabras e imágenes lingüísticas que no entendiste como amén, aleluya, vil, “cordero santo” entre otras.
Esta descripción que hemos hecho corresponde a los hábitos de muchos “evangélicos” de hoy en día, sin embargo, ser evangélico no tiene absolutamente nada que ver con eso. Ser evangélico es creer y vivir plenamente el proyecto de Dios para los seres humanos.
Hace dos mil años atrás, un hombre llamado Jesús de Nazareth, decidió compartir a sus coterráneos un evangelio, es decir, una buena noticia. Jesús comenzó a hablarles a los demás de que el Reino de Dios estaba cerca y que debían arrepentirse. ¿Qué quería decir Jesús con estas palabras?
Con estas palabras Jesús estaba declarando lo siguiente: Dios desde la creación del mundo ha tenido un sueño. Dios siempre ha soñado con que el hombre y la mujer vivan plenamente como si vivieran en un paraíso. Dios siempre ha querido erradicar de nuestro mundo la violencia, el odio, las guerras, la miseria, la pobreza, las injusticias, las opresiones, las enfermedades, etc. Todo aquello que conduce la muerte. Bueno, queridos compatriotas, ahora esto es posible, porque Dios ha comenzado ya a hacer realidad su sueño. Por lo tanto, lo que debemos hacer es dejar de hacer todas estas cosas, aceptar y experimentar el sueño de Dios en nuestras vidas.
Jesús no sólo habló de esta buena noticia, sino que, toda su vida la dedico a demostrar con hechos de que el sueño de Dios era posible. Para ello formó un pequeño grupo de discípulos destinados a vivenciar el sueño de Dios en sus vidas. La forma de hacer patente la realidad del sueño de Dios era bastante sencilla y radical. Si en el mundo existe violencia, Jesús y sus seguidores optaron por una vida regida por la paz. Si en el mundo existe injusticia, las relaciones sociales de la comunidad de discípulos apuntaban hacia la justicia. Si en el mundo existe pobreza, la comunidad de discípulos de Jesús compartía sus bienes como una forma de erradicar la pobreza. Si en el mundo impera la exclusión, la comunidad de discípulos era inclusiva. Si en el mundo lo que impera son las relaciones entorno al poder, la comunidad era una comunidad servidora.
En definitiva, podemos decir que la comunidad de discípulos de Jesús era una comunidad evangélica. Esto es porque era una comunidad que había creído y vivía la buena noticia (evangelio) que Jesús de Nazareth había compartido con ellos.
Hubo muchos que no creyeron la buena noticia de Jesús. En su mayoría eran quienes se sentían perjudicados con la noticia de Jesús. Es decir, gente poderosa que no quiso renunciar a su condición de poderosos y dominadores. Por eso es que decidieron matar a Jesús. Sin embargo, a luz de las fe en Dios, estos discípulos experimentaron en sus vidas algo asombroso; Dios había resucitado a Jesús. La buena noticia era real y posible, porque Dios estaba tan comprometido con la realización de su sueño que no había permitido que la violencia y la muerte vencieran sobre Jesús.
Ser evangélico, significa creer y experimentar la buena noticia proclamada por Jesús. Es creer que Dios continúa llevando a cabo la realización de su sueño en el presente. Es pertenecer a una comunidad de discípulos que experimentan en sus vidas el sueño de Dios, tanto para hombre como para mujeres. Es cierto, aún no se ha concretado plenamente, sin embargo, pronto lo estará. Pero eso no significa no hacer nada, al contrario, significa comenzar a vivir ya la realización del sueño de Dios. Esa es la esencia de la conversión.
Ser evangélico no es el estereotipo que se ha impuesto socialmente, sino que el evangélico es y será quien crea y encarne el proyecto de Dios en su vida. Tú puedes ser una persona católica, protestante u ortodoxa, y ser evangélico porque crees y vives el sueño de Dios. Puedes no practicar una religión tradicional, y sin embargo, creer y experimentar el sueño de Dios para el ser humano.
Debo reconocer que también hay personas que dicen ser “evangélicos”, tener una “tradición evangélica” y creer en Jesús, pero en la realidad, no experimentar la buena noticia de Jesús. Muchos creen que el cristianismo se compone de un conjunto de dogmas y creencias, sin embargo, ser cristiano y ser evangélico es un estilo de vida que encarna el sueño de Dios.
Cuando digo que soy evangélico me gustaría que las personas se imaginaran a una persona que cree y vive la buena noticia de Jesús. No quiero que se imaginen a un loco que viste de traje, vocifera y manda a las personas al infierno.
Ojala que todos algún día viéramos que la buena noticia de Jesús es posible. Ojala que todos algún día pudiéramos creer que el sueño de Dios se está llevando a cabo. Nuestro mundo sería cada vez más como un paraíso, podríamos vivir una vida más plena y seríamos un poco más felices. Seríamos evangélicos en el correcto sentido de la palabra.
Edgardo Andres.

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