sábado, 13 de junio de 2015

¿Qué es eso del Espíritu Santo?

Apuntes para un estudio bíblico de Hechos 19: 1-7


En el segundo viaje de Pablo, el Espíritu le impidió ir a Asia (y por lo tanto a Éfeso). Cuando pasó por Éfeso de camino a Antioquía, los judíos le rogaron que se quedara, pero él no accedió y les dijo que volvería a esa ciudad si Dios quería (ver Hch 18, 21). No quiso aprovechar su 'escala' para evangelizar donde antes el Señor se lo había impedido. Ahora en cambio las cosas son diferentes. Sin duda alguna ahora Pablo se da cuenta de que es voluntad del Señor que se dirija a Éfeso y así lo hace. Permanecerá ahí durante aproximadamente tres años, tomándola como 'centro de operaciones, del cual parte y al cual regresa en diferentes ocasiones, el inquieto Pablo no sabe estarse quieto en un solo lugar mucho tiempo. Aquí va a ser escrita la Primera carta a los Corintos y la carta a los Gálatas.

19,1 MIENTRAS APOLO ESTABA EN CORINTO,
Evidentemente se trata del mismo Apolo del que nos acaba de hablar Lucas en los versículos anteriores: "un judío, originario de Alejandría, hombre elocuente, que dominaba las Escrituras...y con fervor de espíritu hablaba y enseñaba con todo esmero lo referente a Jesús, aunque solamente conocía el bautismo de Juan (Hch 18, 24-25). Recordamos que lo último que comentó Lucas respecto a él fue que se dirigió a Acaya, región cuya capital era Corinto.

PABLO ATRAVESÓ LAS REGIONES ALTAS Y LLEGÓ A ÉFESO
Pablo había dicho que, si era la voluntad de Dios, volvería a Éfeso (ver Hch 18, 21). Debe haber sido con gran gozo que pudo regresar, tal como se lo habían pedido los judíos de la sinagoga (ver Hch 18, 20). Recordemos que una de sus más hondas esperanzas es lograr la conversión de su pueblo.

DONDE ENCONTRÓ ALGUNOS DISCÍPULOS; 19, 2 LES PREGUNTÓ: '¿RECIBISTEIS EL ESPÍRITU SANTO CUANDO ABRAZASTEIS LA FE?'
Ya hemos visto cómo el Espíritu Santo descendió, primero sobre los discípulos (ver Hch 2, 1-4) y más adelante también sobre Cornelio y los paganos (ver Hch 10, 44-45). Por eso es natural que Pablo quiera saber si estos discípulos también lo han recibido.

ELLOS CONTESTARON: 'PERO SI NOSOTROS NO HEMOS OÍDO DECIR SIQUIERA QUE EXISTA EL ESPÍRITU SANTO.
Difícilmente se explica que no supieran nada el Espíritu Santo. como discípulos el bautista e incluso como judíos que seguramente eran, debían tener alguna noticia del Espíritu de Dios, aunque fuera en el sentido que tiene esta expresión en el Antiguo Testamento. La respuesta no puede tener otro sentido que éste: nosotros no hemos oído decir que el Espíritu Santo, prometido por los profetas y por el propio Bautista como don del Mesías, haya venido aún, es decir, haya sido dado ya a los fieles.

Se pone de manifiesto algo que a Pablo le debe haber preocupado mucho: que existieran discípulos de buena voluntad, deseosos de seguir a Cristo, pero que carecían de preparación, que no habían recibido una adecuada enseñanza, que ignoraban muchas cosas esenciales.

19,3 ÉL REPLICÓ: '¿PUES QUÉ BAUTISMO HABÉIS RECIBIDO?'
Lucas nos plantea claramente el diálogo para deslindar, a los ojos de los lectores, el bautismo de Juan del Bautismo de los cristianos.

EL BAUTISMO DE JUAN', RESPONDIERON.
Ya se había comentado hace poco, que el bautismo de Juan era sencillamente un bautismo de purificación, para expresar conversión y deseos de cambiar de vida. El Bautismo de los cristianos, en cambio, es un Sacramento por medio del cual se recibe el Espíritu Santo y se comienza a formar parte de la familia de Dios.

19, 4 PABLO AÑADIÓ. 'JUAN BAUTIZÓ CON UN BAUTISMO DE CONVERSIÓN, DICIENDO AL PUEBLO QUE CREYESEN EN EL QUE HABÍA DE VENIR DESPUÉS DE ÉL, O SEA EN JESÚS.
Pablo se da cuenta de que estos hombres son discípulos de Juan, por lo cual se apresura a comunicarles lo que el propio Juan decía respecto a Jesús; sin duda considera que al enterarse de esto comprenderán que a quien deben seguir es a Jesucristo.  Esto recuerda lo de Hch 13, 24-25;

19, 5 CUANDO OYERON ESTO, FUERON BAUTIZADOS EN EL NOMBRE DEL SEÑOR JESÚS.
Lo que dice Pablo surte efecto y seguramente estos hombres piden de inmediato recibir el bautismo cristiano. Acogen con fe la enseñanza de Pablo sobre Jesús y se hacen bautizar en s nombre.

19, 6 Y, HABIÉNDOLES PABLO IMPUESTO LAS MANOS, VINO SOBRE ELLOS EL ESPÍRITU SANTO
Se cumple lo anunciado en Hch 1,5; y lo que Pedro recomendó en Hch 2, 38;
Sucede lo mismo que en Hch 8, 15-17; menciona que el Espíritu Santo vino sobre ellos luego de que Pablo les impuso las manos, para significar que recibieron ahora los carismas necesarios que los capacitarían para ser no sólo discípulos sino apóstoles que vayan por todo el mundo anunciando la Buena Nueva (ver, por ej. 1Tm 4,14).

Y SE PUSIERON A HABLAR EN LENGUAS Y A PROFETIZAR.
Pentecostés sigue sucediendo. El Espíritu Santo sigue derramándose sobre quienes están abiertos a recibirlo y deseosos de ser por Él capacitados para ir en Su nombre a compartir con los hermanos el gozo de la fe.

19, 7 ERAN EN TOTAL UNOS DOCE HOMBRES.

No es casualidad que se mencione esta cifra. Doce tribus de Israel. Doce apóstoles. Doce nuevos conversos. El Espíritu va empujando, impulsando este nuevo pueblo de Dios, nacido del agua y del Espíritu. (ver Jn 3,5)

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