Conferencia 1
I. Introducción.
Jonás es el modelo de misionero desubicado. Llamado por
Dios a predicar a Nínive, se levanta, se pone en marcha, pero en verdad
se niega a obedecer y se va en la dirección opuesta. Se pone en ridículo a los
ojos de Dios y también al de los habitantes de Nínive. Si nos
mirásemos en el imaginario espejo de la actuación del profeta, ¿se podría
ver reflejada en él nuestra práctica misionera, muchas veces ciega y
contra-productiva?
El recurso explicativo del 'círculo hermenéutico' nos sirve
para establecer una relación dinámica entre la lectura del texto Bíblico y la
lectura constante del contexto contemporáneo. Cada nueva realidad obliga a una
interpretación de la revelación
de Dios; al cambiar la realidad se emprende la búsqueda de una nueva
interpretación para esa nueva realidad y así sucesivamente.
Recurriendo al uso del círculo hermenéutico discernimos las
dos preguntas que van a definir las dos ponencias que voy a exponer. En
la primera ponencia nos preguntamos: ¿En qué contexto global se desarrolla
nuestra práctica misionera? En la segunda ponencia la pregunta básica
será: ¿Qué Evangelio (texto) comunicamos en el contexto contemporáneo?
II. El contexto global.
La celebración del centenario de la 1a Conferencia
Misionera Internacional, que tuvo lugar en la ciudad de Edimburgo, en 1910, nos
permite vislumbrar los cambios profundos que a lo largo de estos cien años se
han producido en el mapa del cristianismo. Si en 1910 se asociaba la figura de
Cristo con Europa y Norte América; en 2010 la fascinación por la persona de
Cristo es universal. A lo largo de estos cien años el rostro visible del
cristianismo se ha trasformado por completo: ha pasado de ser una religión
occidental a una religión no-occidental. Hoy se puede encontrar a personas que
viven su fe cristiana hasta en los últimos rincones de la tierra, pero el
centro de gravedad se ha trasladado del Norte al Sur. Y es justamente ahí, en
el hemisferio Sur, en donde actualmente viven dos tercios del cristianismo
mundial. También es un hecho evidente que mientras las iglesias de Europa pasan
actualmente por un periodo de decrecimiento e intentan sobrevivir, las iglesias
de los países del Sur muestran un crecimiento explosivo.
Lo que está aconteciendo en el cristianismo africano, lejos
de ser un fenómeno exótico, propio de un continente oscuro, se está
convirtiendo en un despertar esperanzador La iglesia Africana seguramente va a
definir el futuro del cristianismo global. Las iglesias de Europa forman una
minoría cada vez menos significativa en una cristiandad global multicultural.
Vivimos el fin de la era de hegemonía de las iglesias del Occidente. Debemos
tomar conciencia de que tanto la iglesia en Holanda como en España formamos
parte de un continente en crisis y en búsqueda de su corazón.
Hay que ver los cambios en el mapa del Cristianismo en el
contexto más amplio de los cambios geopolíticos de las últimas décadas. Kishori
Mahbubani, un diplomático de Singapur, destaca en su libro La Era de Asia el
fin de la hegemonía del mundo occidental. Los centros del mundo se trasladaron
del Oeste al Este y Sur, a países como China, India, Brasil. Mientras tanto los
europeos -dice- se aferran a los esquemas de siempre. Mahbubani señala la
incapacidad existente a la hora de reconocer la nueva realidad geopolítica.
Citamos sus palabras: "Vosotros en Occidente os empeñáis en arreglar las
lujosas sillas del Titanic, las que están al lado de las piscinas,
mientras el barco se está inundando con todos sus pasajeros dentro."
¿Cómo respondemos las iglesias protestantes del viejo mundo
a estos cambios geopolíticos y religiosos? ¿Cuáles son las implicaciones para
su práctica misionera? La verdad es que como europeos conocemos los datos
racionalmente, pero todavía este conocimiento no ha descendido a nuestro
corazón y nuestra alma. Muchas instituciones tienden a perpetuarse en sus
oficinas; siguen el rumbo trazado por sus antepasados, como si no hubiera
cambiado nada a nuestro alrededor. ¿Estamos preparados para reaccionar
adecuadamente a la nueva realidad global? Parece que no pocas iglesias
históricas permanecen en sus 'reservas' cerradas. Se aferran a sus moldes
mono-culturales de siempre, aunque están ubicadas dentro de sociedades mixtas y
multi-culturales con todos sus desafíos.
III. El paradigma antiguo.
A partir del año 1500 d.C. la misión de la iglesia se hizo
dentro del marco de la expansión de las potencias de Europa. Los misioneros
salieron desde el contexto del sistema colonial. Tanto los militares y
comerciantes como los misioneros estaban convencidos de la superioridad de la
civilización de la que provenían, es decir, Europa. Hay diferencias entre la
Conquista del Nuevo Mundo (1492) iniciada por los reyes de España y Portugal,
con el apoyo de la Iglesia Católica por un lado, y la conquista de América del
Norte iniciada por las potencias del Norte de Europa, siguiendo un estilo
marcadamente colonial puritano, impuesto a los indígenas (1620). Pero en el
fondo en ambas conquistas compartieron una idiosincrasia similar al
considerar a las razas y a las culturas indígenas inferiores a los
pueblos europeos. Esta mentalidad justificó la dominación militar y económica
de las nuevas tierras conquistadas, y con ello se produjo la muerte de
innumerables indígenas en las minas de América del Sur, y el sufrimiento
terrible a los 'negros' como víctimas del sistema inhumano de la esclavitud. En
contraste con estos enormes actos de inhumanidad también hay que destacar el
papel liberador de las misiones, como, por ejemplo, ocurrió con el trabajo en
defensa de los indios emprendido por el dominicano Bartolomé de las Casas. El
balance final de las relaciones entre instituciones misiónales y las nuevas
iglesias locales surgidas por el trabajo de evangelización emprendido desde
Europa estuvo generalmente marcado por la imposición de dogmas y formas
culticas provenientes de las iglesias madres, y la dependencia ideológica y
financiera de parte de las iglesias hijas.
Mi propia experiencia en Chile en los años ochenta puede
resultar ilustrativa al respecto. Yo trabajé como profesor de teología con una
de las cinco pequeñas denominaciones Presbiterianas en este país.
Los norteamericanos con su 'way of life' en apoyo al dictador Pinochet
controlaban buena parte del territorio. Como réplicas de las iglesias madre en
Europa y EEUU las iglesias 'históricas' en general no supieron llegar al
corazón de los chilenos. Los planes de estudios de los seminarios reflejaban
una teología proveniente de fuera, especialmente de Europa y Estados Unidos. En
el siglo XIX se consideró al Protestantismo como la fe de los gringos; el
gobierno de Argentina registró a las iglesias protestantes bajo el Ministerio
del Exterior. Hasta el fin del siglo XX el Presbiterianismo fue poco más que un
'Cristo ajeno' (Orlando Costas) dentro del cuerpo de la cultura Chilena.
El mundo protestante estaba dividido según las líneas
ideológicas del conflicto Este-Oeste. Era una época de fuerte polarización:
'comunismo' versus 'anti-comunismo'; 'conservadores' versus 'liberales';
'evangelicals' versus 'ecumenicals'; 'evangelización' versus 'acción social';
Ginebra (CMI) versus Lausana (Billy Graham, Jimmy Swaggert); CLAI versus
Conela.
El tiempo ha pasado y esta situación de dualismos
encontrados ha cambiado notablemente en Latinoamérica. Los antagonismos del
pasado desaparecieron, y las iglesias protestantes se fueron independizando
poco a poco. En este sentido es interesante conocer cómo la Fraternidad
Teológica Latinoamericana inició una reflexión crítica con la intención de
contextualizar la fe protestante: "La nueva situación nos obliga a una
autocrítica de las formas de misión católica y protestante que se basaron en el
poder militar, económico o tecnológico de la época de la cristiandad"
(CLADE III, 1992). En el siglo XXI las relaciones ecuménicas
inter-continentales se están profundizando.
IV. ¿El Protestantismo tiene futuro?
Ante el panorama descrito conviene que nos preguntemos ¿de
qué manera las iglesias protestantes de Europa inconscientemente pueden vivir
fuera de su propio contexto socio-cultural? El Protestantismo europeo
históricamente ha sido la expresión religiosa de la burguesía. Hasta en
nuestros días (hasta el día de hoy?) mayormente se conecta con la clase media.
Nunca supo atraer a las masas, a la gente pobre, a los trabajadores. Es
importante tener en cuenta estas constataciones sociológicas para poder
evaluación la situación del Protestantismo en el mundo de hoy. Volvemos a la
gran pregunta que nos martillea: ¿Tiene futuro el Protestantismo, o estamos en
una época en la que únicamente tienen futuro el 'evangelicalismo' y la
'pentecostalización' de la iglesia global (Alister McGrath)? ¿Cómo evitar
que el Protestantismo se pierda en una atomización de denominaciones y cómo
volver a ser lo que fue originalmente un movimiento de renovación permanente en
medio de las sociedades con todas sus ambigüedades (Juan Mackay, Peru)?
V. Reformata, ut
semper reformanda. Contextualización
En Chile conocí dos intentos de contextualización. No lo
olvidaré nunca:
a. La Teología de la liberación fue un primer intento serio
de interpretar la Biblia de forma contextual, es decir, desde la perspectiva
Latinoamericana, desde un contexto de injusticia y pobreza. Con el tiempo yo
comprendería que la pasión por justicia que yo percibí en la práctica de las
comunidades de base, se refleja mucho más en las Escrituras de lo que había
pensado.
b. El pentecostalismo popular debe ser considerado como
otro movimiento de protesta social. Se opone a una sociedad y jerarquías
eclesiales que niegan espacios y dignidad humana a los pobres y marginados. Los
pentecostales rompieron con una teología de libros, conceptos y abstracciones.
Su espiritualidad se caracteriza por un contacto inmediato con Dios por el
Espíritu en su propia cultura y lengua. A diferencia de otras expresiones
alienantes del neo-pentecostalismo norteamericano importado, y de su teología
de la prosperidad, en las múltiples comunidades nativas el Evangelio parece
haber llegado al alma del Latinoamericano. El Pentecostalismo recuerda a
las iglesias racionalistas de la Ilustración a la sorpresiva y abundante
realidad del Espíritu.
No hay tanta distancia entre la Teología de la liberación y
el pentecostalismo como los observadores externos asumen. Muchas veces las
controversias han sido artificialmente exageradas, según las presuposiciones y
prejuicios de los observadores extranjeros con sus cosmovisiones occidentales.
Ambos movimientos de protesta están arraigados en el mundo de los pobres; ambos
dan testimonio del encuentro entre la Biblia y el pueblo. La práctica de la
Teología de la liberación en los grupos de base refleja mucha más
espiritualidad de lo que piensan los conservadores, y la mayoría de los
pentecostales en sus comunidades terapéuticas (healing communities) están
mucho más involucrados socio-políticamente de lo que los liberales generalmente
suponen.
VI. Rasgos de un nuevo paradigma.
El movimiento misionero moderno de los institutos y
agencias misioneras con grandes recursos económicos pasó. Vivimos la irrupción
de las iglesias del Sur dentro de la iglesia global. Las iglesias pentecostales
y carismáticas forman la creciente mayoría. Es difícil clasificar a las nuevas
iglesias del Sur en nuestras categorías. No se dejan encajonar en nuestros
esquemas. Las etiquetas 'ecumenicos' y 'evangelicos', 'protestantes' y
católicos' han perdido su sentido para la generación nueva. A medida que
aumenta la influencia del Sur, es cada vez más claro que se trata de un debate
interno entre las iglesias del Norte. Ambos movimientos, ecumenicos y
evangelicos son productos de la Modernidad; actúan dentro de los esquemas de la
Ilustración con su fe en el progreso. Las iglesias del Sur no se dejan
prescribir los temas y tienen su propia agenda. Tienen poco interés en
jerarquías, conceptos y dogmas (creencias) y enfatizan la experiencia, la
alabanza y el lado práctico de la fe .
El nuevo paradigma pone las cosas al revés. El movimiento
ya no es Norte-Sur, sino Sur-Norte, no desde el mundo rico al mundo pobre, sino
desde el mundo pobre al mundo rico (y de pobres a pobres); no desde arriba para
abajo, sino desde abajo para arriba; no desde los centros de poder a los
margines, sino desde los margines a los centros de poder. En vez de pensar en y
nuevos programas de acción e esquemas metodológicos hay interés en encuentros y
relaciones humanas a nivel local. Llama la atención que los pobres de la tierra
son elegidos por Dios para recibir como los primeros las Buenas Nuevas; también
son los preferidos para dar a conocer el Evangelio. La misión de Dios viene
desde las periferias (Galilea). Sensibilidad por el lazo entre misión y
vulnerabilidad reemplace el pensar y actuar en términos de poder y dinero.
"No tengo plata, ni oro, pero lo que tengo, te doy" (Hechos 3: 6)
VII. Misión y migración.
El Sur va para el Norte (y Sur-Sur): 1. De forma
planificada. Misiones organizadas desde el mundo de las Mayorías (Congreso
Misionero Iberoamericano, Granada 2004); 2. El modelo migratorio: el movimiento
de migración como vehículo de las Buenas Nuevas: la criada israelita en la casa
de Naamán, los refugiados que proclaman el Evangelio en Antioquía.
Nuestro continente se ve enfrentado con la presencia
misionera de un sinnúmero de Iglesias de inmigrantes en el mundo del Norte. El
Cristianismo de Europa no desapareció; ha recibido un nuevo rostro. Ya no es
blanco, sino de muchos colores. Los días domingo en Ámsterdam se mueven
cristianos en una gran diversidad étnica a sus lugares de culto. Para el
observador es claro que son mucho más que los fieles de las iglesias blancas
establecidas. En un domingo común el nombre de Cristo se alaba en más de 75
idiomas. Me imagino que en ciudades como Málaga y Madrid pasa lo mismo.
¿Cómo reaccionamos a la presencia de las iglesias
inmigrantes? La verdad es que le cuesta bastante la mente euro-céntrica
reconocer que la cristiandad del siglo XXI tendrá su mayor expresión en
culturas no-occidentales.
Hasta el momento hay poco diálogo. Se vislumbra una nueva
línea divisoria. Mientras las pugnas entre 'ecumenicos' y 'evangelicos' se
están calmando, se aumentan las tensiones entre las iglesias 'progresistas' del
Norte y las iglesias 'conservadores' del Sur. Por un lado las iglesias
inmigrantes son consideradas como problema, o peor como amenaza para las
iglesias establecidas de Europa. Predicarían un mensaje obsoleto, abandonado
por las iglesias históricas por mucho tiempo. Defenderían una agenda ética
inaceptable para el hombre pos-moderno. Necesitarían una graduación teológica
antes de acogerlos en el movimiento ecuménico progresista. Iglesias del Sur por
otro lado pueden expresarse groseramente sobre 'el Sahara espiritual de Europa'
con sus iglesias frías como 'huesos secos' sin vida. El debate en la Iglesia
Anglicana respecto a la homo-sexualidad y los derechos de la mujer es
ilustrativa y poco alentador.
El camino es largo y hay muchas trabas. Pero hay que buscar
el encuentro con las iglesias nuevas, porque nos necesitamos mutuamente como
miembros de la familia universal de Dios. No se debe definir las relaciones en
términos de filantropía, en esquemas diaconales que se desarrollan desde
arriba. Solamente relaciones ecuménicas de carácter recíproco, en respeto por
su propia agenda y prioridades, pueden llevar a un entendimiento mutuo y
abrir la puerta para una cooperación fructífera en la misión de Dios, la cual
trasciende nuestros programas denominacionales.
Esto significa más que añadir un poco de color y folclor a
nuestros cultos. No podemos sin un cambio de mentalidad respecto al
'extranjero' y lo que Dios quiere decirnos a través de su presencia. Se
trata de estar abierto para entender lo extraño, recubrir las nociones de
'hospitalidad' y 'ser extranjero' en su profundidad original. En el valorar de
la hospitalidad frente al extranjero sabemos el criterio para medir si una
sociedad es justa, sí o no. No será una de las tareas primeras de la iglesia
crear espacios para quien canta otra canción, quien no habla mi idioma, tiene
otro color de piel y vive de otra manera que yo? En otros términos, buscamos
una nueva catolicidad. Sería bueno cuando las iglesias de España y Los Países
Bajos se decidieran a profundizar sus relaciones al entrar en una nueva etapa
de intercambio y asistencia mutua en la práctica misionera de Dios dentro del
contexto de la nueva Europa, continente en búsqueda de esperanza. Es cierto que
las pequeñas comunidades de Cristo tienen el privilegio de vivir y compartir
una herencia espiritual riquísima.
VIII. Diez cambios hacia un nuevo paradigma:
1. De misión como acción controlada a una orientación a
Missio Dei
2. De proclamación verbal a misión encarnada (incarnational
mission)
3. De misionero profesional al testimonio espontáneo (modeol
migratorio)
4. De misión en términos de poder a vulnerabilidad
5. De proyectos a relaciones humanas ('give us friends')
6. De iglesias mono-culturales a iglesias multi-culturales
7. De euro-centrismo a abrirse para perspectivas
non-occidentales
8. De la cabeza a corazón y manos
9. De instituto a movimiento
10. De las oficinas de los jerarquía a la iglesia local
como agente de la misión
Wout Van Laar