Una vez alguien me preguntó qué diferencia
había entre iglesia y secta. Le respondí así: la Iglesia predica a
Cristo, la secta a sí misma. La Iglesia proclama la obra redentora,
regeneradora y restauradora de Cristo, la secta hace hincapié en juicios
y condenaciones. La Iglesia centra su vida y la de sus miembros en lo
que Cristo ha hecho por la humanidad, la secta en lo que cada uno tiene
que hacer para que todos vean lo bueno
que es. La Iglesia recibe con los brazos abiertos a todos, la secta
selecciona a las personas y sólo acepta a quienes entran en su molde. La
Iglesia estudia las Escrituras para buscar en ellas a Cristo, la secta
sólo espera encontrar en la Biblia "nuevas revelaciones" a cual más
sensacionalista. La Iglesia vive el presente a partir de lo que Cristo
ha hecho en el pasado y con plena confianza en lo que hará en el futuro,
la secta se proyecta hacia un futuro horrible y apocalíptico del que
sólo ella saldrá viva. La Iglesia enseña principios de vida, la secta
normas que ella misma no cumple ni tiene la más mínima intención de
cumplir. La Iglesia se ve dirigida por el Espíritu de Dios que señala
indefectiblemente a Cristo, la secta busca a toda costa "líderes
espirituales", "profetas" y demás. La Iglesia tiene más que suficiente
con las Escrituras que le muestran a Cristo, la secta necesita nuevos
"escritos revelados e inspirados" en los que basar su doctrina. La
Iglesia va a lo esencial (el mensaje de Jesús), la secta se pierde en
mil y un detalles "bíblicos" que sólo desvían la atención de donde
debiera estar. No sigo por no cansar, pero desgraciadamente esto es
verdad.
Juan Mª Tellería
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