jueves, 3 de julio de 2014

¿Qué evangelio comunicamos en el contexto contemporáneo?



En la segunda ponencia nos dedicamos a una relectura de algunos pasajes del Nuevo Testamento a la luz de los cambios del contexto global para encontrar un paradigma bíblico de nuestra práctica misionera.

I. Ejercicio.
Leemos unos textos del Evangelio de Mateo. La interpretación tradicional del texto clásico de la Gran Comisión, Mat. 28: 16-20, con su énfasis en el "Id", refleja la cosmovisión de la era de la expansión europea. Los términos claves son 'discipulado' y 'Reino de Dios'.
Mat. 4: la actuación de Jesús en Galilea se deja resumir en: la proclamación del Evangelio del reino. 'La opción galilea': la preferencia de Jesús para los marginados.
Desde el primer momento que Jesús llama a sus discípulos junto al mar de Galilea, los invita a participar en su misión: "Vengan, síganme, y yo los haré pescadores de hombres"(Mat. 4: 19). El llamado de Jesús al discipulado y a la misión debe ser oído como promesa, más que como mandato.
El llamado personal a seguir a Jesús presupone la perspectiva universal del Reino de Dios y su justicia. 'Conversión' del corazón humano y transformación de la sociedad no se pueden separar.

2. Reflexionando.
a. Un tema reiterativo en los sinópticos es la incomprensión de los discípulos acerca de la misión de Jesús. Jesús: ¿Quién decís que soy yo? (Mat. 16). Cuanto más se acerca el relato a Jerusalén y a la cruz, tanto más evidente se hace el fallo de los discípulos. Por no lograr a reconocer a Jesús, los discípulos no logran a conocer su propia misión. La cruz es el paradigma de todo genuino discipulado, en vez de gracia barata. Jesús se niega a ser una oferta más de consumo. La misión de la iglesia no será genuina, sino cuando la comunidad en todos sus miembros haya sido transformada por un Jesús siervo y por su cruz.
b. En los últimos versículos de Hechos se repiten las palabras claves. No obstante su detención en Roma, el apóstol "predicaba el Reino de Dios y enseñaba acerca del Señor Jesucristo sin impedimento y sin temor alguno" (28: 30-31). Obstáculos de todo tipo no impiden el avance del Evangelio de Jerusalén a Roma y hasta los confines de la tierra. Interesante es como el verbo 'impedir' se repite varias veces en Hechos, relacionado a la flojedad de la iglesia primitiva a seguir del Espíritu en su actuación de cruzar las fronteras. En etapas la iglesia (incluso los apóstoles) responde a los propósitos de Dios. Se reconoce que el Espíritu está presente sucesivamente entre los Samaritanos (Hechos 8: 1-25), en el eunuco Etíope (8: 35), en el centurión Romano Cornelio y su familia (10: 47; 11: 17) y en la mixta iglesia de Antioquía, ciudad pagana. (11: 23). "Quién soy que pudiese impedir a Dios cuando también a los gentiles ha concedido Dios el arrepentimiento para vida!" En el siglo XXI las iglesias de Europa seríamos agentes de la misión, o más bien obstáculos?
c. En la carta a los Efesios con sus perspectivas cósmicas se nos ofrece un paradigma interesante para la práctica misionera de la iglesia en tiempos de xenofobia e exclusión de personas y grupos. Se trata del Evangelio de la reconciliación. El misterio de Cristo se expresa en la iglesia como cuerpo de Cristo (a nivel local, regional, nacional, continental, global). La enorme diversidad de miembros y dones, la orientación de todos hacia un solo Señor Jesucristo, la cabeza, bajo cuyos pies según el propósito universal de Dios serán reunidos todas las cosas, tanto en el cielo como las de la tierra (1: 10).  
Trasfondo de la carta: dos fracciones en Efesio dividen a la iglesia, el grupo de cristianos-judíos se opone al grupo creciente de cristianos-gentiles y al revés. No se aceptan mutuamente por razones de raza y cultura. El señorío de Cristo se manifiesta históricamente en la reconciliación de judíos y gentiles en un solo cuerpo, como ejemplo de lo que el señorío de Cristo puede lograr en el mundo. "Derribando el muro de enemistad que los separaba mediante la cruz, (...) creó en sí mismo de los dos pueblos una nueva humanidad. (...). Por medio de él tenemos acceso al Padre por un mismo Espíritu" (2: 14-16).
La iglesia universal representa como comunidad internacional única un sin número de culturas y grupos étnicos. Hay que vivir y celebrar las diferencias en vez de verlas como problemas. Nos necesitamos los unos a los otros. Solamente como miembros de un solo cuerpo en su rica diversidad "somos capaces de comprender con todos los santos cual sea la anchura, longitud, profundidad y altura y de conocer el amor de Cristo que excede a todo conocimiento" (3: 18-19). Ninguno de nosotros puede pretender conseguir la plenitud de Cristo a solas. Solamente en un intercambio abierto de todos juntos llegaremos a ser completos. Descubriremos siempre nuevas dimensiones de la riqueza de Cristo de contexto a contexto, hasta que Dios sea todo en todos. Hacia una nueva catolicidad: escuchar lo que otros intérpretes desde otras perspectivas encuentran en el texto y en la historia (Intercultural Biblereading).
El apóstol Pablo ve un rol específica para la iglesia respecto a los poderes. "El fin de todo eso es que la sabiduría de Dios, en toda su diversidad (lit.: de muchos colores), se dé a conocer a los poderes y autoridades en las regiones celestiales" (3: 10). No debido a su empeño misionero, sino en su mera existencia como comunidad de muchos colores la iglesia es una demostración viva de la fuerza liberadora de Cristo. Cristo derrotó y desarmó a los poderes y potestades. La única preocupación de la iglesia es no dejarse seducir por los poderes, negar a adorarlos, más bien a desenmascarar a los poderes en su desnudez. La 'armadura de Dios' es para la defensiva; sirve para resistir, mantenerse firmes frente a los ataques (6: 10-17). En un mundo dividido donde los poderes de exclusión, odio y violencia cada vez más se manifiestan somos llamados a vivir la comunidad alternativa e inclusiva, en Cristo liberados de todo tipo de esclavitud y libres para amar y abrazar.
Levantémonos y vamos!

Wout Van Laar



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