lunes, 12 de agosto de 2013

La tarea inacabada.

La tarea inacabada es la de nuestra vida. Eso no es una novedad. Todos los sabemos. Llegará el día en el que nuestros ojos se cierren para siempre y nuestro cuerpo vuelva al polvo del que fue tomado. Entonces, todo se habrá acabado. Nuestra vida aquí en la tierra habrá quedado fijada para siempre, un recuerdo a olvidar. Antes de que pase una generación sólo seremos un nombre en un registro que nadie lee. Pero –y esta es nuestra esperanza- estaremos en la memoria y en la realidad de Dios.
Ahora bien, este momento final de la vida todavía no ha llegado y no tenemos ninguna prisa en que llegue. Estamos aquí y la tarea inacabada no es esperar el fin de la vida, sino perfeccionarla, sacarle todo el jugo posible, gozarla, hacerla plena y gozosa. Es vida de Dios y mientras El nos la dé, hemos de vivirla en el gozo y la libertad de los hijos de Dios.Esto no es siempre posible. La vida, la gozamos y la padecemos al mismo tiempo. Tiene luces y sombras, sonrisas y lágrimas. Cada uno de nosotros sube al tren de la vida en lugares diferentes y la vivimos de manera diferente. Unos tienen todas las comodidades de los pasajeros de primera y otros viajan agarrados a los estribos, a punto de caer. Aquí no valen leyes ni derechos. Las cosas con como son y no encontramos ninguna explicación a todo ello.
Pero, lo que Pablo nos dice en su carta a los Romanos capítulo5 es que, para el creyente, hay un ahora que está marcado por el amor de Cristo. Es un ahora en la debilidad y en el dolor, pero que está lleno de oportunidades. La vida es una tarea que nunca se acaba, un esfuerzo que nunca se ha de dar por inútil. Es la tarea de dar contenido y sentido a la vida. Pablo empieza con su realidad: la aflicción y la tribulación. Pero no las ve como cosas negativas, sino como oportunidades de crecimiento. E, incluso, puede encontrar en ello motivos de gloria. La tribulación lo fortalece en la paciencia, sabiendo que, pase lo que pase, la victoria final será suya. Y esta seguridad le da fuerzas, calidad de vida, para vivir la esperanza en plenitud. Es toda una tarea de formación de una persona en la que todo es aprovechable. Una tarea que incluye tratar de ayudar a los que comparten su vida a su alrededor. Todo un programa de acción.
La tarea inacabada es la de mi vida. Mientras estoy aquí, tanto si las cosas son fáciles como si son difíciles, tanto si mi esperanza de vida es corta o larga, he de continuar la tarea, he de perfeccionar la vida, he de luchar para hacerla llena y que sirva de ayuda y de bendición a los que viven junto a mi, aprovechando todos sus recursos. Y estoy seguro que, en el momento en que El me la pida y la tenga inacabada, El mismo la perfeccionará y le dará un final en plenitud.

Pastor Enric Capó

No hay comentarios:

Publicar un comentario