Uno de los capítulos menos conocidos de la Reforma
Protestante se encuentra representado en la conformación del movimiento de los
hugonotes, cuyos sucesores formaron en el siglo XX la Iglesia Reformada de
Francia. Hacer un recuento de casi 500 años de historia de un movimiento en
unas breves páginas corre el riesgo de dejar de lado aspectos importantes de
esa historia. Sin embargo, dada la consigna de brevedad de este proyecto,
ofrecemos una narración la más completa posible sobre los hugonotes desde sus
orígenes hasta la conformación de la Iglesia Reformada de Francia en 1938.
Juan Calvino comenzó su adhesión a la Reforma
Protestante entre los años 1532 a 1534, fecha en la que publicó su primer obra,
la Psychopannychia el sueño del alma.
Aunque ha sido el más influyente y prominente reformado francés, no fue el
único en Francia en convertirse al protestantismo, pues muchos otros junto a él
también lo hicieron.
El término hugonote es el nombre utilizado para
designar a esos conversos calvinistas, reformados, franceses, quienes abrazaron
el protestantismo en el siglo XVI. No se sabe muy bien cuál es el origen del
término, pero existen al menos dos hipótesis importantes, entre muchas otras.
Por un lado, se cree que proviene de una derivación del término alemán
Eidgenossen, que significa confederado, y que era utilizado en Suiza para
designar a quienes apoyaban la formación de ciudades-estado. Por otro lado,
Roche cree que puede ser un neologismo proveniente de la mixtura entre flamenco
y francés, pues en el norte de Flandes, situada entre Bélgica y Holanda, a los
cristianos que se reunían a estudiar la Biblia en las casas se los denominada huis Genooten, es decir, compañeros de casa. Esta palabra
adaptada al francés como hugonote puede ser el origen del nombre de esta rama
del protestantismo.
Si bien existían conversos protestantes que se reunían
en casas desde 1520, la primera comunidad hugonote que se fundó en Francia fue
la de Meaux en 1546. Debido a la clara influencia calvinista, esta comunidad
fue modelada tras la comunidad calvinista de Estrasburgo. Posteriormente, la
primera iglesia hugonote en París fue fundada en 1555. Para 1561 existían más
de 2.100 iglesias en toda Francia. Los hugonotes celebraron su primer sínodo en
1559, contando con la asistencia de 72 delegados representando a todo el territorio
francés. Fruto de ese sínodo fue la confección de una confesión de fe, conocida
como Confesión de La Rochelle, que exponía su doctrina basada en las ideas de
Calvino. Esta declaración de fe provocó la conversión de más y más personas al
protestantismo.
Tanto el Rey Francisco I de Francia como su hermana
Margarita, de Navarra, fueron muy tolerantes con los Hugonotes, protegiéndolos
constantemente de las medidas que el Parlamento quería tomar para su
exterminio. Es más, Margarita hizo de Navarra un centro de humanistas con un
claro pensamiento reformado. Esa protección comenzó a decaer con la aparición
de afiches contra el Catolicismo Romano en las calles de París, Blois, Rouen,
Tours y Orleáns el 17 de octubre de 1534.
Para 1540, el protestantismo calvinista se había
extendido rápidamente por Francia, lo que provocó el inicio de persecuciones
sin la protección de Francisco I. En un primer momento, los protestantes fueron
perseguidos muy esporádicamente debido a sus férreas críticas a la iglesia
católica romana y sus doctrinas. Estas persecuciones incluían la condena a cadena
perpetua en las galeras, barcos impulsados por remos, para los varones, el
encarcelamiento para las mujeres, el envío de niños y niñas a los conventos y
la confiscación de todos los bienes como prácticas más comunes. Posteriormente,
la muerte por espada, lanza, ahogamiento u hoguera fueron las prácticas en
incremento hasta desembocar en las grandes matanzas.
Fue con el reinado de Enrique II (1547-1559) cuando se
establecen cortes especiales para juzgar y sentenciar a los protestantes, a
quienes se comenzó a denominar despectivamente “hugonotes”. Tras la sentencia
de herejía, los fieles hugonotes eran generalmente quemados en la hoguera.
Las posteriores condenas de los hugonotes no hicieron
nada más que extender el Protestantismo rápidamente, pues el martirio de los
conversos atraía otros conversos al observar la fortaleza de su fe. Clanes
nobles de gran poder adoptaron muy pronto esta nueva variante del Cristianismo,
entre los que se encontraban los Borbones, encabezados por Antonio de Navarra.
En 1559 murió Enrique II y le sucedió Francisco II. La
situación política comenzó a desintegrarse. Un intento hugonote extremista de
secuestrar a Francisco II falló y empeoró las cosas. La familia principesca de
los Guisas, una familia noble francesa que lideraba la Liga Católica, no
toleraba ninguna contemplación respecto de los hugonotes. En 1560 en Poissy se
celebró un coloquio entre católico-romanos y reformados, que culminó en un
nuevo fracaso.
Los hugonotes, apoyados por donaciones de cada iglesia
local, formaron batallones para repeler los ataques de las milicias
católico-romanas. Estos batallones protegían cada una de las iglesias reformadas
en Francia. Finalmente, los Guisas marcharon sobre París en 1562, como una
reacción católico-romana a la propuesta de tolerancia limitada de los sectores
mediadores del estamento político de Francia. Esto marcó el clímax de la situación
y ocasionó el comienzo de las Guerras de religión que se extendieron entre 1562
y 1598 y donde se enfrentaron las fuerzas reales, hugonotes y católico-romanas.
Finalmente, luego de estos sucesos, estalló la IV
Guerra de religión (1572-1573). En este suceso había tres partidos: los hugonotes,
los católico-romanos militantes, y los políticos, que querían ante todo la
restauración del orden. Lo religioso, mezclado con las ambiciones políticas,
produjo un cóctel peligroso. Las intrigas políticas, los asesinatos por encargo
y las matanzas en masa estaban a la orden del día en los tres sectores. Entre
estas acciones se enmarca la matanza de San Bartolomé.
La trágica noche de San Bartolomé refiere a la matanza
de hugonotes en París y otras ciudades francesas llevada a cabo la noche del 23
al 24 de agosto de 1572. Durante los días previos, la ciudad de París estaba
repleta de hugonotes que habían venido acompañar a Enrique de Navarra ,
protestante, quien se desposaría con Margarita, católica-romana, hermana del
rey Carlos IX de Francia. Carlos IX era nieto de Francisco I e hijo de Enrique
de Valois y de Catalina de Médicis. Catalina era una católica-romana italiana y
prima del Papa Clemente VII, también miembro de la familia de los Médicis.
Catalina se había casado con Enrique tras una disputa entre los monarcas
Habsburgo y los Valois debido a su relación familiar con el papado. En 1547
llegó a ser reina de Francia. Enviudó en 1559. Estuvo implicada en todas las
políticas relacionadas con las Guerras de Religión, primero como Reina Madre y
desde 1560 como regente de Francia. Catalina había convocado al Coloquio de
Poissy y tendía a la tolerancia hacia los hugonotes. En 1568 abandonó su política
de tolerancia, y por celos a Coligny, por su influencia en su hijo Carlos IX, tramó
la matanza de San Bartolomé.
Está totalmente comprobado que la instigadora de la
matanza fue Catalina de Médicis. Los hechos comenzaron con el atentado contra
el Almirante Gaspard de Coligny (1519-1572), reconocido líder hugonote y estadista
francés quien fuera el gran héroe de la primera generación de protestantes franceses.
Coligny se convirtió al protestantismo entre 1555 y 1560. En Francia, como en
Alemania y toda Europa, la conversión al catolicismo-romano o al protestantismo
siempre representaba un quiebre del estatus quo tanto cuando era realizado por
príncipes como por familias nobles, especialmente en términos de prestigio o de
pérdida de recursos económicos por tal conversión, algo que Coligny debió
también enfrentar. En 1570 fue Coligny quien concertó una precaria paz entre
calvinistas y católico-romanos franceses.
Luchó junto a Guillermo de Orange en 1572 en las
revueltas de los Países Bajos contra Felipe II de España quien había ordenado
en 1566 la matanza de los protestantes holandeses para extirpar el
protestantismo de esas tierras y en la cual murieron cerca de 18.000
protestantes. Luego de la lucha en compañía de Coligny, Guillermo de Orange se
hizo protestante en 1573. Coligny había tratado de utilizar al ejército francés
como un mecanismo de reconocimiento de los protestantes en Francia al declarar,
junto a Guillermo de Orange, la guerra contra Felipe II de España luego de la
Expedición de Flandes.
Fue ese mismo año, 1572, cuando Catalina de Médicis
decidió la muerte de Coligny. Mandó al verdugo de Carlos IX, Mauveret, para que
lo asesinara. Sin embargo, Mauveret no logró matar a Coligny sino sólo herirlo.
El Rey Carlos IX, si bien sospechaba la autoría del complot de Catalina de
Médicis, mandó realizar una investigación. Vista en la situación de ser
descubierta públicamente, Catalina ordenó que el ejército diera muerte a
Coligny y a todos los hugonotes.
El ejército organizó la matanza, dando muerte
aproximadamente a 5.000 hugonotes, cuyos cuerpos fueron desnudados en las
calles y luego enterrados en fosas comunes en las afueras de París. La matanza
cobró mayor relieve debido a que los hugonotes muertos, muchos de ellos
dirigentes, eran invitados asistentes a la boda de Margarita y Enrique.
Enrique de Navarra salvó su vida y luego se convirtió
al catolicismo romano para acceder al trono, Su frase: París bien vale una misa, refleja seriamente la consideración de
las ideas religiosas a la hora del poder político. Era el único heredero luego
de la muerte de Enrique III, quien había sucedido en el trono a Carlos IX. En
1598 Enrique de Navarra se convirtió en rey de Francia. La matanza de San
Bartolomé fue un episodio más en las denominadas Guerras de religión que
culminaron, como ya hemos dicho, en 1598.
En 1598, Enrique de Navarra promulgó el Edicto de
Nantes a través del que se concede a los hugonotes plena tolerancia, derechos
civiles y derecho a tener ciudades fortificadas. Fue el reverendo Elie Benoist
quien se convirtió en el historiador de este Edicto en su obra de tres
volúmenes escrita entre 1693 y 1695. Durante el reinado de Enrique de Navarra
(1598-1610), los hugonotes estuvieron seguros. Sin embargo, en 1610, cuando fue
asesinado, la situación de los hugonotes volvió a ser inestable.
En 1610 ascendió al trono Luis XIII, quien reinó hasta
1643. Esto obligó a los hugonotes a enfrascarse en sus ciudades. Entre 1615 y
1625 —fechas de las revueltas de hugonotes militantes, perdieron sus ciudades.
La situación empeoró con el reinado de Luis XIV (1643-1715), quien estaba
decidido a convertir a Francia en la mayor potencia de Europa. Al igual que
Constantino en el siglo IV, Luis XIV necesitaba un país que confesara una sola
forma de cristianismo a fin de fortalecer su reinado. Por lo tanto promulgó la
ley de dragonnantes o acuartelamiento de soldados en las casas de las familias
hugonotes a fin de obligarlas a dejar Francia o convertirse al
catolicismo-romano.
Luego vino la persecución y finalmente, en 1685, la
revocación del Edicto de Nantes, con lo cual el calvinismo pasó a ser ilegal.
Se produjo entonces el éxodo fuera de Francia de aproximadamente 200.000 hugonotes,
sobre un total de aproximadamente 900.000 fieles, quienes emigraron hacia
Suiza, Holanda, Gran Bretaña y Alemania.
Se quedaron los pobres, quienes fueron condenados a
las galeras, a la horca y a otros tormentos. En 1702 se levantaron los
campesinos de Cevennes, denominados camisardos, cuyas revueltas duraron hasta
1709 (Normam, 1989: 202). Cerca de 12.000 camisardos, liderados primero por
Antoine Court y luego por Paul Rabaut, fueron aniquilados en las revueltas. A la
muerte de Luis XIV en 1715, una iglesia clandestina ya se había organizado.
Las ideas de la Ilustración de Voltaire y Kant,
hicieron que la persecución por ideas religiosas se volviera anticuada. El protestantismo
francés atravesó por una renovación y afianzamiento tanto teológico como
institucional entre los años 1830-1852. Esto era fruto de un período de
conquistas políticas muy importantes las cuales comenzaron en 1787 cuando los hugonotes
ganaron derechos civiles limitados.
La Revolución Francesa llevada a cabo por los
burgueses en 1789 logró la plena tolerancia y derechos civiles. Incluso, aun
bajo el régimen napoleónico, se produjo una gran relación entre las religiones
establecidas y el Estado. Fue en esa época donde se produjo la primera unión de
una Iglesia Reformada Francesa.
Sin embargo, el romance entre religión y estado duró
solo hasta 1905, fecha en que el liberalismo anticlerical puso fin a todos los
lazos entre el Estado y los grupos religiosos. Esto produjo que los calvinistas
se fragmentaran en tres iglesias distintas. Sin embargo, esa fue también una
época a nivel mundial de búsqueda de la unidad de los cristianos, representada en
algunos hitos del ecumenismo como la Conferencia Misionera Mundial de Edimburgo
en 1910, el Congreso de Acción Cristiana de Panamá en 1916, la Conferencia
Cristiana Universal de Vida y Obra de Estocolmo en 1925, la primera conferencia
de Fe y Constitución de Lausana en 1927 y la Conferencia de Oxford de 1937.
Debido a esta influencia, el acercamiento de los
distintos sectores reformados en Francia culminó en 1938 cuando dos de las
iglesias calvinistas —reunidas en Sínodo en la Iglesia del Espíritu Santo en
París, se unieron para formar L’Église Réformée de France. El Sínodo eligió a
Marc Boegner, prominente líder del movimiento ecuménico, como Presidente del
Consejo Nacional. Fue esta iglesia la que finalmente participó en la
conformación del Consejo Mundial de Iglesias en su Primera Asamblea de Amsterdam
en 1948. Sin embargo, la Iglesia Reformada de Francia y la Iglesia Evangélica
Luterana de Francia se fusionaron para crear la Iglesia Unida Protestante de
Francia en mayo de 2013 en el Sínodo reunido en Lyon. La nueva Iglesia consta
de una membresía de 400.000 personas.
Hugo Córdova Quero.