Tema 4
Curso Entre la duda y la fe.
Miércoles 8 Junio
I. Las creencias de Jesús.
Los testimonios de los que afirmaron conocer a Jesús fue que en él había una asombrosa congruencia. Lo que el decía y lo que él pensaba estaba en armonía con lo que hacia. Jesús fue un maestro. Y cómo maestro quiso cambiar las convicciones o creencias de sus oyentes. ¿Qué tipo de creencias crees que estaba interesado en cambiar: las públicas, las privadas o las básicas?
Como todo buen maestro Jesús estaba interesado en las creencias básicas de sus discípulos. Estaba interesado en mostrarnos como eran las cosas en verdad. Cuando la realidad que vivimos nos importa entonces nuestra fe tiene que servir para algo. Nuestra fe se convierte en el motor de cambio.
Pero no basta con saber que tipo de creencia tenemos para cambiar las cosas. Tampoco podemos saber que le pasaba a Jesús por su mente cuando decía lo que decía o hacía lo que hacia. Intentar hacer ese ejercicio es especular.
Pero los discípulos sabían algo sobre Jesús: vivía la realidad de Dios y anunciaba lo que creía. Por ejemplo, él creía que Dios siempre estaba a su lado y le amaba. Para Jesús esto era una creencia básica. Jesús creía tanto esto como nosotros creemos en la ley de gravedad.
Los discípulos veían a Jesús y pensaban: Me gusta ese tipo. Me gustaría poder vivir así. Y cuando ellos comenzaron a tratar de reproducir los actos de Jesús entonces entendieron que sus enseñanzas tenían sentido cuando las ponían en práctica. La generosidad funcionaba mejor que el acaparar. El perdón funcionaba mejor que la venganza.
El crecimiento de los discípulos tuvo el siguiente gráfico:
Primero tuvieron fe en Jesús------------después empezaron a tener la fe de Jesús
II. ¿Qué significa tener fe?
Tener fe incluye entre otras cosas albergar algunas creencias. La fe incluye una actitud de esperanza y confianza. No obstante, en su misma esencia, la fe significa confiar en una persona.
El cristianismo, en general, con sus enseñanzas dominicales y encuentros durante la semana intenta que la gente confié en Jesús para la eternidad; sin que primero aprendan a confiar en él en sus vidas diarias. Si nos remitimos a la sicología, entonces este método no funciona. Y es que este método produce creyentes que dicen confiar en Jesús y que hasta a lo mejor creen en él; pero que su vida diaria no refleja esta confianza ni creencia. Por tanto tenemos cristianos que no están viviendo como Jesús lo haría.
Ya sabemos que es arduo vivir como Jesús si no tenemos algunas creencias básicas en la manera de confiar y de vivir. A gente así Santiago le escribe: Hermanos míos, ¿de qué sirve alegar que tenemos fe, si no tiene obras? ¿Acaso podrá salvarlo esa fe?...Pues bien, muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré la fe por mis obras? Stgo. 2: 14, 18.
III. El problema de las obras.
Nuestra realidad esta saturada de personas que se dicen cristianas, pero que resultan comportarse como egoístas, como codiciosos, como jueces. Otros cristianos se comportan con humildad y generosidad. Y si los vemos con el envoltorio no hay mucha diferencia entre ambos grupos. Es más, ambos grupos dicen confiar en Jesús. Pero sus mapas mentales, sus creencias básicas, las que les permiten ver la vida tal como es, están tan separados como la noche y el día. Y por tanto producen dos tipos diferentes de personas, dos tipos diferentes de almas, aunque digan el mismo credo.
Hay personas con un credo muy público, muy ortodoxo. Hay personas con convicciones privadas que son ciento por ciento ortodoxas; pero que en su mapa mental les conduce a la avaricia, al egoísmo, a la arrogancia, a la falta de amor. Como veremos hay buenos credos que te llevan por el camino equivocado.
Hay otras personas con un credo poco ortodoxo. Su teología está llena de dudas e incertidumbres, sin embargo su mapa mental en cuestiones de generosidad, perdón, gracia y amor está mucho más cerca de las creencias básicas de Jesús que el del grupo anterior.
¿Qué grupo de persona tu crees que tiene más fe? ¿Cuál de los dos grupos muestra más señales de ser creyentes? Parece ser que muchos ateos son creyentes sin saberlo, así como muchos creyentes son ateos sin saberlo. Y es que podemos creer sinceramente en la existencia de Dios; pero vivir como si no lo hubiera.
Jesús nunca le dijo a sus discípulos: Crean en mis argumentos, sino que les dijo: Síganme. Pero seguir a Jesús implica correr riesgos. Podemos seguir a Jesús y decidir construir nuestra casa con paja, o con ramas, o con ladrillos. Hacer un camino siempre tiene sus sorpresas. Construir una casa también. Y es que no sabemos como soportará las tormentas. Pero el hecho es que todos construimos algo: una casa, una familia, una profesión, una relación. ¿Pero, tendremos alguna vez un hogar?
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