Gn. 9:16
Casi todo el mundo ha hecho algún "pacto" una que otra vez. Un pacto es sencillamente un acuerdo. Si está casado, usted intercambió votos durante la ceremonia y entró en un pacto matrimonial. Mediante los votos, usted y su esposo estuvieron de acuerdo en determinadas estipulaciones: en ser fiel y en "amar, honrar y cuidar".
Es probable que presentara pruebas de su acuerdo: sus anillos de boda. Cada vez que ve su anillo de boda en el dedo, eso le recuerda los votos que hizo en ese día especial. Quienes toman en serio sus votos nupciales honran esos compromisos el resto de su vida.
La próxima vez que llueva, busque en el cielo un arco iris. Ese arco policromo es más que el resultado de la luz del sol y la llovizna. Es un hermoso recordatorio de un pacto que hizo Dios con la humanidad hace mucho tiempo, y que sigue respetando hoy. Nos habla del juicio de Dios, de la salvación y del nuevo comienzo que El le ofrece a cada persona.
El pacto de Dios con Noé ilustra su plan de salvación en Jesucristo. Aunque han pasado siglos desde la época de Noé, hay cosas que sucedieron en ese tiempo que se parecen bastante a las de nuestro tiempo. Puede haber cambiado la tecnología a través de los años, pero el carácter de los seres humanos sigue siendo igual.
Génesis 6:5 describe el carácter moral del género humano en la época de Noé: "la maldad de los hombres era mucha". La palabra "mucha" indica la abundancia del pecado en el mundo. La última parte de este versículo pone énfasis en eso. Dios, que "conoce los pensamientos de los hombres", declaró que "todo designio de los pensamientos del hombre" estaba concentrado en el mal.
Génesis 6:6 presenta la reacción de Dios ante los pecados de la humanidad: Él "se arrepintió" de haber hecho al hombre. La palabra traducida "arrepintió" quiere decir que Dios se afligió. El pecado de los seres humanos le "dolió" a Dios. Dios se afligía por lo que había llegado a ser su creación.
La aflicción de Dios lo llevó a una decisión: Nunca más borraría a la humanidad de la faz de la tierra. Tan radical fue la destrucción que fueron destruidos los seres humanos junto con los animales y "las aves del cielo" (v. 7).
Muchos miran a Dios sólo como un Dios de amor. No creen que Él juzgará a los pecadores por sus pecados. Pero la decisión de Dios de destruir su creación muestra que, aunque es un Dios de amor, Él toma muy en serio el pecado. Viene un día en que Dios volverá a juzgar al género humano por sus pecados (Apocalipsis 20:11-15). Todos los que no conocen a Cristo como su Salvador sufrirán ese castigo.
Aunque Dios está dispuesto a juzgar a los pecadores en Génesis 6, estaba quebrantado y afligido por el pecado de la humanidad. Y hoy el pecado sigue quebrantando el corazón de Dios. Él aborrece por completo el pecado, pero sigue amando al pecador. Aun cuando los pecadores se nieguen a arrepentirse y se enfrenten al futuro juicio de Dios, podemos estar seguros de que Él no se complace en juzgarlos (Ezequiel 33:11).
La historia de Noé debe hacer que pensemos más seriamente en el pecado. Dios nos ama, y se entristece por nuestros pecados. Pero no tolera el pecado. Viene el día en que los pecadores incontritos se enfrentarán a la ira de Dios. Cuánto mejor es volverse ahora a Él con pesar por nuestros pecados, y experimentar su gracia y su misericordia. La única alternativa es afrontar su juicio. Y entonces será demasiado tarde para arrepentirse del pecado.
Muchos piensan que por alguna razón Dios tolerará o pasará por alto sus pecados. Pero cualquier idea de que Dios no juzgará a las personas por su pecado queda refutada cuando consideramos el diluvio.
Génesis 6:11-13 presentado un modo impresionante el conocimiento de Dios de los pecados de la humanidad. De estos versículos aprendemos por lo menos tres cosas acerca de Dios y del pecado.
Dios ve el pecado. Él observó la corrupción y la "violencia" del género humano (v. 11). En realidad, esos actos ocurrieron "delante de Dios". No podemos ocultar los pecados, y no podemos encontrar un rincón tan oscuro que le impida ver nuestros pecados.
Nosotros tenemos la culpa del pecado. El versículo 12 no sólo afirma que Dios vio el pecado de la humanidad, sino que también culpa al género humano directamente por esa maldad.
En la actualidad, muchos se presentan como víctimas y no como victimarios. No quieren aceptar la responsabilidad de sus acciones. Pero este versículo da un recordatorio de quién es culpable cuando se trata del pecado.
Dios juzga a las personas por sus pecados. No cabe duda de que Dios preferiría darles libertad a los pecadores; pero si ellos se niegan a aceptar su gracia, no tiene otra alternativa que juzgarlos. En el versículo 13, Dios habló con claridad respecto a su determinación de destruir a los seres humanos. Es mejor que se nos perdone por arrepentimos que sufrir el juicio de Dios.
Dios manifestó con toda claridad su resolución respecto al juicio sobre su creación (v. 17). Cumpliría su propósito mediante un diluvio. Cuando las aguas cubrieran la tierra, morirían todos los seres vivientes en la tierra.
Las consecuencias del pecado siguen sin cambiar. El pecado produce muerte, muerte espiritual, porque nos separa de Dios, la mente de la vida. A diferencia del resto del mundo, había un hombre que permanecía fiel a Dios y llevaba una vida recta, Noé. Gracias a su justicia, no sufriría la ira de Dios.
Aunque el resto del mundo iba a sufrir el castigo de Dios "Noé halló gracia ante los ojos de Jehová" (Génesis 6:8)
Somos justos mediante la fe en Jesucristo. El es el único camino para ser salvos y tener una buena relación con Dios.
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