sábado, 9 de octubre de 2010

Nuestra oración: entre la tradición y la reflexión.

Mt. 6: 7-8

Querida iglesia:

Hemos llegado a una parte del Sermón de la Montaña donde comienzan a darse instrucciones sobre lo que no deben hacer los cristianos. Pero esta vez referidos a la oración. Si hace algunos domingos tratábamos de entender porque Jesús nos pide que no seamos hipócritas en nuestra manera de orar, hoy, el asunto va de las “vanas repeticiones” o de las expresiones mecánicas y sin significados.

De las vanas repeticiones se está refiriendo a los fariseos. En las expresiones mecánicas a los paganos. ¿Hay algún fariseo entre nosotros? ¿Hay algún pagano hoy aquí?

¿Por qué ora el cristiano? Pablo sugiere que para dar gloria a Dios. Pero esta es una sugerencia poco pragmática para nosotros. La cruda realidad es que oramos para pedirle cosas a Dios. Y a veces usas un lenguaje muy adornado, pero es solo un lenguaje que acaba en peticiones personales.

Si miran el texto, Jesús lo que hace es contrastar dos opciones para esclarecer el camino. Un camino que recorre el fariseo y el pagano; y otro que ha de recorrer el cristiano.

Veamos el v.7. ¿Cómo es la oración de los paganos? Aquí se hace uso de un verbo en griego que no se conoce mucho battologeo. Que viene a significar en el castellano que se habla en este valle algo así como balbucear o tartamudear o repetir una sílaba constantemente. Por eso la VRV de la cual tanto uso hemos venido haciendo es engañosa al menos en este versículo. La crítica de Jesús no es tanta a la repetición como a la banalidad de las palabras. Jesús no puede estar en contra de toda repetición puesto que él mismo oro repetidamente en Getsemaní. Pueden verlo en Mt.26:44. Sospecho que la crítica es hacia los que oran sin pensar usando palabrerías, a los que van de cuenta en cuenta del rosario de manera irreflexiva, a los que recitan una oración que alguien les escribió con los labios, mientras su corazón está lejos de Dios.

La gente que ora así, cree que mientras más palabras dice, Dios le oirá mejor. Y yo me preguntó: ¿Qué tipo de Dios es ese que se deja impresionar por tantas palabras o por tantas oraciones mecánicas?¿En qué tipo de Dios yo he creído que lleva un registro de cuantas oraciones hago al día para concederme lo que le pido?

Quizás ahora podemos ver el v.8. ¿Por qué Jesús no quiere que seamos como esas personas? Quizás la respuesta está en que los cristianos no creemos en Dios de ese tipo. No nos hacemos como ellos porque no pensamos como ellos. Dice Jesús que Dios sabe de antemano lo que necesitamos. No es un ignorante. No es un indeciso. ¿Entonces si Dios sabe lo que necesitamos por qué oramos? La mejor respuesta la he encontrado en Calvino. Jean Calvino. “los creyentes no oran para informar a Dios de las cosas que necesitan…oran para que sean movidos a buscarlas, oran para que ejerciten su fe en las promesas”

Si la oración de los fariseos era hipócrita y la de los paganos era mecánica, entonces la oración de los cristianos ha de ser real, sincera, reflexiva. Jesús pretendía que nuestras mentes y corazones estuviesen involucrados en lo que dijéramos. Que fuera el camino para mantener iniciar y mantener una comunión verdadera con nuestro Padre celestial.

Nuestra manera de orar dice a qué Dios oramos. Por eso Jesús propone que comencemos nuestra oración diciendo: Padre nuestro que estás…..

Amén

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