lunes, 30 de enero de 2012

La iglesia verdaderamente postmoderna.

Ser postmoderna, entonces, tiene muy poco que ver con las modas de hoy. Más bien, la iglesia postmoderna es genuinamente postmoderna, genuinamente cristiana, y como resultado, genuinamente enfocada en las misiones. La iglesia postmoderna es una comunidad de fe que ve el postmodernismo como un contexto en el cual el cristianismo bíblico puede florecer. Permite la sacudida de las fundaciones de nuestra sociedad para ocasionar que la gente escuche con gran seriedad al Espíritu hablando por medio de la Escritura mientras guía a la iglesia a redescubrir las dimensiones del evangelio que han sido olvidadas en la era moderna. Sobre todo, la iglesia postmoderna desea ser dirigida por el Espíritu para que pueda ser efectiva en el contexto en el cual Dios la ha puesto.

Cinco valores pertenecen al postmodernismo que la iglesia postmoderna considera seriamente en su búsqueda de personificar el cristianismo bíblico.

Primero, la iglesia postmoderna valora holismo y busca ministrar a la persona entera. A este fin, el salvar almas, una marca de contraste crucial para la iglesia evangélica en la era moderna, está unida con una preocupación genuina para la participación social. En lugar de enfocarse solamente en la razón y el aspecto cognitivo de la alabanza, enseñanza, y predicación, la iglesia postmoderna encuentra maneras de integrar a la persona entera. Reconoce que los aspectos racionales, emocionales, e intuitivos de una persona están entrelazados inseparablemente.

Segundo, la iglesia postmoderna valora la diversidad y la celebra de varias maneras. En lugar de atender a los gustos de un solo grupo, busca reflejar el multiculturalismo en su comunidad. Desea honrar una variedad de expresiones culturales. La iglesia postmoderna no es multicultural porque se esfuerza a ser postmoderna, sino porque se esfuerza a ser bíblica. Desea obtener el ideal bíblico de la iglesia. Este ideal es evidente en la gran visión al final del libro de Apocalipsis. En esta visión, una gran multitud de cada nación está adorando a Dios y trayendo los tesoros de las naciones a la Nueva Jerusalén. Al emular esa visión, la iglesia postmoderna busca ser una muestra de lo que Dios hará. El deseo de la iglesia de ser una gente multicultural es evidente en su vida comunal, alabanza, y liderazgo intergeneracional y multiétnico.

Valorar la diversidad también significa celebrar los dones y ministerios de los miembros y al mismo tiempo promover la unidad del cuerpo. La Trinidad modela este aspecto de la vida de la iglesia. El Dios que servimos es tres personas distintas y al mismo tiempo uno solo. En esta visión para la iglesia, los líderes son ejemplos, habilitadores, y visionarios para la comunidad. La iglesia disuade el liderazgo dictatorio que sofoca las ideas y participación de la gente. Además, reconocer la diversidad lleva a la iglesia a dejar la idea moderna que la congregación entera tiene que participar en cualquier programa preempaquetado que el pastor escoja. La iglesia tiene la libertad de permitir que el Espíritu obre en cualquier manera que Él desee para realizar la voluntad de Dios entre y mediante su pueblo.

Tercero, la iglesia postmoderna valora relaciones. Reconoce la verdad bíblica que las personas no son autosuficientes, sino que encuentran su identidad por medio de relaciones que honran a Dios. Valorar relaciones afecta la vida de la congregación. Disuade la tendencia de convertirse en un enclave eclesiástico — un barrio devoto — y anima el compañerismo con otras congregaciones y con la comunidad alrededor.

Cuarto, la iglesia postmoderna valora la espiritualidad. Reconoce que la meta de sus ministerios no es solamente comunicar el conocimiento, sino también infundir sabiduría. La sabiduría es la habilidad de aplicar el conocimiento genuino a las situaciones de la vida para promover una vida mejor. La iglesia postmoderna reconoce que su misión es facilitar un encuentro entre Dios y las personas que están buscando a Dios. La oportunidad más grande de ministerio que tiene con la sociedad contemporánea no se encuentra en su habilidad de proveer respuestas a las preguntas de la vida, sino en su disposición de ayudar a otros a descubrir y vivir la vida abundante que solamente Dios puede proporcionar.

Finalmente, la iglesia postmoderna genera comunidad.

Stanley J. Grenz

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