Tema 3
Curso Entre la duda y la fe.
Miércoles 1 Junio 2011
I. Introducción.
La necesidad de declarar nuestras creencias profundamente sostenidas es uno de los aspectos irreprimibles del ser humano. Cuando intentamos que alguien nos conozca comenzamos diciendo: yo creo….Y es que en el acto de definir lo que creemos nos estamos definiendo a nosotros mismos. Pues cada uno de nosotros tiene la libertad de definir lo que es verdadero, real y noble para nosotros y adherirnos a ello. Una manera de conocer a otra persona es preguntarle en qué ella cree.
17 Jesús, al llegar, se encontró con que ya hacía cuatro días que habían sepultado a Lázaro. 18 Betania estaba cerca de Jerusalén, a unos tres kilómetros, 19 y muchos judíos habían ido a visitar a Marta y María, para consolarlas por la muerte de su hermano. 20 Cuando Marta supo que Jesús estaba llegando, salió a recibirle; pero María se quedó en la casa. 21 Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22 Pero aun ahora yo sé que Dios te dará cuanto le pidas. 23 Jesús le contestó: Tu hermano volverá a vivir. 24 Marta le dijo: Sí, ya sé que volverá a vivir cuando los muertos resuciten, en el día último. 25 Jesús le dijo entonces: Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá 26 y ninguno que esté vivo y crea en mí morirá jamás. ¿Crees esto? Juan 11.
Hay preguntas importantes que nos debemos hacer. Hay preguntas que nos definen y que hablan más de nuestras creencias que nuestras propias palabras. ¿En qué yo creo? Pero esta pregunta hay que responderla desde nuestra interioridad. A veces nuestras creencias son de fabricación casera, como un tarro de mermelada. A veces nuestros credos son risibles. A veces buscamos creencias de diseñador que digan a los cuatro vientos cuan a la moda estamos.
Cuando Jesús le pregunta a Martha si cree que él es la respuesta a sus preguntas, lo que en realidad le está invitando es a que se desnude el alma, que proclame quien es. Que viva en correspondencia con lo que confiesa.
II. Tipos de convicciones.
a. Convicciones públicas: Son aquellas creencias que deseo que los demás piensen que tengo, aunque en realidad tal vez no crea en ellas. P. e. una amiga me pregunta: ¿Me hace este vestido más gorda? Y yo le respondo como buena persona que soy: ¡Que va, te queda genial! Pero en verdad no creo esto, simplemente estoy tratando de mantener buenas relaciones. Generalmente decimos cosas para producir buenas impresiones: Ninguno como el jamón de Teruel, ¡Como en España no se vive en ningún sitio!
Hay días que al ser parte de una comunidad de fe aumentan las tentaciones para creer en algo que en realidad no creemos. P. e. las enfermedades son el resultado de un pecado que no hemos confesado, Dios bendice a aquellas personas que más dinero dan el domingo en la iglesia, los políticos son personas puestas en autoridad por Dios.
b. Convicciones privadas: Son aquellas creencias que sinceramente creo. Pero pueden ser volubles e ilusorias. P. e. Tal partido político me gusta mientras está en la oposición. No creo que le vote si está en el gobierno. Las convicciones privadas parecen reales, pero si las circunstancias cambien, cambiaran mis creencias. Otro ejemplo es el de Pedro cuando le declara a Jesús en Mc.14:29: Aunque todos pierdan su confianza, yo no. ¿Era Pedro sincero en esta declaración? Yo pienso que sí. ¿Esta creencia de Pedro era verdadera? No, al día siguiente cuando cambiaron las circunstancias Pedro negó su relación con Jesús.
A veces nuestras convicciones son volubles. Que son profundas, pero la realidad del día a día prueba si fortaleza.
c. Convicciones básicas: Son las que más nos importan y las que ponemos en práctica cada mañana. Forman nuestro mapa mental para enfrentar la vida. P. e. creo que si toco el fuego me quemaré, creo en la gravedad así que no me lanzaré desde el tercer piso al jardín, Creo que si El cuida de las aves, cuidará también de mí.
El mejor indicador de nuestras verdaderas creencias son mis acciones. Lo que digo que creo puede ser falso, lo que pienso que creo puede ser voluble. Sin embargo nunca violamos nuestras creencias en referencia a lo que las cosas son y hemos experimentado. Y es que vivimos a merced de nuestras creencias en cuanto a cómo son las cosas en verdad.
III. Nuestro credo
Creo que mentir es malo, pero puede ser necesario para evitarme algún dolor.
Creo que hay que tratar bien a las personas adineradas, a los que tienen poder, a los que son guapos y elegantes, pues eso nos hace que ellos me traten bien.
Creo que tengo el derecho a juzgar a los demás.
Creo que tengo el derecho a murmurar cuando alguien no está presente y me ha ofendido.
Creo que no soy una mala persona y que me merezco que me tengan más en cuenta y me quieran más.
Creo que la gente tiene lo que se merece, así que no voy a mover un dedo ni molestarme en escucharles.
Nuestras creencias dicen que tipo de vida llevamos.
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