miércoles, 21 de septiembre de 2011

Nadie cruza un puente hasta que tiene la necesidad: del aislamiento a la soledad.

Tema 6
Taller sobre las emociones.

I. Introducción

1 Señor, escucha mi oración,
permite que mi grito llegue a ti
2 No escondas de mí tu rostro
cuando me encuentre angustiado;
dígnate escucharme!,
respóndeme pronto cuando te llame!
3 Pues mi vida se acaba como el humo,
mis huesos arden como brasas
4 mi corazón está decaído
como la hierba marchita;
ni aun deseos tengo de comer
5 La piel se me pega a los huesos
de tanto gemir.
6 Soy como una lechuzc del desierto,
como un búho entre las ruinas.
7 No duermo.
Soy como un pájaro solitario en el tejado
Salmo 102

La fe es como un puente que no sabemos si nos va a sostener sobre el abismo hasta que nos vemos obligado a cruzarlo. A veces para ver nuestra vida tenemos que subir a un lugar alto, a veces tenemos que correr un riesgo y hacer un viaje solos, a veces tenemos que cansarnos tras un largo camino y es entonces cuando nos vemos tal como Dios nos ve.

Vivimos en una sociedad donde se valora mucho el desarrollo y el crecimiento. Así que no nos alarmemos si un día Ud. se pregunta: ¿Dónde estoy como cristiano? Y es que Ud. a fin de cuentas es un ser social como cualquier hijo de vecino. Y es que a pesar de tantos años vividos entre la duda y la fe, he de reconocer que hay días que algunas preguntas, incertidumbres y vacilaciones de hace veinte años siguen agazapadas en algún rincón de mi vida. Nadie, y me incluyo a mi mismo, puede asegurar que cumplir años lo vuelve más espiritual o lo hace vivir sin dudas.

Es en medio de estos períodos de crisis, de crecimiento, de soledad, de compañías donde transcurre nuestra vida. Es precisamente en estas etapas donde podemos aprender y fortalecer nuestras ideas o decir quiero vivir esta fe o no quiero vivir esta fe.

II. Etapas del crecimiento

Para responder a la pregunta: ¿Dónde estoy como cristiano? antes he de enfrentar tres etapas o si lo quieres llamar de otro modo has de iniciar un proceso de búsqueda. La 1º Etapa tiene que ver con las relaciones con uno mismo. Y aquí tendremos que hablar sobre la soledad que vives, la negativa o la positiva. La 2º Etapa abarca las relaciones con los demás. Y aquí trataremos temas como la hostilidad y la hospitalidad. Y por último tenemos la 3º Etapa mi relación con Dios. Y aquí tendremos que hablar de la ilusión y la oración.

III. La soledad asfixiante

A medida que cumplo años estoy descubriendo algunas verdades: la soledad nos duele, pero a la vez deseo acoger la soledad del corazón. A medida que cumplo años me doy cuenta a veces con dolor de que me han herido mucho, pero también he de reconocer que he sido cuidado y limpiado cuando estaba abandonado en la cuneta.

No nos gusta estar solos. Preferimos que la soledad no este cerca de nosotros. Pero esta es una experiencia por la que todos pasamos alguna vez. Cuando alguien se burló de nosotros en la infancia, cuando eras elegido en último lugar para hacer un equipo, cuando tenías que adaptarte a las normas de un colegio donde no querías estar, cuando en la familia solo se hablaban de problemas económicos y nadie se daba cuenta que tu necesitabas apoyo, cuando en tu lugar de trabajo el ambiente te ahogaba, cuando te sentías como un extraño en medio de la iglesia. Son estas sensaciones las que te hacen decir un día: estoy solo. De eso se trata la soledad asfixiante.

En nuestra ciudad la soledad es una fuente de sufrimiento. Y cuando hablo de soledad no me refiero solo a las personas que vivimos solos, sino también a aquellos que conviviendo con otras personas se sienten solos. La mayoría de los clientes de sicólogos o clínicas de tratamiento se quejan de algo en común: la soledad. Niños, adolescentes, adultos y ancianos están cada día más expuestos al contagio de esta enfermedad nombrada como amarga soledad.

Las raíces de nuestra soledad son profundas y no se pueden cortar de la noche a la mañana. Se alimentan con la sospecha de que no hay nadie que nos quiera o se preocupe por nosotros. Se alimentan de los pequeños rechazos. Se alimenta de las oscuridades que a veces azotan nuestra vida.

IV. Preguntas

1. ¿Qué haces para eliminar la soledad?

2. ¿Qué piensas de la afirmación: A veces es mejor estar solo que mal acompañado?


V. Próximo tema:

Cuando nos movemos del desierto al jardín
Miércoles 28/9 6.00 pm

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