lunes, 10 de febrero de 2014

Aborto.

I. Introducción

Toda la vida es un don de Dios y para muchos de nosotros, el embarazo es un motivo de alegría. Sin embargo, existen ocasiones, en algunos embarazos cuando se deben tomar decisiones difíciles y es que surgen problemas con el feto o la salud de la madre está en peligro.
También hay ocasiones en que las personas implicadas en el embarazo optan por el  aborto a pesar de que no es una amenaza para la salud física de la madre. Cada situación es distinta y la toma de una decisión determinada no es como tomarse un vaso de agua.
En la iglesia se ha debatido durante mucho tiempo el tema del aborto, y todos coinciden en que hay personas de fe en ambos lados de esta problemática. A través de este trabajo, el comité de estudio de aborto no encuentra uno o varios textos bíblicos que hablen expresamente del tema del aborto, pero que tomada en su totalidad, las Sagradas Escrituras están cargada con su mensajes que aboga por el respeto de la vida, por la defensa de la mujer y el niño antes y después del nacimiento.
Debido a esto, la propuesta a la iglesia es que se siga reflexionando y debatiendo sobre el tema del aborto. Este debate tiene que ser caracterizado por el respeto mutuo de las diferentes opiniones sobre la tema de los embarazos problemáticos y abortos.

II. Las zonas donde hay acuerdo en la cuestión de aborto.

Mientras el debate se calienta en referencia al aborto, hay una serie de zonas en la que todas las partes comparten un acuerdo. La primera es que creemos que las personas pueden leer la Biblia de manera diferente y llegar a diferentes conclusiones sobre cómo la Biblia habla sobre el tema del aborto.
En todas las situaciones donde hay un embarazo problemático, las cuestiones a decidir son complejas. Nadie tiene la sabiduría o la autoridad para tomar decisiones por otros individuos. Más bien cuando tales situaciones surgen, nos debemos volver de nuevo a Dios, buscando la sabiduría de las Escrituras para la orientación en medio de las dificultades.
La decisión de una mujer de interrumpir un embarazo puede ser moralmente aceptable, ¿pero hay que preguntarse si el aborto es aceptable como un medio de selección de género? La iglesia ha entendido y afirma que los abortos no deben utilizarse como una forma de control de natalidad.
Cuando se producen abortos, la iglesia ha de procurar defender los derechos de las mujeres y sostiene que las mujeres han de ser tratadas con dignidad y respeto. Siempre es preferible que el aborto ocurra antes que tarde. No deseamos ni creemos que las leyes promulgadas  y que imponen sanciones penales a los que optan por el aborto sea el mejor método para su no realización.  Cualquier uso de la violencia o de un lenguaje abusivo por defender una posición a favor del aborto o en contra no es aceptable. Es gracia y una ética del cuidado es lo que se  debe manifestar a todos los que optan por el aborto. A pesar de nuestras diferencias de opiniones, todos estamos llamados, primero a cuidarnos los unos de otros,  y en segundo lugar, a compartir el amor y la gracia de Dios.
El aborto debe ser un último recurso, porque la vida es sagrada para Dios. La iglesia siente la necesidad de reducir el número de abortos, trabajando para reducir el número de embarazos problemáticos o no deseados.
Estamos comprometidos  a luchar contra las causas fundamentales del aborto, por luchar por la igualdad a través de nuestras comunidades. Es importante que las mujeres conozcan su derecho y ejerzan el poder para tomar decisiones bien informadas.
Mientras que las personas difieren en la comprensión de cuándo comienza la vida humana, estamos de acuerdo en que, después que la vida humana ha comenzado, la vida es preciosa para Dios y estamos obligados a proteger y valorarla. Es nuestra creencia compartida de que quitar la vida a un ser humano es un pecado.
No podemos  presentar ninguna evidencia bíblica para justificar las afirmaciones de algunas personas de que el aborto es un pecado imperdonable. Más bien, las evidencias que encontramos están referidas a que todos nosotros hemos pecado y necesitamos la gracia de Dios.
Trabajemos juntos para llegar a ser hijos redimidos de Dios. Viviendo en la gracia en lugar de juicio.

III. Post- viabilidad y los abortos tardíos.

En el 2003, la Asamblea General de la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos de America, aprobó una declaración política especial sobre la post –viabilidad y los abortos tardíos. Por eso es oportuno recordar algunos conceptos para clarificar el debate.
La viabilidad del feto se define como la capacidad que tiene el bebé no nacido para vivir fuera del vientre de la mujer mediante ayuda artificial, (sistema de soporte de vida). La tecnología médica actual hace esto posible alrededor de las 20 semanas.
La iglesia está de acuerdo que todos los abortos son traumáticos y entra en este debate porque considera que hay que ser muy cuidadoso antes de tomar partido en esta discusión por un posicionamiento u otro.
Antes de la viabilidad, las personas involucradas en un embarazo han de ser libres en la toma de decisiones en base a las orientaciones que reciben del Espíritu Santo. Sin embargo, es en raras circunstancias que la iglesia cree que un embarazo debe ser interrumpido después que el feto se hace viable. Es en medio de esta situación que estamos siendo llamados a cuidar,  a apoyar y a soportar los que han tomado la difícil decisión de interrumpir el embarazo.
Es importante recordar que la iglesia presbiteriana no aboga por el aborto, pero en cambio reconoce las circunstancias de vivir en un mundo pecaminoso donde  puede que el aborto sea la menos objetable de opciones.
En circunstancias muy excepcionales, la iglesia se pronuncia por el aborto. Estas situaciones comprenden cuando un feto tiene anomalías congénitas, o cuando se han hecho diagnósticos tardíos que ponen en tela de juicio la vida del feto.
En la práctica, hay relativamente pocos abortos que se producen después de que el feto tiene más de veinte semanas de vida.
La iglesia se ha negado a apoyar las leyes que prohíban abortos después de la viabilidad u abortos tardíos porque siempre hay situaciones que requieren  ser contextualizadas y entendidas en su profundidad.

IV. La dificultad y las implicaciones para la vida y el testimonio de la iglesia.

Creemos que nuestra fe nos obliga a vivir en este mundo y a trabajar para lograr una forma más justa de la vida para todas las personas. La iglesia se ha comprometido a reducir el número de abortos y aboga por los derechos de las mujeres a la hora de tomar decisiones referentes al embarazo.
La iglesia debe liderar el acompañamiento y el apoyo para todos los que están involucrados en la toma de decisiones que pueden conducir a un aborto. Es importante cuidar y proteger los derechos de la mujer. La familia y la comunidad también deben ser parte en este proceso de curación para atender a las personas después de la interrupción de un embarazo.
Debemos trabajar por una sexualidad responsable. Pues creemos que la actitud responsable hacia la sexualidad reducirá el número de abortos y embarazos problemáticos. Una parte de la proclamación de las buenas noticias de Jesús al mundo es que la actividad sexual de los hombres y mujeres se realice en el marco  del matrimonio y está marcada por el amor.
Para tener un mayor impacto en nuestro mundo, los presbiterianos podemos tratar todos los aspectos de nuestra vida, incluso los que influyen en una adecuada comprensión de nuestra sexualidad. Y para ello abogamos por unos medios de comunicación que insten a promover una sana imágenes de la sexualidad.
Es a través de envío de cartas, de campañas publicitarias y de boicots, que la iglesia, presiona a los medios de comunicación para que hagan un retrato más equilibrado en las relaciones de afecto entre los hombres y las mujeres, para que presenten la sexualidad de una manera más responsable, y para que incluyan el uso de anticonceptivos en las relaciones sexuales.
Nosotros trabajamos para limitar la pornografía, que promueve insalubres entendimientos no sanos de las relaciones sexuales y retrata a menudo los comportamientos más violentos o degradantes  en la actividad sexual de los humanos.
La iglesia participa del boicot hacia las actividades y materiales pornográficos, así como el rechazo hacia los grupos de producción de estos materiales. También participamos en campañas educativas contra la industria del porno, la trata de blancas, y otras actividades que degradan la vida sexual de los hombres y las mujeres. Un excelente recurso sobre la postura de la iglesia sobre la pornografía se puede encontrar en el estudio La pornografía: lejos del Cantar de los Cantares.
Estamos trabajando para aumentar la educación sexual de nuestra sociedad que  promueva el entendimiento de la sexualidad humana. La educación sexual es clave en la prevención de embarazos problemáticos y en los abortos. Esta educación es mejor cuando se realiza primero dentro de la familia, y creemos que la iglesia puede ofrecer apoyo y ayuda en esta área.
Estamos apoyando y promoviendo programas que presenten una vida familiar saludable. Nuestras familias se presentan en muchos formatos y tamaños, y apoyamos la comunicación dentro de ella, la apertura al dialogo, y el reparto de poder para promover unas dinámicas saludable.
La familia es el elemento importantísimo en la prestación de apoyo y en la educación de las personas si queremos a reducir el número de abortos que se hacen. También afirmamos lo vital de una educación pública de calidad. Nuestros hijos pasan una parte significativa de sus vidas en la escuela, y están muchas veces, al margen de la influencia familiar.
Abogamos por una calidad en la educación sexual que proporcione a los estudiantes conocimientos sobre  los anticonceptivos y describa las relaciones sexuales sanas. Nos sentimos llamados a apoyar la labor educativa de las escuelas y ser defensores de sus necesidades.
Finalmente estamos comprometidos para ofrecer actividades apropiadas para los jóvenes después de la escuela en nuestras comunidades. Procuramos cuidarnos los unos a los  otros de la mejor manera posible puede.
El número de embarazos no deseados se puede limitar por la promoción del uso de anticonceptivos.
Creemos en la responsabilidad de las personas que mantienen relaciones sexuales. Creemos que se necesitan establecer conversaciones sobre el uso de anticonceptivos, ya que los hombres como las mujeres tienen un papel igual en la prevención no planificado embarazos.
El uso de los anticonceptivos no serviría de nada si su acceso presenta dificultades o está limitado, por lo que la iglesia apoya el pleno acceso y equitativo a métodos anticonceptivos. Así como apoya la investigación para desarrollar nuevos métodos de anticoncepción.
Nuestro enfoque para limitar abortos es triple. Estamos trabajando para enfrentar las duras realidades económicas que obligan a algunas mujeres a considerar el aborto como una opción de solución real. Es importante que todas las personas tengan acceso a la atención médica y el empleo.
Nuestro segundo enfoque es hacer hincapié en las alternativas al aborto. Mediante el asesoramiento a las embarazadas y sobre las formas de cuidar a los niños, así como los mecanismos para dar en adopción si la mujer no es capaz de mantener a un bebé.
Por último, estamos trabajando para reducir algunas de las razones médicas que se presentan para realizar un aborto. Estamos comprometidos en los esfuerzos para reducir el uso de alcohol y las drogas, así como la incidencia de enfermedades como el SIDA que pueden crear circunstancias en las que la terminación del embarazo es más favorable a su continuidad.
La iglesia está trabajando de manera integral para limitar el número de abortos en los Estados Unidos y en todo el mundo, abordando la realidad económica de las personas, enfatizando en alternativas a su uso, y trabajando por la reducción de las razones médicas que conducen al aborto.
Como iglesia estamos llamados a cuidar los unos de otros. El aborto sigue siendo una cuestión problemática de hablar en nuestras iglesias y en la sociedad en general. Es un tema en el que están polarizadas todas las posiciones y cuando nos sentamos a debatirlo entonces nos enfocarnos en nuestras diferencias. Pero las aportaciones para buscar soluciones son mínimas o nulas.
Sin embargo, la Palabra de Dios nos llama a vivir de manera diferente. Dios nos llama a modelar el evangelio en nuestra vida. Nosotros somos llamados a vivir nuestra fe y escuchar a Dios. Por lo tanto, mientras diferimos en las opiniones, somos unificación en nuestra preocupación por la vida y en nuestro sentido de la llamada a amar y cuidar de nuestro mundo.
La decisión de interrumpir un embarazo nunca es fácil ni viene sin consecuencias. Como iglesia nosotros respondemos a estos retos, trabajando para minimizar el número de abortos y de ofrecer apoyo, compasión, y cuidado a aquellos que han tomado la decisión de interrumpir un embarazo. Todo nosotros somos pecadores, y participamos por desgracia, en la toma decisiones  que nos deja incómodos con nuestra fe.
Buscamos  edificarnos los unos a los otros y vivir juntos como una comunidad que valora la vida y trabaja para crear una sociedad donde todos gocen de la igualdad y donde todos seamos amados, tal y como somos los ojos de Dios.


El anterior ensayo es un resumen de las posiciones sobre el aborto en el seno de la Iglesia Presbiteriana de los Estados Unidos de America.

Para acceder al documento completo en relación con este tema, por favor, ver www.pcusa.org/acswp y buscar La Declaración sobre la post-viabilidad y tarde-término del aborto y el Informe del relator especial al comité de problemas del embarazo y aborto. Estos documentos pueden descargarse gratis.

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